Los votantes del 1-O han continuado desfilando a lo largo de este miércoles ante el tribunal que juzga el procés. La estrategia de las defensas es demostrar que allí donde no se presentaron los cuerpos policiales estatales no hubo violencia. Este ha sido el común denominador de casi todas las declaraciones. Con pequeñas variaciones, como la del testigo que ha explicado que agentes de la Guardia Civil se les orinaron encima mientras se manifestaban delante de sus hoteles en Calella.
El de Calella ha sido el segundo testigo de la tarde, Josep Grima. Se ha mostrado muy descriptivo. Demasiado, a parecer del presidente de la sala, Manuel Marchena, que ya le ha cortado el micrófono a las primeras preguntas después de que insistiera repetidamente en que los vecinos de Calella pasaban "mucho miedo" cuando veían a los agentes que descargaban armas en la calle y a plena luz día. "Otra pregunta", ha pedido.
El juez, sin embargo, se ha cerrado en banda, cuando la abogada Ana Bernaola, que forma parte del equipo de Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull, ha interrogado al testigo sobre las concentraciones de protesta de la noche del 1-O delante de los hoteles de la Guardia Civil. El testigo ha explicado que un agente de paisano sacó una porra extensible y empezó a golpear a una cincuentena de pacíficos concentrados, incluso tiraron por el suelo a un mosso. Marchena ha detenido el interrogatorio argumentando que no tenía conexión con lo que se estaba viendo. El mismo testigo ha replicado que aquello pasó el 1-O. "A usted no le he preguntado", le ha cortado. Y Bernaola ha dejado de preguntar.
No obstante, mientras seguían las preguntas de la defensa y de las acusaciones, los miembros del tribunal han mantenido un rápido debate desde sus sitios, y al acabar y sin mediar más explicaciones, Marchena ha indicado a Bernaola que, si quería, podía formular sus preguntas.
Y aquí, sí. El testigo ha podido explicar que se concentraron unas cincuenta personas delante de uno de los hoteles donde se hospedaban los guardias civiles, que los agentes respondieron con actitudes chulescas y provocadoras, jugando con las armas y porras extensibles. "Parece que se orinaron encima de algunos de los concentrados. Porque varias personas notábamos que nos iban cayendo cosas", ha relatado el testigo que ha explicado que también recibió escupitajos.
El vecina de Calella ha explicado que denunciaron los hechos, incluyendo el informe del veterinario del perro de una chica al cual apalearon con la porra extensible.
Otro rasgo que se repite en estos testigos de la defensa es la protesta ante las preguntas de la acusación particular de Vox y la puntualización que responden por imperativo legal. Esta situación se repitió ayer y esta mañana, pero esta tarde se ha hecho casi constante. Por eso, ya con el primer intento, Marchena lo ha querido cortar de raíz.
Tan pronto como Josep Marimon, votante de Vilanova del Vallès, ha pronunciado las palabras 'cuestión de principios morales' en el momento en que ha llegado el turno de Vox, Marchena lo ha cortado en seco, antes de que soltara el discurso del imperativo legal.
"Mire, mire, mire, mire. Usted contestará al letrado de la acción popular por el mismo imperativo legal que ha respondido a las defensas, al ministerio fiscal y a la abogada del Estado. Usted ahora no puede pronunciar ningún discurso", ha advertido mientras el testigo intentaba meter cucharada. "No, no, no me interrumpa. Así que prescinda de cualquier valoración y conteste a las preguntas. Hágame caso". Y el testigo, ha contestado.
El testigo de Calella ha sido más rápido y ha soltado un "respondo por imperativo legal como persona feminista". Al igual que Guadalupe Prades, de Caldes de Montbui, que, una vez ha planteado Vox la pregunta, ha dejado clara la protesta.