El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, instructor de la causa contra la cúpula independentista, ha pasado diez días de vacaciones en una urbanización de la Costa Brava bajo la protección de cuatro escoltas y con las salidas muy restringidas.
Así lo avanza El Confidencial, que apunta que el juez mantiene fuertes vínculos personales y familiares en Catalunya y que este verano ha optado por una semireclusión para evitar acciones de protesta por su destacado papel contra el independentismo. Su estancia en la costa catalana ya ha finalizado.
Siempre según el citado medio, Llarena ha seguido las recomendaciones de seguridad de la protección permanente asignada por el Ministerio del Interior y ha tratado de pasar desapercibido durante sus salidas al exterior de la urbanización.
Polémica el año pasado
La estancia de Llarena en la Costa Brava en verano de 2018 fue muy polémica, en especial cuando se dio a conocer que había quedado para cenar con el entonces presidente del PP en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, en un restaurant de Mont-Ras (Baix Empordà), razón por la cual hubo una concentración de protesta. En aquella ocasión los comensales salieron escoltados por la policía y los Mossos abrieron diligencias por los hechos.