Hèctor López Bofill (Badalona, 1973) es profesor titular de Derecho constitucional a la Universidad Pompeu Fabra. También es poeta, del grupo llamado "Els Imparables". La poesía no es su problema, ahora mismo. Este lunes declara ante el fiscal a las 9:45 de la mañana, a la misma hora que la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. El motivo es similar al que motivó que se llevaran al concejal de Vic, Joan Coma, ante la Audiencia Nacional ("para hacer una tortilla hay que romper los huevos"): el fiscal considera una amenaza este tuit suyo:
"La Fiscalía me llama a declarar por mis opiniones políticas", ha dicho Bofill este viernes. Sus opiniones políticas son muy conocidas de hace tiempo, como promotor de la plataforma Sobirania i Progrés, de la Crida Nacional y del Cercle d'Estudis Sobiranistes, o como militante de ERC o de Solidaritat Catalana.
¿De dónde proviene la acusación?
La acusación deriva del informe de una unidad especial de la policía española que se dedica a seguir las opiniones de la gente, en especial de quienes apoyan el procés. Cuando fui a ver el expediente pensaba que la querella procedía de alguna asociación unionista tipo Sociedad Civil Catalana. Pero no. La misma policía pone mis tuits en conocimiento del fiscal. Eso es intolerable en un estado democrático. Parece la policía política de la Alemania Oriental de los años 70.
¿Le parece una querella política?
Esta querella tiene toda la intencionalidad política del mundo. Me temo que quieren asustar a los partidarios del procés, en particular a los funcionarios, como yo, profesor de universidad, que podemos ser castigados con la pérdida de nuestra condición si nos inhabilitan.
¿Es esta querella un signo de debilidad o de fuerza?
Es un acto desesperado, muestra de la deriva antidemocrática del Estado. Aunque no me dejaron hacer fotos ni fotocopiar el expediente, tomé algunas notas. El tuit que desencadena este caso es uno donde expreso mi opinión a raíz de las condenas a Mas, Ortega, Rigau y Homs por el 9-N. Ellos lo entienden como una amenaza. ¡Las amenazas tienen que ser creíbles y yo soy un profesor universitario! Es un caso que el juez debería archivar inmediatamente.
¿Qué objetivos pretende este "acto desesperado"?
Es una infracción de la libertad de expresión que limita el debate público por vía del llamado chilling effect, "efecto escalofrío" o "efecto desaliento", que hace que todos tengan que ir más con cuidado con aquello que dicen o escriben. Te hacen ver que no eres libre de decir lo que quieres. Así se coarta el debate.
¿Qué espera de este caso?
Espero que se archive inmediatamente. Aquí no tiene que entrar el poder punitivo del Estado. Las opiniones dichas en Twitter se resuelven en Twitter. ¿Por qué a mí me hacen declarar y no a todos los que me amenazaron tras aquel tuit?