El juicio por los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto del 2020 ha entrado en los episodios más desconocidos, y al mismo tiempo, más surrealistas de los días previos a los ataques.

Hoy, en la octava sesión, han declarado miembros del personal del casino Las Vegas de Salou que vieron a todos los terroristas de la célula la misma semana de los ataques.

Habían frecuentado el casino otras veces. Calculan, si no les falla la memoria, que habían ido entre 3 y 4 veces las semanas previas a los ataques. Jugaban a la ruleta con "actitud xulesca", ha dicho una de las testigos, que ha asegurado que la misma semana de los atentados protagonizaron un conflicto en el casino. Una muestra de que no pasaban desapercibidos ni lo intentaban siquiera.

Según uno de los testigos, que trabaja en el control de acceso del Casino "jugando a la ruleta crearon un conflicto". El mismo testigo se enfrentó a ellos porque estaban increpando a su compañera. "Uno llevaba un cuchillo en el culo", ha explicado. Se lo quitó, a pesar de la resistencia del terrorista.

 

La identificación de Saïd Aalla

También ha declarado hoy el policía local de Canovelles a quien le saltaron las alarmas cuando trataba de identificar al propietario de un documento de identificación personal que estaba en objetos perdidos de la comisaría. Era el DNI de Saïd Aalla.

 

La sesión de hoy ha sido la más corta de las que se han hecho hasta ahora en el juicio. Ha durado una hora y se ha centrado en acreditar la pertenencia a la célula de los 3 acusados, Mohamed Houli, Driss Oukabir y Saïd Ben Iazza.

Son el superviviente de la explosión en el chalet de Alcanar, quien alquiló, presuntamente, la furgoneta utilizada en la Rambla y quien, según las acusaciones, supuestamente prestó su documentación y su furgoneta isotérmica para comprar y transportar precursores de explosivos.

Para los dos primeros la Fiscalía pide 41 y 36 años de prisión, respectivamente, por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de sustancias explosivas y conspiración para el delito de estragos terroristas. Y para el tercero, 8 años de prisión por colaboración con la célula.

No se les juzga por asesinato porque a ninguno de ellos se le ha procesado como responsable de las muertes y de los heridos, pero el tribunal dejó la puerta abierta a que las partes lo plantearan en sus escritos.