Los XXXIII Jocs Olímpics d'estiu de la era moderna se inauguraron este viernes oficialmente en París con una ceremonia inédita e innovadora que pasará a la historia por|para su singularidad -es la primera que se celebra fuera de un estadio- y que estuvo marcada por la lluvia y muchas luces y sombras. El fuego olímpico de París ya ilumina el mundo y el espectáculo deportivo mayor que existe, que monopolizará la atención hasta el próximo 11 de agosto (con permiso de las guerras, las próximas elecciones en los Estados Unidos y la actualidad política marcada por la crisis del PSOE o las negociaciones para la investidura de la presidencia en Catalunya) es el protagonista de las portadas de prácticamente todos los medios de todo el planeta. Pero no para el ABC. Los Juegos no existen para el diario madrileño. Ni una línea, ni una imagen. Ninguna referencia a su portada impresa de un 26 de julio del 2024 que pasará a la historia por la inauguración de la cita olímpica.
El PP, también protagonista
El ABC ha preferido mirarse el ombligo y victimizar al PP. El único tema de su portada impresa es la expulsión de la delegación del partido popular, encabezado por González Pons, que viajó a Venezuela con motivo de las elecciones de este domingo: "Maduro expulsa en la delegación del PP invitada por la oposición y si deja entrar en Zapatero", se lee al título a cinco columnas y tres líneas de la monográfica portada del diario conservador. El grupo encabezado por Esteban González Pons, y en lo que también figura Cayetana Álvarez de Toledo y Miguel Tellado, fue deportado de Caracas, destaca el ABC, que ilustra la portada con una fotografía del grupo de parlamentarios del PP retenidos en el aeropuerto venezolano. El grupo viajó sin permiso, dice que "Exteriores asegura que informó en el PP de que no podrían entrar" en el país, pero el rotativo lo que destaca es que el expresidente Rodríguez Zapatero "asistió impasible" a la retención de los parlamentarios populares". Los populares responsabilizan en el gobierno socialista de este asunto, como deja claro el portavoz Miguel Tellado, que afirma que "es inadmisible que Zapatero sea cómplice de este atropello democrático". Una nueva excusa para poner el dedo en el ojo del Gobierno, lo que deben considerar que para sus lectores es mucho más importante que cualquier acontecimiento global.
Sabotaje y lluvia, los imponderables
Pero volviendo a la normalidad de las portadas, y al verdadero tema estrella, la mayoría de diarios poca el acento en las luces por encima de las sombras. Porque la ceremonia rompedora tenía que ser el espectáculo más importante de la historia, según los organizadores, pero no dejó a nadie indiferente y no contentó a todo el mundo, porque la emoción no apareció hasta el tramo final. París quería ser diferente, pasar a la historia para hacer una ceremonia única, que nunca se había hecho antes, pero que implicaba unos riesgos y una complejidad logística mayúscula, con un dispositivo de seguridad formado por 50.000 agentes, soldados y seguridad privada, pero que no estaba exento de imponderables imposibles de controlar del todo, como quedó patente con el sabotaje masivo de la red ferroviaria de alta velocidad francesa. París empezó siendo noticia a escala global por culpa de este ataque coordinado que deja muchas dudas de lo que puede llegar a pasar en las próximas dos semanas. Y otro de los elementos imposible de controlar fue la lluvia, que estuvo presente prácticamente en las cuatro horas de duración de la ceremonia, y que fue una de las protagonistas, junto con el Sena, la Torre Eiffel, Rafa Nadal, o el pebetero aéreo que se reparten el protagonismo de la imagen de las portadas. Así, El País, La Razón, El Periódico o el Ara, apuestan por una fotografía del espectáculo de luces y colores que acogió el gran icono de la ciudad; La Vanguardia ha escogido una imagen coral donde se puede ver el Sena con uno de los barcos, los espectadores y la Torre Eiffel en el fondo, mientras El Mundo, como no podía ser de otra manera, apuesta por Rafa Nadal y Zinedine Zidane.
Final apoteósico
En los espectáculos tradicionales, los atletas olímpicos habían sido los grandes protagonistas, pero en París, lo fue, además de la lluvia, el río que atraviesa el corazón| de la Ciudad de la Luz, el Sena. El desfile de las embarcaciones de diferentes esloras que transportaban a los deportistas no dio el resultado esperado. La singularidad de la procesión a lo largo de los seis kilómetros que separaban el puerto de Austerlitz de Trocadéro, no permitía a la realización focalizar la atención en los deportistas, apiñados, y que tuvieron que soportar la lluvia persistente, igual que los más de 300.000 espectadores que, algunos casos, pagaron hasta 2.000 euros para una entrada al lado del Sena. Buena parte de la ceremonia fue un recorrido turístico por los lugares más emblemáticos de una ciudad mágica, con espectáculos musicales y audiovisuales (más pensados para la retransmisión televisiva) que querían poner de relieve la historia y la cultura francesa, y lo que hace de París una ciudad diferente. Pero la ceremonia no convenció hasta llegar a la última media hora, cuando la llama olímpica llegó a Trocadéro y aparecieron Zinedine Zidane, que pasó el testigo de la antorcha a Rafa Nadal, a un deportista español con una vinculación con París indiscutible gracias a sus 14 títulos de Roland Garros. A partir de este momento, con el espectáculo calidoscopio en la Torre Eiffel, la aparición de deportistas legendarios como Carl Lewis, Serena Williams, Nadia Comăneci; iconos del deporte francés como Amélie Mauresmo, Tony Parker o los relevistas que encendieron al pebetero en el jardín de las Tullerías, el atleta Marie Jose Perec y el judoca Teddy Riner, el corazón de los televidentes se fue acelerando, hasta que llegó el final apoteósico más emotivo, con una Céline Dion alejada durante cuatro años de los escenarios por culpa de una enfermedad neurológica cantante el Hymne en el amour de Édith Piaf en la balconada de la monumental torre. Por fin, la carne de gallina.
