"La justicia es igual para todos". Esta fue la frase estrella del discurso de Navidad del rey Juan Carlos en el año 2011, en pleno estallido del caso Urdangarin. Pero mientras el monarca sermoneaba sobre su yerno, justo dos días antes, el 22 de diciembre, el gestor de los fondos del monarca en la Fundación Lucum, Arturo Fasana, retiró desde la oficina del banco Mirabaud en Ginebra 360.000 francos suizos, 294.310 euros al cambio de aquel momento.
Así lo avanza este viernes Vozpópuli a partir del estudio de la documentación de la entidad panameña Lucum, que considera que Juan Carlos recibió ese dinero en algún momento de las vacaciones navideñas. En esa misma documentación, consta que unas semanas más tarde, el 17 de febrero de 2012, Fasana entregó al monarca otros 50.000 francos suizos junto con los movimientos bancarios de 2011 e inicios del 2012. La fecha de febrero, además, coincide con un viaje de Juan Carlos a Suiza para celebrar el décimo cumpleaños de Alexander zu Saynn Wittgenstein, hijo pequeño de Corinna Larsen.
En esa ocasión, además, Juan Carlos firmó el documento que le entregó Fasana, validando así los movimientos recientes en la cuenta de Lucum, algo que el citado medio interpreta como un interés del monarca de desprenderse de parte de los activos ante el cariz que estaba tomando el caso Urdangarin.
Donaciones a sus amigas
Entre los movimientos figuran la donación de un millón de euros a su amiga Marta Gayá para que tuviera "una vida decente" y tres adelantos a Larsen "a título gratuito" por un montante total de 1,9 millones de euros para la adquisición por parte de la empresaria de una mansión en Londres. También aparecen las ya mencionadas retiradas de efectivo de 360.000 francos suizos en diciembre de 2011 y de 50.000 en febrero de 2012.
El discurso navideño de Juan Carlos de 2011 se produjo tras el registro de las oficinas del Instituto Nóos unas semanas antes y con su yerno Iñaki Urdangarin en el punto de mira por negocios turbios, por los que actualmente se encuentra en prisión. Por todo ello, el monarca aseguró sentirse "enormemente" preocupado por la "desconfianza" que parecía "estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones", en clara referencia a la misma Casa Real.
Así, al tiempo que aseguraba que España es un "Estado de derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley" y sentenciaba que "la Justicia es igual para todos", Juan Carlos no tenía reparos en seguir haciendo sus componendas con dinero de origen tanto o más turbio que el que manejaba Urdangarin.