Más de seis horas después de pedir la incorporación de la ley de Transitoriedad en el orden del día del Parlament, el hemiciclo ha quedado desbordado por las acusaciones y reproches de la oposición, que intentaba por todos los medios evitar el debate de la ley. La sesión se ha levantado hasta cuatro veces a lo largo de la tarde. Los dos primeros intentos de reanudar el pleno han durado 55 segundos y poco más de un minuto. Pero con el tercero, la tensión ha estallado. Después de 59 minutos de trifulca, todavía ha sido necesario levantar la sesión de nuevo para reunir la Mesa en el debate de una nueva reconsideración, antes de conseguir incorporar -con una cuarta reanudación del pleno- la ley en el orden del día. Se ha aceptado con el voto en contra de la oposición -excepto dos abstenciones de CSQP-.
Los grupos, sin embargo, reclamaban todavía una nueva reunión de la Mesa. La tensión y los gritos contra la presidenta, Carme Forcadell, se ha esparcido por el hemiciclo hasta el punto que el popular Xavier García Albiol se ha enfrentado con el cupaire Benet Salellas para desafiarle con un "no me des lecciones".
Tampoco los gritos del presidente del PSC, Miquel Iceta, reclamando desde el escaño y sin micrófono 30 segundos para una nueva intervención de la portavoz de su grupo, han conseguido dilatar el voto que tenía que abrir la puerta al debate de la ley. No obstante, la mayor parte de los diputados de la oposición no han participado en la segunda votación, para eximir los trámites reglamentarios y permitir el debate de la proposición. Tan pronto como se ha sustanciado, la oposición en bloque, excepto algunos de los diputados de CSQP, han abandonado el pleno.
La presidenta ha abierto un plazo de dos horas para presentar enmiendas a la ley y ha fijado el debate para las 11 de la noche.
Hasta que se congele el infierno
La tensión había surgido ya en la anterior reanudación del pleno, a las siete y media, cuando el portavoz de Ciutadans, Carlos Carrizosa, ha esgrimido un nuevo escrito del Consell de Garanties Estatutàries que reconoce el derecho de los diputados a pedir pronunciamiento de este órgano de manera prèvia a la aprobación de las proposiciones de ley.
La presidenta, Carme Forcadell, ha replicado que el Consell de Garanties no tiene competencias para dictar resoluciones que obliguen al pleno, lo cual ha provocado que Carrizosa estallara denunciando que no se pueden "atropellar" los derechos de los diputados ante toda España y Catalunya. "No le puedo deber obediencia a una mujer que desobedece la ley", ha echado en cara a la presidenta.
No ha sido menos contundente el portavoz del PP, Alejandro Fernández, que ha sentenciado: "debatiremos hasta que se congele el infierno".
La portavoz de ERC, Marta Rovira, ha reprochado que los grupos de la oposición pretenden que la Mesa inadmita iniciativas por el contenido político, lo cual hurta la capacidad de los diputados a tener el debates allí donde corresponde. "Si a la Mesa del Parlament le hacemos hacer una valoración política, hará una valoración política usurpando el derecho político de los diputados", ha reprochado, advirtiendo que esta doctrina se basa en el artículo 23 de la Constitución.
El diputado del PSC Ferran Pedret ha reprochado que disponer de la mayoría parlamentaria no les autoriza a "pasar como una división panzer" por encima de los derechos de los diputados, el Estatut y la Constitución. Pedret ha acusado a los grupos independentistas de concertar una acción con la presidencia de la Mesa para arrebatar los derechos de los ciudadanos. "Y no lo pensemos consentir", ha advertido.
Desde CSQP, Joan Coscubiela, ha acusado JxSí y la CUP de coger el gusto por "pisar" los derechos de los diputados cuando piden intervenir. "Estamos dispuestos a partirnos la cara para que los otros grupos lo puedan hacer porque cuando se pisan los derechos de los diputados se pisan los derechos de los ciudadanos", ha advertido. "No me haréis callar. Estoy aquí porque mis padres me enseñaron a luchar por mis derechos y no estoy dispuesto a que mi hijo Daniel no pueda disponer de los suyos", ha advertido. Coscubiela se ha dirigido directamente al presidente, Carles Puigdemont, para advertirle que "no es un hooligan" cualquiera y no puede actuar com a tal.
La intervención de Coscubiela ha sido acogida con aplausos y gritos de democracia por los diputados de Cs, PP y PSC, mientras algunos de sus compañeros de grupo, como el secretario de la Mesa, se mantenían quietos y en silencio en el escaño.
El popular Fernández ha querido "transportar" a los diputados independentistas a la realidad para advertirles que "no les saldrá gratis", lo que están haciendo. "Lo que pase a partir de ahora será única y exclusivamente responsabilidad de Ustedes. Lo siento mucho, ha sido su decisión. Muchas gracias", ha remachado.
El cupaire Benet Salellas ha advertido que las actuaciones de los grupos de la oposición en cascada son "abuso de ley" con la pretensión de obstaculizar deliberadamente el curso del debate, y ha lamentado que el Consell de Garanties Estatutàrias haya aceptado meterse en medio de este debate después de que los últimos años ha habido iniciativas que pisaban los derechos de los ciudadanos sin que este órgano actuara de oficio mientras ahora lo hace para defender la "sacrosanta unidad de España".