Pedro Sánchez pasó de rechazar el envío de armas a Ucrania a anunciar todo lo contrario en aproximadamente 36 horas. Es el tiempo que transcurrió entre una entrevista en el telediario de Televisión Española el 28 de febrero y un Pleno en el Congreso de los Diputados el 2 de marzo. La guerra en Ucrania nada más había estallado, y con este cambio de posicionamiento por parte del presidente del Gobierno también se ponían los primeros cimientos de una disputa que, un año después, todavía dura entre el PSOE y Podemos: la manera como se responde a la invasión rusa.
El segundo día de marzo del 2022 ya se trazaron en el Congreso de los Diputados las líneas maestras de cada postura. El PSOE, a través de Pedro Sánchez, apostaba por entregar "material militar ofensivo" a las tropas ucranianas, mientras que Podemos, a través del portavoz Pablo Echenique, suplicaba no participar en la guerra "sin matices". Más tibio era el posicionamiento de Yolanda Díaz, la ministra colocada por Podemos sin tener carné de partido: necesidad de diálogo y diplomacia, pero luz verde a enviar armas a Ucrania porque "son decisiones difíciles". "El presidente tiene todo nuestro apoyo", decía la ministra que a día de hoy ya tiene todo a punto para dar a luz a Sumar, el partido que pretende enterrar a Podemos.
Fueron días intensos. No habían pasado ni dos semanas del inicio de la invasión cuando la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, cargó contra el PSOE en un acto de su formación denominando "partidos de guerra" a todos aquellos que están a favor de enviar armas a Ucrania. Podemos se había opuesto desde un inicio a la decisión de la Comisión Europea de coordinar la compra de material letal para armar el ejército ucraniano. Mientras que el PSOE, antes de la confirmación de Sánchez de enviar armas al ejército de Volodímir Zelenski, sí que ya había apostado por una coordinación comunitaria en Europa.
Transcurridos los primeros días de la invasión rusa, los dos socios de gobierno intentaron rebajar la tensión y Podemos retiró este ataque a los socialistas, además de señalar que el presidente Sánchez contaba "con todo el apoyo" de la formación morada. Con la tormenta del Consejo de Ministros más amainada, Sánchez hizo en abril su primera visita en Kyiv. Se reunió con Zelenski y prometió a su homólogo ucraniano el mayor envío de armas que el estado español había hecho a Ucrania.
Pero entonces llegó la OTAN. El pasado mes de junio la cumbre de la Alianza Atlántica —para más inri, celebrada en Madrid— acabó con el compromiso de Pedro Sánchez de aumentar el presupuesto en Defensa y aumentar la presencia militar de los Estados Unidos en la base naval de Rota (en Cádiz). La formación de Ione Belarra e Irene Montero se encendió y anunció que votaría en contra de esta segunda promesa en el Congreso. Pero el PSOE se adelantó y evitó el trámite parlamentario escudándose en el convenio de seguridad bilateral entre España y los Estados Unidos.
Dicho esto, el primero de los dos acuerdos de la OTAN trajo cola, porque tenía que traducirse en los presupuestos generales del 2023. La continuidad del gobierno de coalición pareció en un momento que peligraba, ya que Yolanda Díaz llegó a pedir una reunión urgente para evaluar la relación entre PSOE y Podemos, después de que los morados denunciaran que los socialistas habían pasado a escondidas un aumento presupuestario de 1.000 millones de euros en Defensa en un Consejo de Ministros. Finalmente, Podemos tuvo que tragarse el aumento presupuestario en el ministerio de Margarita Robles, pero el portavoz Pablo Echenique alertó de que la formación "vigilaría" en todo momento los pasos que daría el PSOE en el conflicto bélico.
Envío de tanques
En más de una ocasión, Pedro Sánchez ha esperado a ver qué hacía al resto de socios europeos ante la guerra en Ucrania antes de mover ficha. Un ejemplo fueron los tanques: España no confirmó que entregaría vehículos pesados al ejército de Zelenski hasta que no lo anunciaron Francia y Alemania. A pesar de encontrarse constantemente con reticencias por parte de sus socios de gobierno —y de investidura— el PSOE ha acabado apostando la mayoría de las veces por dar luz verde al envío de material militar letal. Y no ha sido hasta este jueves que Sánchez ha confirmado que España tiene pensado enviar un total de 10 tanques, y ha abierto la puerta a enviar más si hiciera falta.
La oposición del PP, por otra parte, ha sabido hacer mayor la herida entre PSOE y Podemos, y los populares han insistido cuando tocaba a pedir el envío de armas y tanques hacia Ucrania, abanderando el discurso de solidaridad con los ucranianos y de respuesta contundente contra Rusia. Es más, Alberto Núñez Feijóo ha querido hacer hervir la olla en los últimos días: pidió a Defensa hacer un viaje a Letonia con la excusa de querer agradecer a las tropas españolas desplegadas en aquel país "el esfuerzo" que hacen en la guerra de Ucrania. El ministerio denegó la petición del líder popular, argumentando que una visita de este tipo no tiene precedentes y que a Feijóo se le ve el plumero: era para hacer simplemente electoralismo.
Todo el material enviado por el estado español
El primer envío que hizo el estado español a Ucrania fue un cargamento de 20 toneladas de material sanitario y de defensa, enviado el 27 de febrero. Después de que el presidente Pedro Sánchez hiciera aquel cambio de posicionamiento el 2 de marzo, España envió dos aviones con 1.370 lanzagranadas y ametralladoras ligeras con 700.000 cartuchos. Desde entonces, el Estado ha enviado armamento para batir carruajes, armamento ligero, munición para armamento pesado, material antiaéreo, vehículos ligeros y pesados, ambulancias y combustibles, entre otros.
También se han enviado uniformes de invierno, así como raciones, radios, material sanitario y de protección contra ataques biológicos o radiológicos. Aparte, España también ha formado a 800 ucranianos para poder combatir con condiciones contra el ejército ruso. 55 combatientes, por ejemplo, serán adiestrados para poder usar y mantener los tanques.