La prioridad de la CUP es que la mayoría independentista en la Mesa del Parlament sea sólida y garantice que en la cámara se podrán tramitar todas las iniciativas propuestas sin censura por miedo a las consecuencias penales. Por ello, en la disyuntiva de tener que escoger entre un miembro de los comunes o una de Junts para ocupar la vacante de Jaume Alonso-Cuevillas, los anticapitalistas lo tienen claro. Sus nueve votos serán para Aurora Madaula.
"Tiene que ser una legislatura de confrontación y para avanzar, que se pueda hablar de todo y donde la soberanía del Parlament esté por encima de todo, que defienda los derechos de los diputados encausados como Lluís Puig y que se haga frente al fascismo". Son los objetivos prioritarios de la CUP que ha desgranado su hombre en la Mesa, Pau Juvillà, en una comparecencia esta tarde. Los cupaires entienden que "la presencia d'En Comú Podem no puede garantizar eso".
"Facilitaremos que Aurora Madaula esté en la Mesa", ha anunciado. Con todo, la CUP no esconde la "preocupación" por el asunto Cuevillas y su renuncia como secretario segundo de la Mesa porque "evidencia la falta de consenso en Junts respecto del papel de confrontación de la Mesa esta legislatura, una idea que se había trabajado conjuntamente". Para aclarar las cosas, los anticapitalistas han pedido una reunión a Junts per Catalunya. Consideran que "es necesario sentarse para evitar que la mayoría independentista sea simbólica".
Sea como sea, los cupaires se desmarcan de la estrategia de ERC de ligar la votación por el relevo de Cuevillas al apoyo a la investidura de Pere Aragonès.
ERC y Junts reanudan las reuniones
Instantes después de la comparecencia de Juvillà, en el mismo Parlament pero en los despachos del ala que ocupan ERC y Junts, los dos grupos mayoritarios del independentismo reanudaban las reuniones para desencallar un acuerdo de gobierno.
Sobre la mesa, el anuncio de Junts que si no se llega a buen puerto, no descartan quedarse a la oposición una vez investido Aragonès. Fuentes de ERC apuntan que este gesto responde más a un movimiento táctico que a una voluntad real de quedarse fuera del nuevo Govern de la Generalitat.
La CUP avisa de que si como resultado de esta negociación ERC decidiera retocar el acuerdo que se suscribió con ellos, la militancia tendría que volver a decidir si avala la investidura de Aragonès. Y ya adelantan que "será difícil que la CUP dé apoyo a un acuerdo modificado".