La Legión ha cosechado otro año los aplausos más sonoros en el acto central del día de las Fuerzas Armadas españolas, celebrado este sábado en Guadalajara.
Esta vez no lo tenía fácil. El presupuesto del desfile de este año era un 157% mayor al anterior (350.000€ frente a 136.000€), y eso ha permitido añadir al desfile 160 vehículos (entre ellos los carros de combate Leopard y Pizarro) y 63 aviones (como los F-18 y Eurofighter) y helicópteros. Esa era la "competencia" de la Legión, que contaba con una baja significativa: la cabra Pepe, su mascota, muerta el pasado mes de octubre. El perro que la reemplazaba ha aprovechado bien su oportunidad y el cuerpo ha vuelto a ganarse los mejores vítores del gentío.
El Rey, que presidía el acto, ha elogiado la labor diaria de los militares “por la seguridad y la libertad de los españoles”. El tema del desfile era el homenaje a las víctimas del Yak-42.
Con casi 15 minutos de retraso, Felipe VI, acompañado por doña Letizia, llegaba para presidir el desfile militar, con la participación de unos 2.500 militares (el año pasado fueron 600), con tanques, blindados y aeronaves.
La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y la nueva cúpula militar han asistido por primera vez a este acto, que se ha venido celebrando en Madrid los últimos cuatro años por motivos de austeridad.
El desfile se ha desarrollado con fuertes medidas de seguridad, con numerosa presencia policial, y altas temperaturas.
A su llegada, el Rey ha recibido honores de ordenanza y ha pasado revista a un batallón de la Guardia Real. A continuación se ha izado la bandera, traída desde los cielos por un paracaidista, y ha comenzado el homenaje a los fallecidos en acto de servicio, con la intervención de familiares de seis de ellos.
El Rey ha depositado una corona de flores en un monolito a los acordes de “La muerte no es el final”, fuego de fusilería y la pasada de la patrulla aérea Águila, que ha dejado los colores de la bandera de España en el cielo de Guadalajara.
Al finalizar el acto, los Reyes se han acercado a saludar personalmente a los familiares de las víctimas.