Si durante el Gobierno Puigdemont el aliado necesario de JxCat y ERC para avanzar fue la CUP, en esta duodécima legislatura este papel lo han asumido los comunes. Ahora que se acerca el final y se avista al horizonte la posibilidad de una nueva aritmética, Comú Podem presiona al tándem Junqueras-Aragonès para que rompa definitivamente con Junts y vuelva a optar por una alianza de izquierdas.
El último episodio de la guerra abierta entre los socios del Govern de la Generalitat, motivada por cómo y cuando tiene que ser la reapertura de la actividad económica y cultural, es para Jèssica Albiach la enésima prueba que "el Govern está roto, cada día con una disputa nueva." Ante esta constatación, la líder de los comunes en el Parlamento insiste en que hay "una alternativa" para un "cambio" que permita "dar una respuesta progresista". Así se ha expresado Albiach preguntada este lunes sobre si ve factible que los republicanos cambien de socio después del 14-F.
Para que el pacto por el cual apuestan los de Colau viera la luz sería imprescindible que ERC y PSC cambiaran su posición de partida. Tanto republicanos como socialistas mantienen, de momento, un veto cruzado. Los dirigentes de ambos partidos han afirmado públicamente que de ningun modo se plantean un gobierno conjunto. La línea que los separa sigue siendo la independencia. O unos renuncian a seguir haciendo camino hacia el estado propio, o los otros aceptan compartir ejecutivo con una formación independentista. Como ya hicieron entre el 2003 y el 2010.
Los presupuestos y los presos
Entre comunes y republicanos hay buena sintonía. En Catalunya, el equipo de vicepresidencia y Economía que comanda ERC labró durante meses el acuerdo con Catalunya en Común para aprobar los presupuestos de la Generalitat. La jugada fue una carambola, que permitió a Colau aprobar sus cuentas al Ayuntamiento de Barcelona gracias al apoyo de ERC.
Ahora es el turno de Pedro Sánchez. El presidente español, que no habría sido investido sin la colaboración de ERC, necesita aprobar presupuestos para el 2021. Los republicanos ya han adelantado que no se pueden permitir "el no a todo" y no han presentado enmienda a la totalidad, como sí que hicieron en la anterior legislatura, un gesto que condujo el gobierno socialista a una convocatoria electoral precipitada.
Desde la vicepresidencia, Pablo Iglesias rema para que se repita el acuerdo de la investidura, con las fuerzas de izquierdas en el Congreso, mientras el ala más conservadora del PSOE presiona Sánchez para que se entienda con C's.
Coincidiendo con todas estas negociaciones, el movimiento de los comunes en Madrid para forzar el gobierno Sánchez a estudiar y promover una reforma del delito de sedición que permita reducir la condena a los presos políticos catalanes. El objetivo: que estén fuera antes de la campaña electoral de febrero.