Con tres años y ocho meses de prisión y exilio a las espaldas, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras han podido volver a verse en persona, sin intermediarios ni pantallas, pero sin quedarse a solas. El presidente de ERC ha viajado, acompañado de sus compañeros de partido y de presidio, hasta la Casa de la República. El momento más esperado, el abrazo de los dos líderes cara a cara, se ha producido en privado y no lo han podido captar las cámaras. Según ha explicado Junqueras a la salida, se han dado hasta tres. "Ningún reproche y sí el compromiso explícito de compartir el esfuerzo en la lucha contra la represión".
El formato escogido para el reencuentro ha sido una comida en la residencia oficial del president en Waterloo. El evento, organizado con la intención de romper el hielo tras un largo periodo en que la turbulenta relación entre ambos se ha complicado por la represión, se ha alargado algo más de dos horas y media.
"Mucho que retomar"
Puigdemont ha evitado hacer declaraciones, desde su entorno enmarcan la reunión en la ronda de contactos con los presos indultados. Justo la semana pasada se vio con los de Junts y tampoco habló al acabar. Antes de la cita ha hecho un post en Instagram titulado "Mucho que hablar, mucho que retomar". Y al terminar, un tuit. "Un honor inmenso reencontraros y compartir en la Casa de la República un rato tan agradable, emocionante y, sobre todo, tan esperado. Tenemos que repetir, es vuestra casa".
Sí que ha hablado Junqueras, que ha citado a los medios en la puerta de la Casa de la República. El vicepresident del Govern del 1-O ha descrito la reunión de "especial, emotiva y agradable", como habría tenido cualquiera que se reencontrara al cabo de cuatro años con un compañero con el cual hubiera tenido "mucha relación". "Ojalá podamos reencontrarnos en Catalunya", ha expresado. De hecho, una de las intenciones del gobierno de Aragonès durante la negociación con el Estado es que Sánchez aporte una solución para los exiliados.
Nueva reunión de cariz político
La cita ha sido "fundamentalmente de carácter personal", para hablar de sus respectivas experiencias y del sufrimiento vivido por las familias. Sobre este capítulo, ha habido tiempo para conversar sobre la persecución del Tribunal de Cuentas. Los protagonistas han evitado concretar si han entrado a hablar de política, pero Junqueras sí que ha anunciado que se han comprometido a mantener un contacto frecuente, en Estrasburgo, Bruselas o Ginebra. Preguntado por si considera necesario que este segundo encuentro, de cariz más político para hablar de estrategia, tendría que ser antes de la reactivación de la mesa de negociación con el Estado, Junqueras no se ha mojado.
La delegación de ERC ha entrado directamente en la casa, sin que el president les haya salido a recibir a la entrada, como tampoco hizo con los presos de Junts per Catalunya la semana pasada. La fotografía se ha hecho instantes después, cuando han salido todos juntos para hacer un posado en la escalera. La última vez que fueron retratados el uno al lado de otro, también fue en una escalera, la del Parlament de Catalunya el día de la declaración de independencia de 2017. Hoy, Puigdemont ha hecho los postres. La comida, la han encargado.