El Gobierno español en funciones toma tonos de suspense de las novelas de Agatha Christie conforme la interinidad se alarga sin ver su final en el horizonte. Si en la historia de los Diez negritos los personajes iban desapareciendo, el ejecutivo de Mariano Rajoy ha sufrido una circunstancia similar. Éste registra en estos momentos la menor cifra de miembros de toda la democracia (diez), como resultado de la marcha de tres de ellos por motivos diferentes. La situación ha agravado la tensión por la ingobernabilidad, pues en funciones no se pueden nombrar ministros.
El primero en dejar La Moncloa fue el ex ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. Soria se vio forzado a dimitir como consecuencia de su implicación en los papeles de Panamá. El político canario dio varias versiones de los hechos e incurrió en contradicciones negando que tuviera algo que ver en el caso. Su marcha voluntaria permitió no dejar ninguna mácula en el ejecutivo de Rajoy en vistas a la investidura. Así las cosas, obligó a que el ministro de Economía, Luis de Guindos, asumiera las funciones de interinato.
El caso no sentó bien al titular de Hacienda y Administraciones Públicas en funciones, Cristóbal Montoro. Este ha emprendido en su cartera una lucha contra la evasión fiscal en España. Entonces el titular de Hacienda consideró que cualquier miembro del Gobierno debía dejar su tarea si se veía involucrado en un fraude. Precisamente, Montoro no ha dejado el ejecutivo del PP aún, pero se especula que en la próxima legislatura –si es que hay una donde gobiernen los populares– él decidirá jubilarse de la carrera política definitivamente.
La segunda ministra en abandonar la casa de la Moncloa fue Ana Pastor, ahora presidenta del Congreso y tercera autoridad de España. Su fidelidad y la pertenencia al núcleo de confianza de Rajoy le garantizó el ascenso desde el ministerio de Fomento. Pastor será una pieza clave en la investidura de su jefe, ya que como presidenta tiene la potestad de convocar la ceremonia. El gallego amenaza con no asumir el encargo del rey Felipe VI si no logra los apoyos, lo que pondría a Pastor en un conflicto con la oposición.
Siguiendo la misma lógica que con Soria, la cartera de Fomento se ha tenido que traspasar a otro ministro. Le ha tocado al de Justicia, Rafael Catalá, mientras hay un nuevo gobierno y alguien puede asumir legalmente el trabajo.
El último de los casos en que un ministro ha dejado sus funciones ha sido con el de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso. Alonso se postula como candidato del PP a lehendakari en el País Vasco, como se ha conocido este lunes. Todavía no se sabe quién asumirá Sanidad, pero Rajoy se encontrará pronto con que al menos tres de sus ministros están ejerciendo tareas por duplicado. La ingobernabilidad apremia relativamente, porque que un ejecutivo interino no ejerce labor política y eso supone un volumen menos elevado de trabajo.
Siguiendo esta tendencia, y si un pacto de gobierno con Ciudadanos cuaja, el siguiente en dejar el Gobierno sería el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. El partido de Albert Rivera no estaría dispuesto a asumir que Fernández Díaz, involucrado en la trama de escuchas con la Oficina Antifrau para elaborar informes falsos contra partidos independentistas, siga en el Consejo de Ministros. No sería el único cargo que se cobraría Rivera. Al final de la novela, si C 's entrara en el Gobierno, el último "negrito" en marcharse sería el mismo Rajoy, a petición del catalán. Las novelas de Christie y su suspense, más vigentes que nunca en el Estado.