¿Se habla o no se habla el rey Juan Carlos I con su hijo, Felipe VI? El emérito rompe su silencio desde de Abu Dabi, donde huyó ya hace más de un año, en una entrevista con la historiadora francesa Laurence Debray. Esta conversación, que tuvo lugar la pasada primavera saldrá a la luz el próximo 6 de octubre en el libro Mon roí déchu, escrito por Debray sobre la vida del monarca. A España llegará en el 2022.
¿Cumpleaños feliz?
Hoy, sin embargo, el semanario Paris Match ya avanza pequeños extractos del libro en que, según la historiadora, Juan Carlos revela que los vínculos entre padre e hijo se han roto hasta el punto que Felipe no levantó el teléfono de la Zarzuela para llamarlo la noche de Reyes y felicitarlo por su 83.º aniversario, el primero que pasaba fuera de España.
El emérito ha corrido por matizar estas polémicas declaraciones que Debray pone en boca suya. Él sí que ha descolgado su teléfono para llamar al diario El Mundo, a quien ha aclarado que, el día de su cumpleaños sí que habló con el hijo. Por eso, ha reducido esta afirmación de la revista francesa a una "mala interpretación". Además, ha dicho al medio madrileño que se siente "complacido" con el resultado del retrato de Debray, que siempre se ha definido como una gran admiradora suya. De hecho, en una autobiografía, la francesa explica que de pequeña tenía un póster del Rey en su habitación.
Felipe: un parricida
En un fragmento de su libro, Debray explica que "Felipe VI se esfuerza por reparar la herencia de Juan Carlos haciendo de la Corona a una institución inatacable y regulada. Un parricidio en nombre de los intereses del trono. Juan Carlos es sobre todo un rey caído, pero sobre todo es un padre repudiado. Quizás su mayor fracaso reside aquí".
Durante la pandemia, los contactos entre el rey y Debray fueron constantes, entre llamadas y mensajes, que acabaron con esta entrevista en Abu Dabi. Según explica la historiadora, Juan Carlos viste como "un jubilado americano": zapatillas deportivas, tejanos y una camiseta. En su huida lo acompañan cuatro guardaespaldas españoles y un matrimonio filipino, encargado de la casa y sus comidas. Según se recoge en el libro, se va a dormir pronto, se levanta a las siete de la mañana, lee la prensa española y conversa "con los amigos que todavía le quedan".
Quiere volver
Además, el emérito asegura que le gustaría volver a su reino de España, dispuesto a subir en el primer avión que lo devuelva hacia palacio. Pero, evidentemente, fugado e investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo por su papel de comisionista en el extranjero, es incapaz de fijar una fecha para su retorno. De hecho, no sabe si este se llegará a producir alguna vez.
En el artículo del semanario aseguran que no es su hijo Felipe y sus nietas lo que más echa en falta, sino la comida. A sus hijas, Elena y Cristina, no las puede echar de menos tanto. A diferencia de su hermano Felipe han visitado a su padre en numerosas ocasiones, llegando a saltarse la cola española y vacunarse en Abu Dabi.