"También intentaron quitarle un arma a un agente y dieron una patada a la cabeza de otro agente". Así lo ha relatado el mando de la Guardia Civil, TIP P96540Q, que participó en los dispositivos del 1-O.
"La resistencia pasiva derivaba a activa", ha relatado. "En algunos de los puntos que entrábamos había gente colocada estratégicamente en la localidad y utilizaba el teléfono para informar de la llegada de los agentes", ha añadido.
"Cuando entrábamos, o no había nadie o las urnas se habían escondido", ha explicado añadiendo que había tractores y balas de paja para impedir el paso de la Guardia Civil.
Fuimos increpados y grabados por los manifestantes
El Guardia Civil ha ido describiendo diferentes escenas con las que se encontró en los diferentes pueblos donde intervino. "En Castellbisbal hubo otro intento de atropello a dos agentes de la Guardia Civil", "en Sant Joan de Vilatorrada se produjeron lanzamientos de sillas", "en Sant Esteve de Sesrovires se produjo un intento de atropello a un agente", "en Fonollosa había tractores y balas de paja haciendo de barricadas" y ha añadido que "en Sant Cebrià de Vallalta un mosso increpó a un agente". Pero, a preguntas de Andreu Van den Eynde, ha admitido que no estuvo en ninguno de estos lugares.
De hecho, sobre el dispositivo de Mossos ha dicho que "había presencia mínima de los Mossos, pasividad y falta de colaboración".
Y ha vuelto a recuperar el relato de que los Mossos estaban al servicio del Govern de la Generalitat: "Algunos mossos dijeron que no reconocían ni al TSJC ni a la Guardia Civil, sólo al major Trapero".
Nos llamaban 'fascistas' e 'hijos de puta'
"La hostilidad a lo largo del día iba aumentando", ha insistido el guardia civil, que ha detallado que todas las operaciones provocaban "un desgaste del personal". "Se hacían pasillos de seguridad removiendo y apartando a la gente para poder entrar en los centros de votación". Así ha definido las cargas policiales el mando a preguntas de Jordi Pina. Según el agente, cuando llegaban se decía que se tenía que entrar en el punto de votación y se intentaba mediar. "Yo confío en mi gente", ha dicho a Van den Eynde cuando le ha preguntado si lo hicieron en todas partes.
También ha destacado que en Sant Cebrià de Vallalta había niños en las ventanas y abuelos. Lo que sí que ha negado a preguntas de Vox es que se utilizaran "técnicas de guerrilla urbana".
A preguntas de Xavier Melero, el agente ha explicado que no les dieron en ningún momento la orden íntegra del TSJC, sino la parte dispositiva y que sólo se les dijo que actuaran con proporcionalidad. También ha admitido que nadie les dijo que antes de actuar se tenían que comunicar con los Mossos d'Esquadra.
El registro en Unipost
Este mismo agente han explicado también cómo fue el registro en Unipost donde intervinieron las notificaciones de los miembros de las mesas.
El guardia civil con TIP P96540Q ha dicho: "Una llamada anónima nos indicó que en Unipost podría haber material almacenado para el referéndum". Jordi Pina, aquí, le ha preguntado si sabía que había dos investigaciones en marcha en el juzgado de instrucción 13 y en el TSJC para no pedir orden judicial ni comunicar a los jueces la llamada antes de ir directamente.
"Los agentes vieron enseguida sobres con el logotipo de la Generalitat", ha concretado.
El agente ha explicado que hizo falta la intervención de los Mossos para que la comitiva policial pudiera acceder a la sede de Unipost para hacer el registro de la tarde en el que se intervinieron 43.429 sobres: "Los Mossos desalojaron a los concentrados y pudimos entrar en la sede de Unipost".
Las facturas de Unipost
Esta mañana, otro agente, el N29100C, ha explicado que la policía detecta hasta cinco facturas valoradas en 900.000 euros. El agente explica cómo se pide a la interventora que dé cuenta pero no aparecen en el sistema electrónico de pago de la Generalitat.
Y después de todo el relato y las protestas de los abogados, la pregunta: "¿Se pagaron estas facturas?", a lo cual el testigo ha dicho: "No se pagaron".
"Estas facturas se intentaron cobrar, pero el mismo sistema las rechazó", ha detallado, añadiendo que "la segunda factura que se intentó cobrar la rechazó un operario de Treball".
Durante todo el interrogatorio se ha referido a las entradas con "inspección" y ha evitado decir que eran registros. De hecho, lo ha diferenciado a preguntas de Jordi Pina. Y es que en las entradas en Unipost en Terrassa no había orden judicial.