El juicio del president de la Generalitat, Quim Torra, por desobediencia ha transcurrido esta mañana a una velocidad de vértigo hasta situarse en la recta final que se verá esta tarde, a las 16 horas, con los informes finales y el último turno de palabra. Uno tras el otro han ido cayendo los testigos de lo que se ha convertido en el primer juicio contra un president en ejercicio y para el cual se reclama una condena de inhabilitación.
El juicio, después de las cuestiones previas que se han ventilado entre las 9 de la mañana y las 10.20 h, ha empezado con la declaración de Torra que ha explicado, como ya había anunciado, que desobedeció para defender los derechos y libertades de sus conciudadanos. Sentados con el president estaban en la sala, su esposa Carola Miró y su hijo Guillem.
No hay nadie del Govern, porque el TSJC no ha reservado ningún espacio para el ejecutivo ni el Parlament, más allá de los cuatro asientos que le corresponden al president, como acusado. El vicepresidente del Parlament, Josep Costa, ha ocupado una de estas sillas. El TSJC argumenta que cualquier persona puede entrar en la sala como público. De hecho, esta mañana la sala estaba vacía.
Durante la declaración el abogado Gonzalo Boye ha reclamado al presidente de la sala, Jesús María Barrientos, que trata a Torra de "señor", que le otorgue el reconocimiento de los honores correspondientes a la dignidad del cargo. El presidente de la sala ni se ha inmutado.
Acto seguido, ha llegado el turno de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Han declarado cuatro. Todos ellos sin que se mostrara su rostro a través de la señal de vídeo. A partir de aquí han empezado las desestimaciones de la declaración de agentes. La fiscalía y la acusación particular han renunciado al resto de los convocados.
La defensa ha hecho evidente que los policías no habían aportado los originales de las fotografías incluidas como pruebas en el sumario, por lo cual se habría roto la cadena de custodia. Asimismo, Boye ha denunciado que se ha declarado bajo juramento que habían hecho fotografías de la Conselleria de Governació i Relacions Institucionals, cuando este departamento no existe.
A las 13 horas se ha hecho un receso, después del cual ha declarado el comisario jefe de los Mossos, Miquel Esquius, que ha asegurado que no hubo desobediencia.
Esquius se ha convertido, inesperadamente, en el último testigo que ha comparecido: el conseller Miquel Buch se ha excusado por enfermedad, mientras que las partes han renunciado a los testimonios de la de delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, el portavoz de Cs, Carlos Carrizosa, la exconsellera Elsa Artadi, el síndic de greuges, Rafael Ribó.
La prueba documental ha consistido en visionar el vídeo de una rueda de prensa de Elsa Artadi donde explicaba que la decisión de no retirar los lazos era del president y no del Govern, aunque los miembros del Consell Executiu se le habían mostrado a favor.
Se ha renunciado a la lectura del resto de documentos porque ya se da por conocido su contenido.
A la una y media, las partes ya habían elevado las conclusiones a definitivas y el presidente de la sala ha levantado la sesión hasta las 4 de la tarde, cuando se procederá a los informes finales y en el último turno de palabra. Y el primer juicio contra un president de la Generalitat en activo quedará visto por sentencia.