Si bien el Parlament de Catalunya ha sido el centro de operaciones de los equipos negociadores —que también han pasado por Lledoners—, el epicentro del empuje definitivo para el acuerdo entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya para la investidura y la reedición de la coalición de gobierno se ha movido de ubicación. Según ha podido saber ElNacional.cat, los dos protagonistas implicados, Pere Aragonès y Jordi Sànchez, han vivido un fin de semana intenso de trabajo, a caballo entre Osona y el Maresme. La mayoría de los cuadros de sus respectivos partidos desconocían los detalles del contacto. Lejos de la luz de los focos, se suele trabajar mejor. Dos masías históricas han acogido las reuniones decisivas para la fumata blanca. Entre el sábado y domingo, diecinueve horas encerrados con la misión última de evitar que el 52% de votos independentistas se despeñaran con la repetición de elecciones.
A las diez de la mañana del sábado arrancó el primer cónclave. El coordinador nacional de ERC y el secretario general de Junts se citaban en el Soler de n'Hug, en Prats de Lluçanès (Osona). Se trata de una masía propiedad de la familia de uno de los pesos pesados de los republicanos, el vicesecretario general de vertebración territorial, Isaac Peraire. El encuentro, que duró diez horas y media, arrancó con el tema más espinoso de la negociación: cómo compasar las respectivas estrategias para llegar a la independencia. El acuerdo final, compagina la apuesta por el diálogo de ERC con la confrontación cívica y pacífica de Junts.
No fue hasta después de comer —una ensalada de lentejas y algo de pollo— que se adentraron en las cuestiones relacionadas con el programa de gobierno y el reparto de carteras. En algún momento, apuntan fuentes conocedoras de la cumbre, aprovecharon para pasear por la finca y tomar el aire. Este sábado hacía un día espléndido.
De Osona al Maresme
Con la retirada del tercer grado penitenciario, Jordi Sànchez debe volver a dormir en la prisión, aunque algunos días puntuales pueda disponer de permisos. Por eso, ya al anochecer, viendo que quedaban flecos todavía por peinar, decidieron buscar un nuevo espacio donde verse al día siguiente para rematar el trabajo.
El emplazamiento escogido fue otra masía, en este caso, Can Magarola, en Alella (El Maresme). El menú, ensalada, escalivada y croquetas de carn d'olla. El domingo se pusieron sobre las nueve y media de la mañana y se alargaron hasta las seis de la tarde. Básicamente se concentraron en acabar de terminar la estructura de gobierno. Entre pausa y pausa, alguna llamada.
En la comparecencia conjunta de este lunes en el Palau Robert, donde han hecho pública la alianza, los dos han querido agradecer el trabajo hecho por las delegaciones encargadas de comandar la negociación, que han puesto las bases para que Aragonès y Sànchez pudieran rematar el acuerdo definitivo.
Junqueras y Puigdemont, al caso
El entorno de Aragonès confirma que Oriol Junqueras ha estado en contacto permanente, a lo largo del fin de semana, con el futuro 132.º president de la Generalitat. Por su lado, la primera y única llamada que hizo Sànchez fue a Carles Puigdemont. Horas después se aceleraba el contacto con los respectivos equipos negociadores, con los gabinetes de comunicación y se perfilaba el comunicado que se ha hecho llegar a la prensa sobre las siete y media de la mañana.