Después de un fin de semana de regatas en Sanxenxo, donde fue recibido con aplausos y ovaciones, Juan Carlos I ya está en La Zarzuela para reunirse con su hijo Felipe VI y su todavía mujer Sofía de Grecia (la semana pasada se cumplieron 60 años de su matrimonio, aunque también hace décadas que viven separados) y "otros miembros", según el comunicado oficial de la Casa del Rey, sin especificar cuáles. La gran incógnita es saber si se encontrará con su nuera, la reina Letizia y su nieta Sofía. Sea como sea, con los cuatro hace casi dos años que no se ven, ya que ellos, a diferencia de las infantas Elena y Cristina y sus hijos, no lo han ido a visitar a Abu Dabi, donde huyó en agosto de 2020 y no había vuelto al Estado hasta ahora, cuando la Fiscalía ha archivado todas las investigaciones sobre sus corruptelas. Este será seguro un encuentro más tenso que lo que ha vivido durante los últimos días en Galicia, alojado en casa de su amigo más fiel, Pedro Campos, y donde ha disfrutado de su principal afición, las regatas. Aunque algunos políticos, especialmente desde el independentismo y Podemos, han criticado su retorno impune, el PSOE se ha limitado a lamentar que no haya dado explicaciones y a dar su apoyo a Felipe VI, mientras que la derecha lo ha recibido con los brazos abiertos.
A su llegada a La Zarzuela, donde ha cambiado sus conjuntos más deportivos en Galicia por uno más formal, con traje y corbata, también lo han recibido unas pocas decenas de personas a gritos de "¡Viva el rey!" y ondeando banderas de España. Juan Carlos, como ya ha hecho durante estos días en Sanxenxo, ha bajado las ventanas del coche en el cual se ha desplazado desde el aeropuerto, para saludarlos con la mano y agradecerles los aplausos.
Un encuentro de todo menos privado
Hacía meses que se rumoreaba con el retorno de Juan Carlos I, que huyó del Estado, según su comunicado, para no perjudicar todavía más a su hijo Felipe VI, con una institución manchada por sus negocios. Después de meses de titulares sobre un retorno inminente del emérito, La Zarzuela accedió a que Juan Carlos volviera de visita y sin instalarse en el palacio, algo que él en un principio exigía. Así, se ha tenido que "conformar" con retornos cortos como el de este fin de semana, y que previsiblemente se repetirá en junio con una nueva jornada de regatas en Sanxenxo. Desde la Casa Real, que confirmaron el encuentro de hoy en un comunicado, esperaban un retorno mucho más discreto del emérito, pero la realidad ha sido exactamente la contraría: ha protagonizado titulares, comentarios, portadas... y se ha negado a dar explicaciones: "¿Explicaciones? ¿Explicaciones de qué?", preguntaba a los periodistas que se habían desplazado en masa a Galicia para documentar su retorno. Allí ha estado acompañado por su hija Elena y se ha abrazado con su nieto Pablo Urdangarin, después de irlo a ver a un partido del Barça de balonmano en Pontevedra. De discreto, su retorno no ha tenido nada y ha levantado todavía más expectación por el reencuentro con su hijo.
El palacio de La Zarzuela fue la residencia oficial del emérito durante más de 50 años, y allí se reencontrará con su mujer, la reina Sofía, aunque en un principio parecía que esta reunión no llegaría a producirse. Mientras ya se anunciaba el retorno de Juan Carlos, la institución comunicaba que Sofía se marchaba de viaje oficial a Miami. A pesar de los esfuerzos para no coincidir, finalmente este matrimonio roto se volverá a ver las caras después de casi dos años. El encuentro será intenso, pero también corto, ya que esta misma tarde el emérito pondrá rumbo de nuevo hacia los Emiratos Árabes, donde ya hace dos años estableció su residencia permanente. Ayer, preguntado por qué esperaba del reencuentro, respondió que "muchos abrazos".