Solo han pasado dos semanas desde que Esquerra Republicana se ha instalado en la torre de control de la Generalitat. Y los aires de giro estratégico empiezan a impregnar el Palau. Se impone el pragmatismo y la apuesta por el diálogo y la vía unilateral entra en hibernación. Desde el octubre caliente de 2017, cuando ERC empujó para la DUI, hasta la actualidad, la unilateralidad se ha ido diluyendo por el camino, hasta el punto de que ya no aparece explícitamente en ninguno de los documentos relevantes impulsados en los últimos dos años. En cualquier caso, los dirigentes de ERC dejan claro que en ningún caso renuncian a esta posibilidad. Eso sí, no la contemplan ni a corto ni a medio plazo. 

En un rincón de la ponencia

En la ponencia política que la militancia de ERC validó en invierno de 2019, en plena negociación para la investidura de Pedro Sánchez, ya se arrinconaba la idea de la unilateralidad. Es la última de las tres vías propuestas para llegar a la independencia. La primera, la ideal y más utópica, es el referéndum pactado. La segunda, forzar el Estado a convocarlo, haciendo que "no tenga ninguna otra alternativa que avenirse a pactar una solución democrática basada en la autodeterminación". No es hasta el penúltimo párrafo de la última página que se explicita que no se puede "descartar nunca la vía de volver a hacerlo, si puede ser acompañados de complicidades internacionales, pero independientemente de la existencia del acuerdo con el Estado". Y se añade: "Si trabajamos para generar las condiciones para hacer un referéndum, en la lógica de fortalecernos y prepararnos para hacerlo inevitable, pero a pesar de eso el estado es incapaz de moverse ni un milímetro, es posible que consigamos unos apoyos, unas mayorías y una fuerza interna y externa que permitan convocar un nuevo referéndum".

Las vías inviables según Junqueras

La necesidad de que el independentismo acumule más fuerzas ha sido uno de los ítems principales de los discursos de la campaña electoral de ERC para el 14-F. En el artículo publicado en Ara y La Sexta, Oriol Junqueras insiste en que hace falta "una mayoría incontestable, plural y transversal" en Catalunya y pone el foco exclusivamente en "la vía escocesa" del referéndum acordado, de manera tal que silencia el resto de caminos, porque "no son viables ni deseables en la medida en que alejan del objetivo a alcanzar".

Esta frase ha puesto en alerta al resto de actores independentistas, Junts per Catalunya y la CUP, que rápidamente han salido a recordar a los republicanos qué firmaron a cambio de la investidura de Aragonès. En los dos documentos, se habla "de embate democrático", un concepto que Junqueras obvia en su artículo.

El embate democrático pactado con la CUP

En el caso del pacto suscrito con la CUP, los anticapitalistas se comprometen a "dar un cierto margen de tiempo a la mesa de negociación" desde "el escepticismo". A cambio, ERC se aviene a "no dilatar la mesa innecesariamente". Más concretamente se introduce una revisión del estado de la negociación "durante la primera mitad del 2023" para decidir si darla por muerta o seguir apostando por ella. Si no se consiguen la amnistía y la autodeterminación, se habla de "generar las condiciones y los acuerdos necesarios para plantear el nuevo embate democrático, durante esta legislatura, por la vía que el conjunto del independentismo valore como la más adecuada derivada de los principios de consenso estratégico y de acumulación de fuerzas sociales y políticas suficientes para hacerlo efectivo, priorizando la vía del referéndum de autodeterminación".

 

La confrontación cívica del acuerdo con Junts

Buena parte de este redactado se calcó posteriormente en el acuerdo de gobierno entre ERC y Junts per Catalunya. El documento sitúa el referéndum acordado como "el mejor de los instrumentos por la resolución del conflicto" y la vía "más deseable". Una frase que utiliza Junqueras en el artículo. En el caso del pacto entre junteros y republicanos se añade que las probabilidades de éxito de la negociación con el Estado "son muy limitadas" y que por eso "hace falta trabajar todas las vías democráticas que nos permitan forzar democráticamente al Estado a la resolución del conflicto, dado que este no está respondiendo a las expectativas de los grandes consensos de la ciudadanía de Catalunya. Pues, hay que seguir trabajando con fortaleza para poder plantear un nuevo embate democrático que permita alcanzar la República Catalana y la independencia". Sobre el embate, se habla de "confrontación cívica y pacífica".

La culminación de la independencia de Aragonès

El escrito del presidente de ERC no entra en esta posibilidad. De hecho, en el discurso de investidura, Pere Aragonès tampoco hizo ninguna referencia explícita al concepto de embate democrático. En cambio, sí que se comprometió solemnemente a "hacer posible la culminación de la independencia de Catalunya". Es la primera frase que pronunció. En el artículo de Junqueras, se cita el término independencia una vez, para defender que si bien "es la mejor herramienta para ayudar a la gente del país", "las estrategias se tienen que adaptar a las circunstancias para hacerlas ganadoras".

En la imagen principal, Junqueras y Aragonès se abrazan después de la investidura. / S. Alcàzar