Con la soga de la amenaza electoral asfixiando cada día más, Pere Aragonès afronta una jornada maratoniana en el Parlament, que ha empezado con un nuevo revés. Jéssica Albiach ha anunciado durante la sesión de control que su partido, los comunes, da por rotas las negociaciones "hasta que se comprometa a decir que Junts no entrará en el Govern".
El escenario abierto el sábado por el propio candidato a la investidura, dando por amortizadas las conversaciones con Junts para repetir coalición, dio alas en los comunes, que volvieron a entrar en escena para acompañar ERC confiando en que los de Puigdemont no volverían a entrar en escena. "A Usted le ha durado cuatro días", ha lamentado Albiach, que ha invitado a Aragonès a "decidir, porque no se puede tener todo, si quiere ser president de verdad o tutelado, blindar servicios públicos o dejar que Sanidad y Educación sean para Junts, si quiere la mesa de diálogo o no".
En el turno de réplica, Aragonès ha intentado hacer equilibrios para seguir ligando con una mano a los comunes y con la otra a los junteros. "Debemos explorar todas las posibilidades para evitar repetición electoral. La aritmética es la que es", ha resaltado. Y ha emplazado a todas las partes implicadas a hacer un último esfuerzo que evite la repetición de elecciones. "Tenemos por delante una semana para que este país no tenga que volver a las urnas".
Posiciones enrocadas
A pesar del comunicado ambiguo plagado de buenas intenciones que hicieron público los tres partidos independentistas después de la cumbre de urgencia convocada por la CUP para rehacer los puentes tambaleantes entre ERC y Junts, las posiciones de fondo de estos dos últimos partidos siguen enrocadas.
Es cierto que ha habido un tímido movimiento para desencallar el acuerdo, el compromiso para aparcar la negociación sobre la hoja de ruta hasta después de la investidura. Un gesto insuficiente todavía para arreglar las cosas. El documento de mínimos rubricado ayer no aclara como se resolverá la votación clave que tendría que llevar a Aragonès a la presidencia de la Generalitat en menos de trece días para no abocar Catalunya a nuevas elecciones.
Los republicanos se mantienen inamovibles en su nueva apuesta de gobernar en solitario y posponer la posibilidad de repetir coalición hasta después de haber investido a Aragonès. Una posición que choca con la exigencia de los junteros, que no parecen dispuestos a ceder los votos necesarios para que eso pase si no es entrante al ejecutivo ya en el primer compás.
En la imagen principal, Albiach y Aragonès en el Parlament. / Europa Press