Los personajes del libro de Artur Mas se han presentado esta noche en el auditorio de la Pedrera para asistir a la presentación de la obra del 129 president de la Generalitat, Cap fred, cor calent. Antes, sin embargo, han tenido que hacer una larga y paciente cola en el Passeig de Gràcia, repleta de rostros conocidos. Uno de los primeros en llegar ha sido Jordi Pujol, al cual Mas, a pesar de admitir el golpe y la decepción provocada por su confesión de julio de 2014, califica de padre político. Esta noche, Mas lo ha recuperado del ostracismo público a que ha sido condenado y lo ha situado, acompañado de su esposa, Marta Ferrusola, en las primeras filas de la sala.
La fila cero, sin embargo, la han ocupado los consellers de JxCat, en pleno, Miquel Buch, Damià Calvet, Meritxell Budó, Jordi Puigneró, Àngels Chacon, y Maria Àngels Vilallonga; el presidente de JxCat, Albert Batet, la diputada Elsa Artadi, el senador Josep Lluís Cleries... Todos ellos encabezaban una larga lista de personajes de los más de 20 años de historia política que recoge la obra y que hoy se han encontrado convocados en el edificio de Gaudí. Desde los excompañeros de Govern, con Quico Homs, al frente, hasta el actual presidente del PDeCAT, David Bonvehí. La mayor parte, dirigentes y exdirigentes del universo convergente que todavía se está repensando después de la implosión del partido.
Sin embargo, faltaban los representantes de los otros espacios políticos, la parte imprescindible de los episodios de tensión, dificultades, conflictos y diferencias que se han trenzado estos años y que quedan recogidos en la obra. Los otros protagonistas de lo que la periodista Mònica Terribas, que ha actuado como maestro de ceremonias, ha descrito como un relato franco y un poco shakesperiano que expone al president.
Durante el acto y en el libro, Mas ha evocado la soledad de la presidencia, la extrema complejidad de los momentos vividos, la tensión con el Estado, la enigmática advertencia de Pujol "el rey no nos quiere", reuniones como la de Felipe VI en la Zarzuela o con el presidente del TC en un convento... Pero sobre todo, las dificultades del soberanismo para cerrar filas.
El 129 president relata los éxitos históricos conseguidos por el soberanismo pero también las dificultades para remachar los resultados finales hasta interrogarse no sin cierta sensación de impotencia: "¿no será que estamos entrenados para trabajar pero no para hacer política?". "Mi conclusión es que no", ha asegurado esta noche ante un auditorio inquieto por la pregunta.
Todo ello para relatar unos años de gran complejidad que se le han dejado lo bastante claro que la política se puede convertir en una montaña rusa o, como asegura en la obra, que "la ilusión y la frustración en política viajan en el mismo vagón".
Entre los invitados estaban también las esposas de presos políticos, como Meritxell Lluís y Laura Masvidal. "¿No hemos sabido administrar el dolor?", ha interrogado Terribas. Sí y no, ha explicado. "Tenemos que entender y asimilar que tenemos que saber encajar estos golpes. Los golpes están y son duros, y los sacrificios también. Pero forman parte de la historia de estos años", ha advertido.
Mientras el mundo político convergente refrescaba la memoria de los últimos años en el auditorio de la Pedrera, observaban la escena desde un lateral de la sala las personas que han constituido el auténtico nervio en que se sustenta la carrera de Mas, la familia y los amigos. El president, que en la obra deja ver su rostro más personal, no esconde hasta qué punto le han condicionado y con que intensidad los golpes que también han sacudido a su familia le han afectado durante estos años.
En definitiva, un libro que el propio Mas asegura que quiere ser honesto y que confía en que resulte útil.