Un amigo de uno de los acusados Driss Oukabir, ha explicado que el segundo principal acusado le había enseñado varias veces vídeos de decapitaciones. A la sesión de este jueves al juicio del 17-A en la Audiencia Nacional, el testigo ha afirmado que de eso hará unos diez años y que Driss Oukabir decía: "Es muy fuerte eso, es muy fuerte. Y reía".
El segundo principal acusado "decía las cosas y después retrocedía" según el testigo. "Como si nos animara a hacer las cosas y después él se quedaba al margen", ha dicho. El testigo ha explicado que quedaba con Driss Oukabir "para fumar", en que eran "conocidos" y que los meses previos al atentado no encontraban nunca momentos para verse. Driss Oukabir le decía por teléfono que estaba "ajetreado".
Este jueves también ha testificado Martina Sacchi, pareja de una de las víctimas mortales en la Rambla, Bruno Gulotta, de nacionalidad italiana. Sacchi, acusación particular al juicio, ha explicado que no ha sido reconocida como víctima del terrorismo y que no se le explicaron sus derechos. Sí que ha recibido una indemnización de 250.000 euros por la muerte de su pareja por parte del Estado español, a repartir con sus dos hijos menores de edad.
Sacchi ha explicado que tienen secuelas psicológicas. A ella, por ejemplo, "le molestan las ambulancias". Su hijo, que vio morir a su padre con cuatro años, "es consciente de lo que vio" y, desde entonces, tiene "odio a los musulmanes". Durante un tiempo participaron en sesiones de psicoterapia que presta el Estado italiano. Gulotta fue atropellado por la furgoneta cuando paseaba con la familia por la Rambla el 17 de agosto del 2017.
Sacchi también tuvo lesiones en el cuello y en las manos, que se resolvieron en dos semanas. El presidente del tribunal, Félix Alfonso Guevara, ha concretado que en el certificado médico no especificó que la caída que provocó las lesiones fue provocada por el atentado en la Rambla.
Intento de alquilar vehículos "robustos"
Una trabajadora de una empresa de alquiler de vehículos entre particulares, Maria Dolores S., ha explicado una llamada de uno de los miembros de la célula de Ripoll varios días antes de los atentados. Quería alquilar tres vehículos que fueran "grandes" y "robustos y resistentes", a que no se llegaron a alquilar. A la testigo le llamó la atención que su interlocutor preguntara "si había algún problema en que no fueran españoles" y recuerda que "hablaba catalán perfectamente". Ella respondió que no había ningún problema.
Problemas técnicos
La sesión de este jueves ha sido marcada por los problemas técnicos con las conexiones por videoconferencia de algunos testigos, que han hecho que se alargaran y ha impedido que el interrogatorio fuera fluido. Ha sido el caso de la declaración de un testigo, Miguel D., un trabajador de un bar de Cambrils que sitúa Driss Oukabir en el local "entre cuatro días y una semana" antes del atentado. Estaba con "unos cinco más". "Posiblemente es uno de los que estuvo allí en el bar", ha dicho. Los vio "varias veces" y tenían una actitud "tranquila".
A esta sesión, en la cual está programado el inicio de las pruebas periciales, han declarado testigos que no pudieron testificar los días en qué estaba previsto. El presidente del tribunal, Félix Alfonso Guevara, ha pedido en acusaciones, fiscalía y defensas que hicieran preguntas concretas debido a estas dificultades de conexión. Otra testigo, Sandra D., ha explicado que vio el imán Abdelbaki Es-Satty a un negocio de alimentación en Sant Carles de la Ràpita un viernes de finales de julio.
También ha testificado un hombre que estaba a la urbanización de Alcanar en agosto del 2017, Daniel K., que vio a tres hombres llegar el día 16 a la casa que explotó con un vehículo blanco, un Peugeot. Uno de ellos era más mayor que los otros dos y reconoció Abdelbaki Es-Satty.
Un hombre que tiene una casa a la urbanización de Alcanar, Yvan R., ha explicado que su chalet sufrió daños que le han costado 25.000 euros, pero que sólo se le ha indemnizado con 11.000. Explica que sólo vio los miembros de la célula terrorista cargando bombonas de butano, pero que desde la calle no se veía el interior de la casa que explotó.