La semana política ha sido intensa en Catalunya y no precisamente por la Diada. En medio de la incertidumbre sobre la mesa de diálogo y la presencia de Pedro Sánchez a la reunión de negociación, el miércoles saltó por los aires el acuerdo sobre la inversión de 1.700 millones para la ampliación del aeropuerto del Prat. La onda expansiva de la noticia ha provocado que todos los puentes que el Govern de Pere Aragonès había extendido con el ejecutivo del PSOE para preparar la negociación de la próxima semana hayan chirriado hasta el último tornillo.
Aunque el vicepresident, Jordi Puigneró, fue el encargado de cerrar con la ministra Raquel Sánchez aquel acuerdo, Junts ha optado por contemplar la escena desde la distancia. Tanto política como geográfica. Mientras la ministra soltaba la bomba informativa el miércoles en una rueda de prensa de urgencia en la delegación del Gobierno en el Eixample de Barcelona, todo el grupo parlamentario de Carles Puigdemont estaba reunido en Bruselas, en un encuentro de tres días.
Reunión del grupo de Junts
El objetivo de la reunión del grupo parlamentario de Junts en la capital belga era afianzar la estrategia de la unilateralidad por lo que respecta la hoja de ruta independentista, pero también abordar lo que fuentes del partido describen como un "rearme ideológico". Conscientes de la pluralidad de discursos que recoge estas siglas y del riesgo de confusión que eso puede comportar en los posicionamientos públicos, Junts ha utilizado también este encuentro de tres días para consolidar la propuesta de país que piensa impulsar, desde ámbitos como la creación de riqueza, hasta o las propuestas de medio ambiente hasta la defensa de un modelo catalán de educación, que incluye la escuela concertada.
Unilateralidad
Las propuestas de Puigdemont por lo que respecta al procés son de sobras conocidas. El día antes de la llegada de los diputados, el Consell per la República había hecho pública una carta en que Puigdemont insistía en la confrontación con el Estado y la lucha institucional y a la calle, pacífica y democrática, como única vía para la independencia.
Ante los diputados, sin embargo, el líder del partido defendió la estrategia de unilateralidad que su partido tendría que preparar para poner en marcha después del fracaso -que pronostica- para la mesa de diálogo. Junts no ha escondido el escepticismo sobre el resultado que puede aportar este espacio de negociación, pero después de la marcha atrás del ministerio al acuerdo del Prat y la desconfianza que se derivará, consideran que ha quedado ya tocada de muerte.
Puigdemont defendió que Junts es el partido mejor situado para sacar adelante la estrategia de unilateralidad que defiende y para conseguir la unidad que la tiene que hacer posible. Esta es, según su opinión la única vía hasta el punto que, según fuentes de los asistentes, advirtió que "quien hace daño a Junts hace daño a la independencia".
Según el líder del partido, aquellas voces que señalan que la unilateralidad ha fracasado no tienen razón, dado que esta vía no se llegó a consumar en el 2017 y por lo tanto no se ha podido comprobar su validez dado que quedó abortada en medio de una situación de represión. Lo que sí se constató el 1-O es que la respuesta de Europa no es la esperada. Enfrente de esto, se destacó, sin embargo, que a partir de los próximos meses habrá un rosario de sentencias desde diferentes ámbitos europeos, tanto en el tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, como de manera especial en el Tribunal de Justícia de la UE en Luxemburgo, que marcarán una nueva delimitación del terreno de juego.
Unidad interna
La segunda carpeta que los responsables del partido han intentado estos tres días blindar es la unidad de discurso de una formación donde la pluralidad de voces amenaza con provocar contradicciones y confusión. Comenzando por la cúpula, donde han surgido los enfrentamientos más contundentes que ha vivido el partido desde su formación. La intervención del secretario general, Jordi Sànchez, planteó un diagnóstico coincidente con el de Puigdemont, cerrando filas con el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, pero también la presidenta del Parlament, Laura Borràs, una de las líderes más potentes del partido y con un perfil más propio.
De hecho, Borràs habría reclamado, según fuentes de los asistentes, que aunque desde el Parlament se puede visualizar la estrategia de confrontación con el Estado, hay que enmarcarla en una dinámica conjunta que tiene que implicar también a la acción desde el Govern.
Discurso programático
En este contexto, la necesidad de coordinar el discurso programático centró la agenda del encuentro, en particular con la preparación del debate de política general y los trabajos organizados en grupos sobre empresa, infraestructuras, cultura, sostenibilidad...
Cuando la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se puso en contacto con Puigneró para comunicarle la decisión de suspender la inversión del Prat, Puigneró estaba en Bruselas y desde allí protagonizó una intervención pública. Lo hizo desde el atril que Junts había preparado para el encuentro del grupo parlamentario, y expresó el enfado ante las reticencias públicas que habían mostrado dirigentes de ERC al proyecto y que, según la ministra, habían resultado determinantes para que el gobierno diera marcha atrás al proyecto.
Los reproches de Junts encontraron el viernes la respuesta en un toque de atención de Aragonès en el marco de una entrevista en Catalunya Radio. El president reprochó que aquellos que se oponen a la mesa de diálogo, en clara referencia a Junts, tienen que explicar cuál es la alternativa que proponen. "Creo que no se ha concretado eso, hasta que no se concrete sólo hay una propuesta encima de mesa, que es la negociación," advirtió.
Acto seguido, Borràs hizo un contundente tuit de respuesta a Aragonès. "Pedir concreción a los otros cuando eres tan pobre en tus concreciones no es aceptable. Pero la alternativa existe: ¡unilateralidad!", replicó Borràs, en una intervención reproducida textualmente por numerosos dirigentes y diputados de Junts, y que recibió una contrarréplica de ERC.
El sábado, la Diada, que en contra de las expectativas más pesimistas consiguió llenar las calles, mostró una vez más las apelaciones de las entidades a dar pasos adelante en el procés y desconfiar de la voluntad de diálogo del gobierno Sánchez.
Al acabar esta agitada semana, el impacto de la decisión anunciada por la ministra no sólo ha tocado las relaciones con el ejecutivo español sino también entre los socios de Govern. Todo ello, además, a las puertas de una mesa de diálogo que continua sin fecha, aunque la previsión es que se celebre el jueves o el viernes.