Lluís Llach (Girona, 1948) y la Assemblea Nacional Catalana aprobaron a finales de enero la hoja de ruta de la entidad para los próximos dos años, la primera desde que el cantautor tomó las riendas de la entidad en junio tras unas elecciones convulsas con un mal ambiente de fondo que aun no se ha resuelto. También es la primera hoja de ruta de la organización independentista desde que este movimiento ha perdido la mayoría en el Parlament de Catalunya. En el documento que tiene que regir el funcionamiento de la Assemblea este 2025 y en el 2026 se centra en la defensa de la unilateralidad, aunque su presidente reflexiona ahora que no es posible declarar la independencia del país ante la pérdida del poder institucional; la recuperación de la movilización en las calles, que también ha seguido una tendencia a la baja desde el 2019 y las críticas a los partidos independentistas por sus renuncias desde el referéndum del 1 de octubre. Llach analiza la situación de la entidad, del movimiento que pasa "por su peor momento", del país y de lo que describe como su "desnacionalización"en esta entrevista en ElNacional.cat.

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Lluís Llach, en la redacción de 'El Nacional' / Foto: Montse Giralt

Habéis presentado la hoja de ruta de la Assemblea para los próximos dos años. ¿Cómo explicaría cuál es el camino que tiene que seguir la entidad?
La motivación detrás de esta hoja de ruta es que la situación política ha cambiado mucho, no desde los años 2019 o 2020, sino desde hace seis meses. Y por lo tanto necesitábamos un nuevo replanteamiento sobre como tiene que actuar la ANC dentro del trabajo para llegar a la independencia. Entonces, la hoja de ruta es una especulación fundamentada del panorama político tenemos, de donde partimos y a donde queremos llegar, que es a la independencia. En eso somos muy tozudos. Se ha elaborado con la participación de la gente y ahora entendemos que tenemos una manera de llegar a la independencia posible. Y para nosotros es muy imortante porque de sopetón las acciones, movilizaciones, las luchas en la calle responderán a un criterio que tiene una dirección.

En la hoja de ruta decís que la Assemblea se encuentra sola en la defensa de hacer efectiva la DUI. ¿Creéis que ahora mismo es posible levantarla?En este momento no. Para levantar la DUI necesitamos una institución que lo haga y evidentemente están en manos de un españolismo sin complejos que pretende el debilitamiento de la nación entendida como lo hacemos nosotros, que es una nación con derechos sociales económicos, lingüísticos culturales y políticos también. Y, por lo tanto, no es el momento. Nosotros lo que tenemos que procurar es movilizar y organizar la sociedad independentista. La gente está desanimada, pero no ha dejado de ser independentista, y estamos intentando encontrar la manera que sea una sociedad que se confronte a todo aquello que le impida el camino hacia la independencia: el Estado y en estos momentos el mismo Govern autonomista. Nos quejamos mucho de la época pasada con los gobiernos independentistas que iban por su cuenta, pues imagínate ahora. Estamos en un momento de picar piedra, de hablar con la sociedad y de decir, "necesitamos volver a plantar cara, volver a encontrar las motivaciones". Motivaciones hay muchas, tenemos que volver a explicar bien el precio de la dependencia del Estado español que pagamos y concienciar a la gente de que se tiene que hacer protagonista de la lucha por la independencia. Y si la queremos, necesitamos una nación fuerte y es evidente que la situación es de debilitamiento nacional absoluto. Lo que yo llamo parámetros nacionales de convivencia, como la lengua, la medicina, la cultura, las escuelas, las vías de tren, también las posibilidades económicas de desarrollo... todo eso está muy debilitado. Tenemos mucho trabajo por hacer.

