"El fiscal busca la violencia", dice El Periódico en su portada. Es el mejor titular del día —quizás de la semana y ya veremos si de todo el juicio. Es el mejor tanto por lo que dice como por lo que calla. Porque si la busca es que no la ha encontrado y si no la ha encontrado, diecisiete meses después, ¿qué hay que pensar? Mira que si no la hubo...
Este es el punto donde los diarios quieren y no pueden, a pesar de ser la madre del cordero de la acusación de rebelión. El escrito de la fiscalía tiene detrás diecisiete meses de registros, interrogatorios, informes policiales, autos, euroórdenes, instrucción, sumario. Diecisiete meses de Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil, Juzgado de Instrucción 13, Abogacía del Estado, Audiencia Nacional y Tribunal Supremo. Diecisiete meses de prisiones y exilios, fianzas, traslados... y diez días de declaraciones de los acusados. El fiscal, sin embargo, todavía "busca la violencia". El Periódico ha hecho la mitad del titular. Los restantes diarios, ni eso. El País, este miércoles, titulaba su crónica principal así: "La fiscalía se enreda". A buen, pocas.
De momento, la única violencia que ha encontrado el tribunal está en el vídeo ("sólo son unos 15 o 20 segundos, señor presidente") que el abogado Jordi Pina ha querido proyectar en la sala del Supremo: un policía español salta sobre un grupo de personas caídas en las escaleras del IES Pau Claris de Barcelona. Otros agentes apalean al resto. Se escuchan gritos de miedo y dolor de la gente. El fiscal buscaba la violencia y se la ha encontrado delante de sus narices. Le han arrojado un gato a la cara.
Ha sido uno de los momentazos de la vista. La fiscalía había empleado horas y horas en hacer ver que la devastación de los coches de la Guardia Civil era el mismo mal fin que esperaba a la comitiva judicial que había registrado el Departament d'Economia el 20-S. No les pasó nada y al acusador le ha salido el tiro por la culata. Si es violencia devastar entre dos y siete coches de la Guardia Civil —diecisiete meses después todavía se desconoce la cifra exacta—, ¿cómo calificar la escena del IES Pau Claris? Es decir, cuál de las dos escenas es la de violencia, ¿la de los coches o la de la escuela?
La huelga como excusa
La impresión que dan las portadas de este viernes —salvo las de Ara y El Punt Avui— es que la huelga general les sirve de pretexto para escurrir el bulto, un día más, y no afrontar la realidad del juicio. Las acusaciones, que ya se enredaron a la hora de probar la malversación, se enredaron ayer de nuevo para probar la rebelión. Los diarios que han contribuido a fabricar el relato de la violencia del 20-S y el 1-O se encuentran ahora con que la fiscalía no sabe confirmar su historia en sede judicial. Se han quedado colgados de la brocha. Diecisiete meses de trolas y mistificaciones para nada.
No es sólo la fiscalía del Estado la que queda a la altura del betún. También la "fiscalía mediática", como la ha bautizado Àlex Gutiérrez. Cada día que pasa, el juicio al procés es también el juicio a los que fabricaron el relato de violencia que la fiscalía no consigue probar. Y eso no lo tapan los titulares sobre "una huelga de mínimos" o "de seguimiento escaso", ni "la huelga de Torra", ni la cumbre vaticana sobre la pederastia, ni la "protección a los hipotecados", ni las maniobras de Casado. El juicio al procés seguirá el lunes que viene a las nueve y media de la mañana y hasta mayo, un día tras otro. El juicio a la fiscalía mediática también.