El presidente de ERC, Oriol Junqueras, reclama a Convergència que cumpla el acuerdo para gobernar conjuntamente las diputaciones. Así lo ha explicado el líder republicano en declaraciones a El Nacional donde recuerda que su partido espera el cumplimiento del pacto en este sentido que cerraron él y Artur Mas antes del verano.
Estas declaraciones se enmarcan en un momento complejo entre las dos formaciones a raíz de las dificultades que ha tenido que hacer frente CDC para hacer posible la sustitución de Carles Puigdemont por Albert Ballesta en el ayuntamiento de Girona y que finalmente ha desembocado en un nuevo relevo al frente del gobierno gerundense, donde esta semana Marta Madrena asumirá la alcadía.
Junqueras
“Estamos pendientes de implementar los acuerdos de julio que incluían las diputaciones y que todavía no se ha producido. Hace diez meses que esperamos que se cumpla la incorporación de ERC en los gobiernos de las diputaciones. Sólo es así en Barcelona, donde ya se había hecho antes del acuerdo”, asegura Junqueras que, no obstante, niega que existan tensiones entre las dos formaciones.
Convergència gobierna con Unió y el PSC en la diputación de Tarragona, en minoría en la de Lleida y estaba a punto de cerrar un acuerdo con ERC en la diputación de Girona, pero las conversaciones sobre el gobierno del ente provincial gerundense se han interrumpido a raíz de la tensión provocada por la retirada de Ballesta que ha hecho que los negociadores decidieran dejar pasar unas semanas antes de tomar ninguna decisión.
El acuerdo entre Mas y Junqueras al que se refiere el líder republicano se enmarcaba en el proceso de creación de Junts pel Sí y la convocatoria del 27S y pasaba por priorizar los pactos entre las dos formaciones en los principales ayuntamientos, los consejos comarcales y las diputaciones
El reproche del líder republicano sobre los incumplimientos a las diputaciones llega después de que Convergència haya acusado públicamente a ERC por la falta de apoyo del grupo que encabeza Maria Mercè Roca al equipo de Ballesta. “Populismo, demagogia y tacticismo partidista”, son algunos de los reproches que Ballesta dedicó a principios de esta semana a los republicanos gerundenses.
Puigdemont
Pero el malestar no sólo proviene de Ballesta. También Puigdemont ha dejado entrever la irritación ante la falta de apoyo al candidato que él situó al frente del consistorio para sustituirlo cuando asumió la presidencia de la Generalitat.
"Yo como alcalde ya propuse a ERC entrar a gobernar, conmigo aprobaron el cartapacio, y cuándo me marché pedí a todas las fuerzas políticas, no sólo a ERC, vista la situación anómala que se producía en Girona, un poco la ayuda y la comprensión para encontrar soluciones que no afectaran a la ciudad. No ha sido posible. Cada uno ya explicará las razones de sus decisiones. Nosotros no hemos dejado de pensar en todo momento en el interés de la ciudad, no del partido", aseguraba el domingo pasado el president en una entrevista a El Nacional.
De hecho, Puigdemont ha asumido en primera persona el último tramo de las conversaciones para hacer posible el acuerdo de gobierno con el PSC que se concretará esta semana con el relevo de Ballesta por Marta Madrenas. El president de la Generalitat abordó el tema directamente con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Tanto convergentes como republicanos aseguran que las negociaciones llevadas a cabo durante estas semanas para tratar de cerrar un acuerdo entre los dos partidos en Girona se produjeron a nivel local, entre los dos grupos municipales. Unos y otros han defendido en todo momento la autonomía local para conducir las conversaciones tanto en este como en cualquier otro consistorio.
Según estas fuentes, sólo en el momento en que se constató que Ballesta llegaría a su primer pleno sin conseguir un pacto, y vista la especial situación en que se ha producido el relevo a la alcaldía, pasaron a intervenir las direcciones gerundenses de los dos partidos, a través del presidente de la federación republicano, David Mascort, y el de la convergente, Pere Vila.
Convergentes y republicanos aseguran que esta situación no ha enturbiado las reuniones que cada martes, después del Consell Executiu, celebran Puigdemont y Junqueras en el Palau de la Generalitat.