La votación para elegir a los integrantes de la Mesa del Parlament es larga, pesada y compleja. Los grupos parlamentarios tienen que prepararla bien, calculadora en mano, para evitar que un error de cálculo les deje fuera. El reparto de las siete plazas en disputa se hace por bloques y a través de votación nominal, escribiendo el nombre en una papeleta que después se pone en la urna. Primero se escoge al presidente, después a los dos vicepresidentes y, por último, a los cuatro secretarios. Los partidos deben afianzar bien los pactos y contar hasta el último voto para asegurarse las sillas. Las alianzas, a menudo, acaban siendo psicodélicas. De cara al viernes, una de las opciones es que los comunes acaben entrando gracias al PP y Cs.
Para distribuir los miembros en juego, los grupos mayoritarios tienen que repartir a sus diputados para que voten diferentes nombres. Si pusieran todos los huevos en el mismo cesto, dejarían agujeros en otras plazas que llenarían a otros candidatos. El cordón sanitario a Vox comportará que el grupo de extrema derecha se quede sin opciones de entrar en la Mesa, como le correspondería en tanto que cuarta fuerza en el Parlament. A partir de ahí, ambas fuerzas con opciones son la CUP y los comunes. Cs no se descarta, aunque sus posibilidades son remotas.
Si vamos al detalle, y siempre suponiendo que ERC, Junts y la CUP cierren un acuerdo, la presidencia (Junts o CUP), la vicepresidencia primera (ERC o CUP) y dos secretarías (Junts y ERC) serían para los independentistas. Para el PSC sería la otra vicepresidencia y otra de las secretarías. Es decir, cuatro de los siete miembros serían, seguro independentistas. El último asiento, la secretaría que queda, podría ir a manos de los cupaires o de los comunes en función de cómo se repartan los votos.
"Un Valls" en la Mesa
Para evitar que sea para la CUP, que es la quinta fuerza, el único camino aritméticamente viable pasa por el sexto grupo de la cámara, En Comú Podem, que ya han dejado claro que lucharán por hacerse un sitio en la Mesa. Ahora bien, que lo consigan dependerá del PSC y los dos partidos de la derecha, Cs y el PP. Sólo contando con ellos podrían sumar más que los votos restantes del independentismo. El candidato de ECP para ocupar el puesto es el sindicalista Joan Carles Gallego.
Eso querría decir que los comunes tendrían que asumir que los acusen, una vez más, de hacer "un Valls", como ya han bautizado desde el independentismo esta posibilidad, comparándolo con lo que hizo Ada Colau para llegar a la alcaldía, aceptando los votos del ex primer ministro francés.
En caso de que se acabara materializando esta operación, la vía de la CUP para poder entrar en la Mesa pasaría por que ERC o Junts les cedieran uno de sus dos puestos.
En la imagen principal, las sillas vacías de la Mesa del Parlament. / Sergi Alcàzar