La noche electoral del domingo ha acabado, como era de esperar, en un baile de pactos. Y sin embargo, desde que aquella noche la candidata de Junts, Laura Borràs, habló con el republicano Pere Aragonès para felicitarlo por el resultado, en la sede de Junts no se ha recibido ninguna llamada más de ERC para informar sobre el compás o el ritmo de la danza.
De momento, Junts ha podido saber a través de los medios de comunicación que Esquerra había decidido abrir el baile con la CUP. Los republicanos atribuyeron esta decisión a que "es un actor indispensable y uno de los partidos que han salido más reforzados de la cita electoral". En un comunicado anunciaron que dejaban a los hasta ahora socios de Govern para una segundo paso, en qué "continuará la ronda con Junts y los Comuns".
Construir el relato
Junts atribuye este gesto al movimiento de piezas de los negociadores de Aragonès, a la voluntad de dejar claro quien dirige las negociaciones y el interés por crear un relato en que se imponga la imagen de conversaciones sobre el eje ideológico y una agenda social.
"Somos respetuosos. Y seremos pacientes, enormemente pacientes", asegura un dirigente de Junts que insiste, tal como este lunes subrayaba al secretario general, Jordi Sànchez, que la iniciativa corresponde a Aragonès y que lo que esperan saber es "qué quiere hacer ERC para poner en valor el resultado electoral del domingo".
JxCat se resiste a hablar de distribución de poder, de conselleries i cargos. Considera que este fue el error de la anterior legislatura, no fijar antes cuál era la hoja de ruta, y que eso acabó con una constante tensión entre los socios.
Negociadores
A partir de aquí, en la sede del partido, se ha envuelto en una absoluta discreción las exigencias que piensan plantear, incluso los nombres del equipo negociador, aunque nadie duda de que más allá de los nombres que integren este equipo, Puigdemont, Borràs, y Sànchez son quienes marcan el camino a seguir. Esquerra ha situado como responsables de les conversaciones al presidente del grupo parlamentario, Sergi Sabrià, el presidente del Consell Nacional, Josep Maria Jové, la portavoz, Marta Vilalta, y la número dos de la candidatura, Laura Vilagrà.
Así las cosas, y mientras Esquerra se hace esperar, Junts afila sus defensas. De entrada para evitar quedar atrapada en una confrontación con los comunes, lo cual considera que, en realidad, no es su problema. A lo largo de la campaña, Borràs dejó claro que su objetivo es conseguir "un Govern independentista, no un Govern con independentistas". Esta mañana, Jordi Sànchez ha añadido un matiz: "si ellos aceptan una propuesta independentista, adelante".
Es decir, Junts pasa la pelota a los comuns, que sean ellos quienes expliquen si están dispuestos a entrar en un gobierno independentista y, sobre todo, a ERC, que tendrá que argumentar en qué consiste su vía àmplia.
Mientras tanto, 48 horas después de la noche electoral, el teléfono sigue sin sonar en la sede de Junts.