Catalunya está en una situación de debilitamiento nacional absoluto

"El discurso y las propuestas de la Hoja de ruta tienen que dirigirse a toda la población, no solo a los ya convencidos", decís. ¿Eso quiere decir que se tiene que ampliar la base independentista?
Primero la base independentista la tenemos que movilizar, porque no tenemos que hacer volar palomas y hay que ser sinceros, está bastante desanimada, indignada, fastidiada. Lo que tenemos que hacer es reunir fuerzas otra vez. Hemos sido dos millones y pico en una votación muy accidentada pero preciosa, pues nos tenemos que reencontrar, nos tenemos que organizar y estructurar. 

¿Antes de ampliar la base se tiene que fortalecer el actual?
Tenemos que volver a hacer que el independentista coja el protagonismo de la lucha para fortalecer la nación y llevarla hacia la independencia, porque si no lo hacemos nosotros, no lo hará nadie, ni el gobierno español ni el del señor Illa, ni ahora mismo el Parlament. El primer trabajo que tenemos a la Assemblea es organizarnos y analizar cómo tenemos el territorio y la capital de Catalunya, que es Barcelona. Estamos en una situación de espolio, los Països Catalans somos las autonomías más expoliadas por una metrópoli de raíz castellana que no ha cedido ni un milímetro desde hace trescientos años. Y a mí me indigna que la desnacionalización de nuestra casa pase cuando todavía tenemos recursos democráticos para luchar. Por eso vengo a trabajar tanto como puedo en la Assemblea. Si alguien que defendió el catalanismo en tiempo del capitán general Primo de Rivera se levantara y nos viera ahora diría "ostras, ¿cómo puede ser que nuestras escuelas fueran ejemplares en toda Europa?" o "¿Cómo hemos pasado de una medicina que durante la primera mitad del siglo XX fue absolutamente puntera en el mundo a tener una sanidad destrozada como dijo aquel ministro?".

[La inmigración] A mí me preocupa como una situación puntual, porque no tenemos ni los medios ni las administraciones han hecho el trabajo que tenían que hacer para acoger a esta gente en bienestar

¿En Catalunya vive medio millón de personas más que en el 2017, eso hace más difícil conseguir la independencia?

Primero tendríamos que contar quién tiene derecho a votar y quién no. Pero a mí me parece que lo primero que tenemos que hacer es integrar a esta gente en la vida social, acogerla. Lo que pasa es que, como nos expolian y perdemos 22.000 millones, las escuelas y los centros de acogida no funcionan. A mí no me preocupa ni lo más mínimo. Y la persona que quiera y viva en este país no tiene los condicionamientos hispánicos que mucha gente de casa tiene. Alguien que viene, por ejemplo, del Senegal con su familia y aprende la lengua de aquí y vive aquí, después de unos años lo que le interesará es que Catalunya sea lo más próspera posible, que es lo que quiere el independentismo. A mí me preocupa como una situación puntual de ahora, porque no tenemos ni los medios ni las administraciones han hecho el trabajo que tenían que hacer para acoger a esta gente en bienestar. Y es una política que dura desde Calvo Sotelo, que dijo que se nos tenía que enviar aquí la gente de habla a la hispana. La voluntad del Estado siempre es precisa y van "a matar". Nosotros tenemos que intentar luchar contra todo eso con los pocos medios que nos dejan. Y esta gente no creo que sea un atentado contra la independencia, en absoluto. Pero no se les dan recursos. Hay una ley de extranjería que es indignante y los obliga estar años sin papeles, trabajando explotados y sin derechos sociales... Lo tenemos que hacer mucho mejor como sociedad de acogida que queremos ser la mayoría de los catalanes.

El Govern de Salvador Illa habla de una Catalunya "normalizada". ¿Creéis que este discurso ha "calado" entre los no independentistas?
Primero, yo no me siento nada normal. Pero diría que no, que la gente independentista sabe que eso no se ha normalizado. Hay miles y miles de personas que saben que esto no es normal. A nivel de libertades colectivas, nada de lo que está pasando es normal desde el 2017 hasta ahora. Y, en cambio, todo es lógico. Después del flujo hacia arriba que vivimos, la represión, el desconcierto de los partidos, la impotencia política de todos juntos ha hecho que estemos en un reflujo. Pero el procés no ha acabado, esto forma parte de él. Entonces hay un momento, que yo creo que es ahora, que este reflujo se acaba y la sociedad se da cuenta de que se tiene que volver a emprender.

