Una investigación de varios medios internacionales ha revelado que el software Pegasus se habría utilizado para espiar periodistas, activistas y abogados. A partir de una lista de 50.000 teléfonos móviles afectados, que consiguió Amnistía Internacional y la ONG Forbidden Stories, diarios como The Washington Post han asegurado que hay centenares de ejecutivos de empresas, personalidades religiosas, académicos, empleados de ONG, así como políticos.
El principal diario francés, Le Monde, ha puesto el grito en el cielo y ha dedicado una editorial a criticar las prácticas de espionaje a través de los dispositivos de teléfono móvil. El programa Pegasus es el mismo que se habría utilizado para espiar al expresidente del Parlament Roger Torrent y al concejal del Ayuntamiento de Barcelona Ernest Maragall, según reveló una investigación de El País y The Guardian en julio 2020.
Le Monde cuestiona y carga contra el espionaje de este tipo y asegura que durante muchos años no se ha investigado lo bastante sobre esta práctica ya que siempre se ha justificado su uso en el marco de "el interés de la seguridad nacional, la lucha contra el terrorismo o el crimen organizado". Sin embargo, estas últimas revelaciones sobre el programa Pegasus, complicarán a partir de ahora esta impunidad en el espionaje, tal como asegura el diario: "El abuso del espionaje cibernético se ha convertido en la norma y no en la excepción".
Amnistía Internacional (AI) ha subrayado que el software espía de la empresa NSO Group se utilizó para "facilitar la comisión de violaciones de derechos humanos a gran escala en todo el mundo". De entrada, Pegasus se habría diseñado para perseguir criminales y terroristas pero se ha utilizado para infiltrarse en teléfonos de manera ilegal. Le Monde pone el grito al cielo y deja claro que "entre los teléfonos víctimas de Pegasus no hay terroristas o criminales".
El bajo coste de Pegasus
El diario destaca el "bajo coste" de Pegasus hecho que lo pone al alcance de todos los estados y permite que países como Marruecos o Hungría, que tienen capacidades cibernéticas débiles, tengan acceso instantáneo a capacidades de espionaje muy poderosas".
La empresa NSO Group confirma que una cuarentena de países han adquirido el sistema y el diario francés se pregunta "cuántos de estos lo utilizan para eludir el estado de derecho y llevar a cabo actividades de vigilancia contrarias al derecho internacional?". La respuesta se la dan ellos mismos: "Las encuestas del proyecto Pegasus dicen que "casi todos, incluidas las democracias".
Le Monde pide que "se tome conciencia de este escándalo, que se tome nota de los abusos y que se ponga en marcha un debate sobre el control real y efectivo de estas técnicas".
En el centro de esta investigación se encuentra el software espía Pegasus de NSO Group con que, una vez instalado en el teléfono de las víctimas, proporciona al atacante plenp acceso a los mensajes, correos electrónicos, elementos multimedia, micrófono, cámara, llamadas y contactos del teléfono.
La empresa en cuestión ha negado las denuncias, pero Amnistía Internacional considera que no es más que una excusa falsa. "NSO Group no ha tomado las medidas adecuadas para poner fin al uso de sus herramientas para la vigilancia selectiva e ilegítima de activistas y periodistas, aunque sabía, o habría tenido que saber, que se estaba produciendo".
El técnico del Laboratorio sobre Seguridad de Amnistía Internacional es contundente en sus conclusiones. "NSO afirma que su software espía es indetectable y sólo se utiliza en investigaciones penales legítimas. Ahora proporcionamos pruebas irrefutables que se trata de una falsedad absurda", asegura Etienne Maynier.