En el 2011, cuando en Catalunya CiU ganaba las elecciones al Congreso, el PSC se hundía en el adelanto electoral de José Luis Rodríguez Zapatero y ERC solo tenía tres diputados en la Cámara Baja, la posibilidad de que la CUP se presentara a unas elecciones generales parecía muy lejana, por no decir imposible. A principios de la década del 2010 y en los primeros compases del procés independentista, los anticapitalistas consolidaban su poder local en unas elecciones municipales en que multiplicaron por cinco el resultado del 2007, con un centenar de concejales por todo el país. Entonces, todavía no habían presentado nunca una candidatura al Parlament de Catalunya. No fue hasta un año más tarde, en las elecciones del 2012, que Artur Mas avanzó, que los cupaires irrumpieron en el hemiciclo con 3 diputados y David Fernández al frente.
Durante los años posteriores, fueron cogiendo fuerza en el Parlament, pero el Congreso era, todavía, otro mundo: no se presentaron ni en el 2015, con la irrupción de Podemos y los comunes y su victoria electoral en Catalunya, ni en la repetición electoral de junio del 2016. En aquellos dos comicios, la CUP hizo un llamamiento a la abstención, de la misma manera que ahora lo hace una parte del independentismo que pide no votar a los partidos que se presentan en las generales para demostrar su enfado por el hecho de no haber conseguido la independencia. Entonces, los anticapitalistas justificaban que los catalanes no tenían que ir a votar a las elecciones al Congreso porque eso suponía "participar de un marco político que niega los derechos de los Países Catalanes". En aquellas elecciones, David Fernández aseguró que votaría ERC, y más concretamente a Joan Tardà, que ya iba como número 2 de la lista, por detrás de Gabriel Rufián.
Candidatura en medio de la tormenta de la sentencia a los presos políticos
En 2019 en el Estado se celebraron dos elecciones generales. Desde las últimas, en junio de 2016, se habían vivido acontecimientos clave a Catalunya: el referéndum del 1 de octubre, el encarcelamiento de parte de los líderes políticos del independentismo y el exilio de otros, entre los cuales Anna Gabriel. La situación era, por todo ello, diferente. Pero la CUP, en las primeras, celebradas el 28 de abril y convocadas por Pedro Sánchez tras no haber conseguido aprobar los presupuestos, optó por no concurrir y su espacio lo ocupó el Front Republicà liderado por Albano Dante Fachín, que no consiguió representación. Meses más tarde, y ante la imposibilidad de llegar a acuerdos con otros partidos, se repitieron las elecciones, pero entonces, la CUP cambió de opinión. En aquellos siete meses, entre generales y generales, se había acabado el juicio del procés y a mediados de octubre, un mes antes de la celebración de las elecciones, se publicó la sentencia de los presos políticos.
La encargada de salir a explicar la insólita decisión de la CUP, medio año después de rechazarlo en abril, fue Mireia Vehí, miembro del secretariado nacional y líder de la candidatura en Barcelona. Quien en los últimos tres años y medio ha sido diputada en el Congreso justificaba entonces que los anticapitalistas habían decidido concurrir a unas españolas por el "momento de excepcionalidad" que se vivía en Catalunya y dar respuesta así a un "contexto de represión y de criminalización del independentismo". Todavía faltaban dos semanas para que el Tribunal Supremo condenara a los presos y estallaran las protestas. Su lema, "Ingobernables" era claro y contundente, avanzando lo que sería su actitud durante toda la legislatura, empezando, por ejemplo, por votar "no" a la investidura de Pedro Sánchez en enero del 2020.
A 2.000 votos de un tercer diputado
El objetivo del partido era, según fueron repitiendo en campaña, irrumpir en el Congreso. Y lo consiguieron con dos diputados, Mireia Vehí y Albert Botran, los dos por la demarcación de Barcelona, que cogieron a ERC y En Comú Podem con respecto a la elección del 29 de abril de aquel mismo año. Sexta fuerza a Catalunya, con 246.971 votos, un 6,42% del total en el país, los anticapitalistas superaron en papeletas a la ultraderecha, aunque consiguieron a los mismos diputados en la cámara baja que PP, Ciudadanos y Vox por Catalunya.
En la demarcación de Girona, donde solo se reparten 6 diputados, la CUP, con prácticamente un 9% de los votos, se quedó a tan solo 2.000 papeletas de arrebatarle un escaño a en Comú Podem. Este año, la cabeza de lista del partido por Girona es la portavoz del partido en Madrid, Mireia Vehí, y el partido ha salido reforzado de estas últimas elecciones municipales, con Lluc Salellas, candidato de Guanyem, como nuevo alcalde de Girona después de llegar a un pacto con el resto de formaciones independentistas. En Tarragona y Lleida, los resultados del partido fueron más modestos. En Tarragona está donde consiguieron los peores resultados, con un 5,96% de los votos y siendo superados tanto por PP como por Vox y Ciutadans, aunque estos dos partidos tampoco consiguieron representación en el Congreso. En Lleida consiguieron un 6,85% de los votos, pero también se quedaron muy lejos de hacerse con uno de los seis diputados que se reparten en esta circunscripción.
El objetivo, un tercer diputado anticapitalista
Hace cuatro años, bajo el lema de "ingobernables" la CUP exigía que "de ninguna manera" ni Junts per Catalunya ni ERC dieran apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, aunque finalmente los republicanos se abstuvieron, facilitándolo. Lo decía Mireia Vehí la noche electoral, después de irrumpir en el Congreso. Entonces aseguraba que su viaje a Madrid era para hacer una "enmienda al régimen y a extender la rebeldía". Ahora, después de una legislatura donde el independentismo ha pasado a un segundo plano en la cámara baja, en gran parte por el estallido de la pandemia y el paro de las grandes movilizaciones que eso provocó, los cupaires ya han fijado un precio, casi imposible, para investir a Sánchez: fecha y pregunta de un nuevo referéndum. Su objetivo es presionarlo con un nuevo diputado por Catalunya, en Girona, y llegar hasta los tres representantes en una cámara que hace cuatro años les era desconocida.