20250205 LUZCAS LLACH / Foto: Montse GiraltLluís Llach, en el plató de 'El Nacional' / Foto: Montse Giralt

Desde la Assemblea miran hacia el futuro y fijan las próximas elecciones al Parlament como claves para hacer la independencia. Dicen que el máximo objetivo tiene que ser recuperar la mayoría independentista en la cámara. ¿Lo ve factible hoy por hoy?
Hoy no, de aquí tres años no lo sé. Pero la política catalana cambia a una velocidad... Nosotros partimos de la base que la gente que se llama independentista de alguna manera u otra pretende ayudar en el camino hacia la independencia. No pensemos en lo que harán los partidos, sino en la sociedad. Si conseguimos movilizar a la sociedad, en confrontación, lucha por la escuela, por la lengua, por nuestros derechos nacionales, nuestra conversación con los partidos será muy sencilla. Porque la conversación la tendrá la gente de la calle organizada con los partidos que se hacen decir independentistas. Predecir es difícil, es evidente que hoy tal como está la cosa no, pero quién sabe si de aquí medio año las cosas han cambiado de una manera espectacular. Como hay esta multitud de gente que tiene ganas de independencia a pesar de todo, las cosas pueden cambiar de una manera muy radical. La clase política ya se espabilará, para sobrevivir, al menos. Nosotros nos tenemos que dirigir a la gente de la sociedad y decirlos que el precio que pagamos para ser dependientes es tan inmenso que creemos que hay más motivos que nunca para ser independentista. Es verdad que en el reflujo de todo lo que hemos pasado, estamos en el peor momento, en el punto de más desánimo desde que el PSC ha llegado a la Generalitat porque socialismo quiere decir normalización españolista de Catalunya.

Hoy no es factible recuperar la mayoría independentista en el Parlament, de aquí tres años no lo sé

¿No sé entonces si creen que ha sido demasiado optimista este planteamiento?
Quizás sí, pero entre no hacer nada e intentarlo todo, yo prefiero que lo intentemos todo. La primera oportunidad que tenemos es alcanzar un Parlament de mayoría independentista que esté dispuesto a hacer una DUI. Esto hoy suena muy extraño, en tres años ya lo veremos.

¿Le preocupa que el crecimiento de Aliança Catalana haga imposible recuperar la mayoría independentista?
En estos momentos no está dentro de mis parámetros de trabajo. Pero todos los militantes independentistas tienen que encontrar la vehiculación de sus sentimientos. Y yo no estoy en contra de cuartas listas, que salgan gente, que haya renovación de personalidad, reciclaje democrático de los partidos... El caso de Aliança es un caso del coco. Yo como presidente tengo mi opinión, pero que como Assemblea entiendo que la persona de Aliança que quiera militar como independentista será siempre bienvenida mientras deje el sombrero de su partido, como se lo exigimos a los otros.

Artur Mas planteó que se tiene que hablar con Aliança Catalana. ¿Está de acuerdo?
Hablar no lo encuentro demasiado grave, pero creo que detrás de la palabra hay una voluntad de empezar a tejer puentes y eso es un problema que tienen que resolver los partidos entre ellos mismos. Tienen que ver hasta qué punto puede ser con la gente que admira a la señora Meloni, que preside el primer gobierno fascista y es admiradora de los que bombardeaban Barcelona en 1939, o que se hace fotos con los dirigentes de Alternativa por Alemania. A mí me viene el recuerdo del nazismo y de la Legión Cóndor. Yo vengo de una cultura donde el nacionalismo ha sido siempre una razón de desarrollo democrático y social. No digo que sea un nacionalismo de izquierdas, pero donde los derechos humanos y las libertades hacen una frontera que yo tengo absolutamente marcada.

