Jelle Klaas (Amsterdam, 1980) es abogado y director de litigios de la sección holandesa de la Comisión Internacional de Juristas (conocida en su país como "Comité Holandés de Derechos Humanos"). Esta semana ha estado en el Tribunal Supremo, en Madrid, donde ha tenido que hacer cola como público para poder hacer de observador internacional del juicio al procés. Pero ha conseguido presenciarlo y, aunque subraya que es una visión preliminar, se marcha "preocupado" de la sala de vistas.
¿Qué es la Comisión Internacional de Juristas?
Es una organización internacional con sede en Ginebra y ramas en muchos países de todo el mundo. Está integrada por abogados y juristas y su misión es promover los derechos humanos. En Holanda nos llaman el "Comité Holandés de Derechos Humanos".
¿Por qué se ha involucrado en el juicio del 1-O?
Me pidieron venir como observador legal internacional, porque soy un abogado de derechos humanos y nuestra organización trabaja en el derecho a la protesta en Holanda. Tenemos experiencia y pericia sobre los derechos humanos de protesta y vinculados, como la libertad de expresión o de reunión.
¿Estaba preocupado sobre la situación de estos derechos a España?
Había leído mucho sobre el caso y estaba muy preocupado. Cuando me lo pidieron, estaba muy satisfecho de poder venir a Madrid a investigarlo.
¿Vio las imágenes del 1-O?
Sí. Y cualquiera que vio aquellas imágenes quedó impactado. Incluso esta semana el expresidente Rajoy dijo en su declaración que no le habían gustado.
¿Es normal que los observadores tengan que entrar como el público general?
Es la primera vez que me pasa. He sido observador de juicios en Holanda, y no me dan una plaza especial, pero tampoco soy tratado como el público normal. Y en este caso, hay mucha gente que quiere seguir el juicio, que lo complica todavía más. Seguramente hay peores cosas en el mundo, pero habría sido lógico reservarnos unos asientos.
Incluso si tienes una opinión que es inconstitucional, o que es percibida así, tienes derecho a manifestarse
¿Tiene alguna explicación sobre este hecho?
Por lo que sé, el tribunal dijo que no era necesaria la presencia de observadores internacionales porque era televisado. No es lo mismo, pero lo más importante es poder ver qué pasa, qué preguntas se hacen, cómo son tratados los acusados. No costaba nada reservar un espacio para observadores internacionales.
¿Y qué ha visto dentro de la sala?
Muchas cosas. Ha sido muy, muy interesante. He visto la declaración de algunos acusados. Me he centrado especialmente en Jordi Cuixart. Y también dos días de interrogatorios a testigos. Ha sido muy largo, a veces muy técnico, pero también muy interesante. Hay mucho a decir sobre este proceso y sobre el choque de derechos humanos, de lo que la gente quiere y los derechos constitucionales.
¿Y a qué conclusiones ha llegado?
Me he centrado exclusivamente en derechos humanos. Todavía estoy escribiendo mi informe, pero me ha preocupado mucho lo que he visto. Incluso si tienes una opinión que es inconstitucional, o que es percibida así, tienes derecho a manifestarse. Me preocupó especialmente el caso de la fiscalía, que piensa que, porque el referéndum era inconstitucional según ellos, tuitear sobre él, organizar una protesta o la desobediencia civil pacífica también es inconstitucional.
¿Cómo ha visto el papel de la fiscalía, pues?
Hasta ahora, veo graves problemas de derechos humanos en la acusación, que se han visto reflejados en sus interrogatorios. Creo que no comprenden plenamente el derecho a la protesta. Y no tenemos que olvidar que hace más de un año que están en la cárcel y que, para Jordi Cuixart, piden 17 años de prisión. Eso es mucho, mucho, mucho tiempo para unas manifestaciones.
¿La prisión preventiva está dañando el derecho a la defensa?
No necesariamente. Las defensas tienen posibilidades de contacto con sus clientes. Pero sí que creo que tiene un efecto muy escalofriante sobre la gente que quiere manifestarse. Hay que ser muy, muy, muy reticente a utilizar el Código Penal y la prisión y la policía cuando te enfrentas a gente con una opinión diferente que quiere manifestarse.
¿Cree que la rebelión se está probando durante los interrogatorios?
Por lo que tengo entendido, la violencia es un elemento necesario de la rebelión. En este caso, no tiene ni pies ni cabeza y ahora mismo no me imagino cómo lo pueden probar. He escuchado a la fiscalía hablar de agentes de la policía heridos, de coches destruidos y de un edificio bloqueado. Tengo serias dudas de que sea la violencia que reclama la rebelión. Y también tengo serias dudas que se les pueda atribuir a ellos.
¿Están teniendo un juicio justo?
El juicio por si mismo está pareciendo relativamente correcto. Los abogados pueden hacer todas las preguntas, los acusados pueden explicar casi todo lo que quieren sobre los hechos... Pero hay otras cuestiones serias. Por una parte, que se esté celebrando en Madrid. Pero también que lleven tanto tiempo en prisión cautelar. Creo que todo el mundo se cuestionará si es un juicio político o no.
La "violencia" no tiene ni pies ni cabeza y ahora mismo no me imagino cómo pueden probar la rebelión.
¿Y usted lo cree?
Todavía no lo sé. Lo que sí que sé es que es una cuestión política, que es la base de mucho de los problemas. E insisto: no se tendría que utilizar el Código Penal para resolver problemas como estos.
¿Ahora mismo hay razones para ir a Estrasburgo, como ha hecho Carme Forcadell esta semana?
Pienso que es muy lógico ir a Estrasburgo. Pero primero miremos qué dirá el tribunal. Si los libera a todos, entonces no será necesario ir.
¿Cómo sería resuelto un conflicto como este en Holanda?
Es una pregunta complicada, porque en nuestro país el derecho a protesta también está bajo presión. Pero 17 años es muchísimo. No he visto nunca en Holanda que se haya pedido una condena tan extrema. Tampoco he visto manifestaciones tan grandes ni problemas políticos como este. Sinceramente, espero que sea resuelto de otra manera. Pero no estoy seguro...
¿Recuerda algún caso similar?
Mi experiencia es sobre todo en Holanda, y soy incapaz de recordar ningún caso así.