El presidente de la sala que juzga el procés, Manuel Marchena, ha conseguido desconcertar por igual a todas las partes esta mañana en la primera jornada de pruebas documentales en el Supremo. Después de fijar las reglas que regirán esta fase del juicio del procés, las partes tenían que exponer las pruebas que mantienen para someterlas a la consideración del tribunal y las que descartan así como las que quieren impugnar.

La fiscal Consuelo Madrigal ha protagonizado una farragosa enumeración de las pruebas, pero sin entrar en excesivos detalles, lo cual ha permitido cerrar la lista con cierta agilidad, por así decirlo. Con todo, Xavier Melero, abogado de Joaquim Forn, se ha interesado en si las pruebas que no enumeraba la fiscal era porque renunciaba a ellas. "No estoy entendiendo el trámite", ha apuntado en una primera señal de alarma del embrollo que se estaba avecinando.

Marchena ha dejado claro que lo que enumeraba la fiscal era lo que "ha ser incorporado a la apreciación probatoria". Sin embargo, cuando Madrigal ha preguntado al juez hasta qué punto tenía que concretar, este ha replicado que no podía "especificar al fiscal lo que tiene que hacer".

El enredo ya se intuía pero se ha desbordado cuando ha llegado el turno de la abogada del Estado, Rosa María Seoane, que para evitar una lectura como la que acababa de protagonizar Madrigal se ha remitido al informe de 90 páginas que habían presentado. Ante la perplejidad de Seoane, el presidente de la sala ha reclamado que enumerara las pruebas al igual que había hecho la fiscal.

"De lo que se trata aquí es de practicar la prueba documental. Tiene que iniciar usted una enumeración en la línea de lo que ha hecho el ministerio fiscal", ha insistido Marchena ante la insistencia de la abogada del Estado en el sentido que tenía 90 páginas de pruebas. "Eso son todos los documentos", ha advertido Seoane. "Eso es lo que la sala escuchará", ha concluido Marchena.

Y aquí ha empezado la lectura, una a una de todas las pruebas, mails, artículos periodísticos, tuits... con su correspondiente localización en el sumario. Marchena ha aguantado estoicamente la situación que él mismo había provocado. Pero las caras de perplejidad y aburrimiento entre las partes y el mismo tribunal se combinaban con bostezos, mientras entre el público había quien optaba por leer el periódico.

A las 12 del mediodía, cuando el presidente de la sala ha levantado la sesión en el primer receso, la abogada del Estado llevaba más de una hora leyendo su listado y todavía iba por la página 28 de los 90 folios. La pausa en de la mañana ha servido para que tanto los letrados de las defensas como las abogadas del Estado mostraran su sorpresa sobre la organización del trámite que amenazaba en convertirse en eterno.

Cuando se ha reanudado la sesión, sin embargo, Melero ha salido al rescate de Marchena. El abogado de Forn ha pedido la palabra para asegurar que se daba por "instruido" sobre las pruebas, y el resto de abogados se han añadido con entusiasmo. Las partes han podido entrar a concretar las pruebas que impugnan. La situación ha mejorado, aunque la espesor del trámite continua.