Deseamos las rupturas de vínculos con todo aquello que favorezca tanto las estructuras del Estado como el Govern del señor Illa

¿Cree que los partidos independentistas, a los cuales critican muy duramente desde la Assemblea po rsu gestión, tienen credibilidad para recuperar los millares de votos perdidos en los últimos años?
Difícil, pero es su trabajo, ellos sabran como. Los partidos tienen que entender que nosotros, los independentistas, queremos que la estabilidad del Estado español sea lo más débil posible. Por lo tanto, deseamos las rupturas de vínculos con todo aquello que favorezca tanto las estructuras del Estado como del Govern del señor Illa. La normalización quiere decir que ellos están en la zona de confort y la Assemblea lo que tiene que hacer es romperla, tanto en el Estado como aquí. Nosotros condenamos que Esquerra Republicana haya ayudado al señor Illa a llegar al poder y que los partidos que se llaman independentistas mantengan el gobierno del señor Sánchez o de quién haya en situación de confort. Querríamos una lucha política mucho más descarada, muestras que publicitaran mundialmente que Catalunya quiere su nación fuerte e independiente. ¿Por qué los 14 no hacen como Xirinacs, que protestaba y no se sentaba? ¿O por qué no rompen vínculos con el Gobierno? Hasta ahora los resultados son muy pobres. La economía singular que se nos promete, me gustaría más que fuera plural, que parece que es un poquito más de dinero. Y ya no hablemos de la amnistía, que negociaron mientras el Estado perseguía a la gente. Ponen en juego muchas cosas y de momento nada.

¿Desde de la Assemblea creen que hay alguna diferencia entre un gobierno de Pedro Sánchez y uno del PP con Vox?
España es España, quien hizo más concesiones fue un señor que se llamaba Aznar y cayó de cuatro patas cuando tuvo mayoría absoluta. España es España, y la Ley Mordaza todavía está aquí, el exilio también... A mí me parece que este juego para la gente que es independentista ya no es creíble. En lugar de discutir si es mejor el PP o el PSOE, pienso que sería mejor desestabilizar más el Estado. Se puede procurar que no haya un gobierno efectivo durante años, por ejemplo. En estos momentos, tal como están las cosas, parecería que si el independentismo no jugara en el Congreso o jugara a la contra de la estabilidad del Estado, no habría gobierno posible. ¡Caray!

No me anima nada ver las mismas caras, con todos los respetos por lo que han representado, por lo que han luchado, por las prisiones que han pasado y por los exilios vividos, pero yo creo que tendrían que empezar a apartarse del escenario político.

"Recuperar la mayoría independentista y rupturista implica la renovación de liderazgos", dicen. Eso choca frontalmente con lo que se ha visto en los últimos dos meses en los dos principales partidos independentistas. ¿Cómo valora que Carles Puigdemont y Oriol Junqueras sigan al frente de Junts y ERC?
Mal. Ahora no entraré una crítica fatídica, pero incluso cuando hay involucradas personalidades institucionales en el exilio, como es el caso del señor Puigdemont, creo que el retorno de las mismas caras no anima. De Esquerra ya ni hablemos. Yo creo que tiene que haber un reciclaje. Y pasará o se tiene que encontrar. A mí no me anima nada ver las mismas caras, con todos los respetos por lo que han representado, por lo que han luchado, por las prisiones que han pasado y por los exilios vividos, pero yo creo que tendrían que empezar a apartarse del escenario político. Pero como los partidos se retroalimentan muy mal y la gente nueva que sale está disciplinada de las juventudes y no hacen nada más que obedecer, y además tenemos una ley electoral que hace de los partidos unas empresas de colocación política que pervierten la participación de la gente... Ojalá me equivoque, pero no veo líderes ni sustituciones posibles. Pero se tienen que tomar riesgos. Y cuando hay alguien que destaca como recambio, la primera preocupación de los partidos es eliminarlo.

