Los múltiples escándalos que se suceden en la trama de corrupción de Juan Carlos I están provocando que, poco a poco, la Fiscalía española encuentre más puntos en común con la investigación en paralelo que se está haciendo en Suiza sobre el emérito.
Las comisiones ilegales, la no declaración de impuestos, los testaferros y, en definitiva, todo el entramado, cada vez tiene más piezas que ligan entre ellas. La última sitúa a un empresario mexicano, reconocido por su teórica gran trayectoria en Goldman Sachs, en el centro de una corruptela que Juan Carlos prolongó incluso después de abdicar. El hombre en cuestión es Allen Sanginés-Krause.
La Fiscalía española investiga regalos sin declarar de este empresario al emérito valorados en más de 275.000 euros anuales. La pena, que también puede incluir la prisión, dependerá de si Juan Carlos los cobró en concepto de donación o no. Pero hay más.
A través de la Fundación Zagatka, donde el testaferro era Álvaro de Orleans-Borbón, primo del emérito, recibió el 9 de junio del 2009 un cheque de 4.689.930 dólares, unos 4,6 millones si hacemos la conversión actual, para asesorar supuestamente sobre el desarrollo urbanístico de un resort en la Riviera Maya. El primo lo justificó ante Credit Suisse en concepto de la venta de unos terrenos en Playa del Carmen, México, de la sociedad Huaribe SA, filial del Grupo OHL.
Villar Mir por el medio
La relación implica diferentes empresarios. Recordamos que el máximo accionista de la constructora OHL es el holding que posee Juan Miguel Villar Mir, uno de los empresarios históricos y galardonado con todos los reconocimientos por Juan Carlos cuando reinaba. Curiosamente, el resort que se denominó Mayakobá acabó vendiéndose.
Villar Mir se lo sacó de encima el año 2016 por un precio de 470 millones de euros y el comprador fue el mexicano Sanginés-Krause, el mismo empresario que pagaba los "regalos" a Juan Carlos I. A modo de ejemplo: tratamientos médicos, viajes con su amante Marta Gayà por todo el mundo, restaurantes o clases. De hecho, también se lo relaciona con la educación de la hija de la infanta Elena, Victoria Federica. Esta estudió al prestigioso colegio británico St Mary's School Ascot, el mismo donde cursaban las hijas del empresario mexicano.
En definitiva, el caso pone bajo sospecha esta operación y la compra de Sanginés-Krause. También hay que entender la asesoría del Rey en este tipo de operaciones y conecta casos judiciales abiertos en Suiza y en el Tribunal Supremo español. Además, la implicación de la mayoría de los miembros de la casa real es cada vez más evidente. También la de Felipe VI.