Había un "muro infranqueable". Así ha empezado el relato con un cierto tono dramático uno de los guardias civiles que ha declarado esta tarde para cerrar la semana en el Tribunal Supremo.
Es uno de los agentes que el 1-O se abrió paso entre la multitud en un colegio de Sant Andreu de la Barca. Nos estaban grabando y decían, todos callados: 'No digáis nada'", ha empezado. El agente cuantifica en unas 300 personas las que estaban ante el punto de votación.
"Cuando llegamos al punto de votación, no encontramos urnas. Sólo encontramos sobres y papeletas", ha explicado después de hacer un relato dramático, con voz compungida de cómo se tuvieron que abrir paso entre la masa: "Se me ha quedado cómo me miraban. No sé si es por desprecio o por odio, pero a mí nunca para hacer mi trabajo me habían escupido".
Y ha sentenciado: "Aquel día se cometieron muchos delitos. A mí me insultaron".
Pero después, a preguntas de Jordi Pina, ha admitido que no recibió ninguna agresión de ningún ciudadano y que pudo entrar y salir con el material sin problemas y que ningún manifestante intentó cogerle nada.
El relato llega después de un día donde prácticamente todos los testigos han coincidido con la misma expresión: "cara de odio". Si ayer la máxima era que la rebelión se hizo sentándose en el suelo y cogiéndose de los brazos, hoy el relato de la violencia se ha basado en insultos, lanzamientos de claveles y escupitajos.
También ha declarado uno de los guardias civiles que actuaron el 1-O en Sant Joan de Vilatorrada. Según el agente, los Mossos los espiaban: "A las 6 de la mañana en el polígono Bufalvent fuimos identificados por una dotación de los Mossos y en el itinerario hay personas en vehículos aparcados estratégicamente".
Sobre la entrada en el colegio entre la masa, ha relatado que "los empujaban con patadas y golpes" y que él acabó con un rasguño y algún golpe, que no denunció, se ha apresurado a aclarar. Con todo, ha explicado que le dijo a un compañero suyo: "De aquí no saldremos".
Y ha asegurado: "Durante el 1-O no vi agentes de la Guardia Civil agrediendo a concentrados". También ha negado, a preguntas de Jordi Pina, que la gente estuviera sentada en el suelo, con los brazos alzados gritando "somos gente de paz".