¿Por quién lo dice?
No diré nombres, pero todo el mundo los tiene en la cabeza. Ha habido alternativas de liderazgos tanto en Junts como en Esquerra Republicana pero los mismos aparatos se han dedicado a destrozarlos, uno tras el otro. Todo eso no anima nada, entre otras cosas, porque tenemos una conformación de los partidos muy pervertida. No hay democracia participativa, los electores no sabemos quiénes nos representan, no puedes ir a pedir responsabilidades, no tenemos un sistema inglés o suizo... son cúpulas cerradas se retroalimentan y con unos recambios que vienen ya de unas juventudes que están acostumbradas a la obediencia, porque si no que que no subirán. El reciclaje tendría que ser no solo de las personas sino del sistema.

Junqueras y Puigdemont se reunieron en enero en Waterloo, pero ya se han evidenciado las diferencias entre los partidos. ¿Desde su experiencia cree que es posible que haya coordinación entre ellos?
No sé si alguien pasó por Lourdes antes de llegar a Bélgica, pero sinceramente yo lo veo muy difícil.

¿Se ha reunido con ellos desde que han recuperado las presidencias de los partidos?
Nosotros tenemos una comisión de incidencia política, y nos hemos reunido ya con la CUP, la semana que viene nos reunimos con Junts y cuando termine el congreso de Esquerra nos reuniremos para presentarle nuestra hoja de ruta y que sepan que como entidad independentista nosotros tenemos este camino y que allí donde nos podamos encontrar, fantástico.

Nosotros no acompañaremos más los partidos en el fracaso, que es el que hicimos en el 2017, y yo estaba en medio de la clase política y me siento responsable como el que más

Son muy críticos con los partidos por el papel que tuvieron tras el 1-O, ¿pero qué autocrítica hacéis del papel de la Assemblea en los últimos años?
A mí me gusta más la autocrítica que criticar a los otros, porque del 2017 hasta el 2019 hay un gran aprendizaje que creo que la Assemblea lo tiene presente. El día de la presentación de la hoja de ruta yo dije bien claro que los partidos independentistas que vayan hacia la independencia sepan que nosotros, si es el caso, los ayudaremos, si es el caso, los condicionaremos, si es el caso, los desobedeceremos, pero nunca más seremos la muleta. Uno 3 de octubre no obedeceremos cuando nos digan que nos vayamos a casa. Un 10 de octubre, tampoco. Al president que haya le diremos "ahora toca hacer la independencia y es tu compromiso". Y en vez de irnos a casa, lo que haremos será estructurarnos y organizarnos para tener suficiente fuerza y obligarlo. Y el 27 lo mismo. Nosotros no los acompañaremos más en el fracaso, que es el que hicimos en el 2017, y yo estaba en medio de la clase política, o sea que me siento tan responsable como el que más, pero el aprendizaje es precisamente este: tenemos que hacer un camino diferente, tenemos que encontrar formas de resistencia y de lucha diferentes y practicarlo y organizarnos en el país, sabiendo que el Estado vendrá fuerte, pero que nosotros también podemos serlo mucho más.

Como presidente de una de las principales entidades independentistas, ¿cómo valora la situación que vive el Consell de la República?
Con dolor. Hay un momento de declive en la organización, pero con todos los respetos por como ellos deciden funcionar, arreglar sus problemas, y espero que después de las elecciones se nos ofrezca también qué papel quiere jugar dentro del independentismo, y según lo que quieran nosotros estaremos totalmente colaboradores.

¿Cómo tiene que ser la relación entre estas dos entidades?
Plena colaboración entendiendo que somos entidades diferentes y con estrategias diferentes. Siempre pongo el ejemplo del AMI, una entidad independentista de ayuntamientos, alcaldes y concejales. La Assemblea no juega este juego, pero, en cambio, tenemos el mismo objetivo y será importantísimo el día que llegue la independencia tener este poder estructural de estado que son los municipios. 

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