Salir de la prisión después de tres años y casi 9 meses no es fácil. Incluso puede ser un poco estresante, según admiten cada uno a su manera Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull y Quim Forn, en declaraciones a ElNacional.cat durante el viaje entre Barcelona y Bruselas para reencontrarse con Carles Puigdemont.

"Es un reemprender muchas cosas que quedaron repentinamente cortadas", explica Sànchez que subraya que es un proceso que se toma con mucha ilusión porque representa recuperar a la familia y a los amigos. No obstante admite que puede generar cierto "desconcierto", porque "después de 3 años y casi 9 meses en que te obligan a que pienses poco, que no tomes decisiones, que todo está ya encauzado, se tiene que volver a reanudar la cotidianidad". En cualquier caso, "la sensación de saberte lejos de la prisión lo compensa todo".

Grandes montañas de pequeñas cosas

Quim Forn pasó fuera de Barcelona los primeros días después de salir de la carcel. Para reencontrarse con la familia. Pero a partir del lunes se reincorporó al trabajo para intentar normalizar al máximo la situación. "Intentando normalizar la vida, que no es fácil, porque también te das cuenta de que has estado desconectado mucho tiempo, y que las pequeñas cosas del día a día a veces se te hacen una montaña," explica.

A pesar de explicar con una sonrisa que "aprender a ser libres es más fácil que aprender a ser un preso", Josep Rull también hace una confesión: "fuera, prácticamente todo nos agobia". En su caso, el proceso más complicado está siendo la reconexión con sus hijos, que "no están acostumbrados a tener padre". "El pequeño ha estado más de la mitad de su vida con el padre en la prisión. No lo conozco lo suficiente. Lo tengo que empezar a conocer", suspira.

Jordi Turull explica que ha dedicado estos días a "aterrizar en la normalidad y en una monotonía tan deseada" y subraya los momentos más emocionantes que han vivido desde el mismo instante en que atravesaron la puerta del centro penitenciario por última vez. "Impactando", asegura.

 

En la imagen principal, el conseller Quim Forn durante la conversación con ElNacional.cat en el avión con destino a Bèlgica / Roberto Lázaro