Revés parlamentario del Gobierno en el Congreso de los Diputados: la Cámara Baja ha reprobado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la muerte de los guardias civiles en Barbate. La petición era del PP y ha recibido el apoyo de Vox y UPN y la abstención de Junts, Podemos y Coalición Canaria, cosa que ha permitido que salga adelante: 171 votos a favor, 165 votos en contra y 11 abstenciones. Esta reprobación se suma a la que ya sufrió Marlaska la semana pasada en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. El Congreso ha aprobado “urgir al presidente del Gobierno la destitución inmediata del ministro del Interior ante la negativa del señor Marlaska a asumir su responsabilidad política dimitiendo”. El pasado mes de febrero, durante la anterior legislatura, Marlaska también fue reprobado por la Cámara Baja: en aquella ocasión, por la tragedia de la tanca de Melilla.
La reprobación se ha votado este jueves, pero se debatió ayer miércoles. Durante su defensa, el portavoz del PP, Miguel Tellado, tildó a Marlaska de “ministro defenestrado” y le reprochó que no tenía “ni dignidad ni coraje” para sentarse en el escaño durante el debate. Tellado acusó al ministro de ser “el responsable político de la muerte de los dos agentes” y de “desarticular” la unidad de lucha contra el narcotráfico. “Tan grave como la negligencia de Marlaska a la hora de dotar de medios adecuados a la Guardia Civil fue su respuesta a esta tragedia”, remachó.
¿Y qué dijeron los partidos independentistas? ERC y Bildu coincidieron en que tenían motivos de sobra para pedir la reprobación la Marlaska, pero expresaron su oposición a “hacerle el juego” al PP, y animaron a revertir la falta de efectivos de Guardia Civil y Policía Nacional enviando a la zona del campo de Gibraltar los efectivos destinados a Catalunya y al País Vasco. Montse Bassa exclamó que la Guardia Civil “ni es bienvenida ni es amada” en Catalunya y que, “si faltan efectivos para luchar contra el narcotráfico”, pueden “llevarse a toda la Guardia Civil de Catalunya y que no vuelva más”. Jon Iñarritu, que dejó claro que Bildu “no es del club de fans del ministro”, sostuvo que “el único objetivo” de los populares era “aprovechar una desgracia para desgastar el Gobierno”. Desde el PNV, Mikel Legarda argumentó que los jeltzales no apreciaban “el abandono o la desidia” en los planes para luchar contra el narcotráfico en el campo de Gibraltar que denunciaba el PP “ni en las decisiones ministeriales, ni en la organización, ni en los medios humanos y materiales, ni en la operativa”. Ningún diputado de Junts intervino para posicionarse sobre la reprobación. Quien sí que habló fue Noemí Santana, de Podemos, que censuró el “cinismo” del PP.
Una nueva derrota parlamentaria de Pedro Sánchez en un inicio de legislatura titubeante
La derrota en la votación de este jueves no es la primera que sufre el Gobierno esta legislatura. La primera, y la más sonada hasta ahora, fue la derogación del real decreto ley sobre el subsidio de paro a causa del voto en contra de Podemos. Fue el día que Junts amenazó hasta a última hora en tumbar los tres reales decretos que se votaban en el primer pleno de 2024, pero acabó absteniéndose después de un acuerdo de última hora con el PSOE. Desde entonces, la mayoría parlamentaria de Sánchez también se ha roto en otras ocasiones: la semana pasada, por ejemplo, se aprobaron diferentes iniciativas no legislativas en las comisiones con la oposición del PSOE y Sumar. Ahora bien, en otros momentos, la Moncloa sí ha conseguido salvar los muebles: Carmen Calvo recibió el aval del Congreso como nueva presidenta del Consejo de Estado después de un pacto in extremis del PSOE con Junts, y los juntaires y el PNV han acabado retirando la enmienda a la totalidad al proyecto de ley que crea la Agencia Estatal de Salud Pública a raíz de negociaciones fructíferas con el ejecutivo español. Cada votación se ha convertido en una negociación y, al mismo tiempo, en un riesgo para el Gobierno.