Entraron en el Parlament de Catalunya con tres diputados, pero después crecieron hasta 10. Mantenerse en la apuesta a favor de la unilateralidad en las elecciones del 21-D —después del referéndum y con un clima represivo de prisiones y exilio— los dejó solo con cuatro parlamentarios. Hoy son nueve los diputados anticapitalistas de la Cámara catalana, e independientemente que la cifra haya sido menor o mayor, la CUP a menudo ha conseguido ser decisiva en las grandes cuestiones del independentismo. Una organización siempre muy crítica y fiscalizadora con el Govern y que por eso ha recibido lo que se conoce como 'pressing CUP', pero que esta legislatura decidió cambiar de estrategia y pasar de ser oposición a formar parte de la estabilidad de la legislatura, en un intento de captar una centralidad institucional que ahora, con la decisión sobre los presupuestos, está en peligro.
Esta es la tesitura en que la militancia anticapitalista ha debatido este fin de semana, en un total de 15 asambleas abiertas parlamentarias, sobre el grado de cumplimiento de los acuerdos del pacto de investidura de Pere Aragonès y la inclusión en las cuentas del cambio socioeconómico que piden los cuperos. La decisión, sin embargo, se tomará el lunes. En torno a un millar de militantes votarán a lo largo de toda la jornada si presentan una enmienda a la totalidad o no.
El primer interrogante que tienen que responder consiste en decidir si se presenta una enmienda a la totalidad a fin de no posibilitar la tramitación de los presupuestos. La segunda, si se abstienen en esta votación y así posibilitan la tramitación de las cuentas. Una vez pasada esta pantalla llegará la segunda parte. Si gana la opción de presentar una enmienda a la totalidad, se hará una votación para decidir si se sigue negociando o bien se dan por cerradas las conversaciones. En cambio, si sale la opción de la abstención, se plantearán dos nuevas cuestiones: si el acuerdo es insuficiente para la aprobación definitiva o si bien el actual acuerdo es suficiente para esta aprobación.
La militancia está cansada y quemada, aseguran fuentes cuperas, que apuntan cómo se hizo un "esfuerzo" en el pacto de investidura haciendo posible un Govern que en muchas cuestiones choca con los planteamientos de la CUP. Y todavía está más cansada porque consideran que muchos de los acuerdos no se están cumpliendo. Ahora bien, si una cosa se ha desprendido de las asambleas, apuntan estas mismas fuentes, es el convencimiento de que no se tiene que regalar nada, pero tampoco dejar de presionar, lo que podría situar la decisión en un escenario de presentar una enmienda a la totalidad y seguir con las negociaciones, con el fin de presionar al Ejecutivo y conseguir nuevas medidas que podrían permitir retirar la enmienda antes del 22 de noviembre, cuando se hará el debate a la totalidad.
Endavant y Poble Lliure
Esta sería la opción, cuando menos, que haría confluir las sensibilidades de las dos principales familias cuperas: Endavant y Poble Lliure. Los primeros hace unos días emitieron un comunicado en el cual abogaron por plantear uno "no rotundo" a los presupuestos e incluso exigieron dar por finalizado el acuerdo de investidura con los republicanos. Por su parte los miembros Poble Lliure, también críticos con los presupuestos, son más pragmáticos y próximos a la abstención para facilitar la tramitación, ya que creen que no hay que regalar la centralidad al PSC, en referencia al hecho que si la CUP decide tumbar los presupuestos, el Govern necesitará una ayuda de los socialistas o bien de los comunes. Sea como sea, nada está decidido y si una cosa coincide siempre que la CUP hace asambleas, es que los resultados son inesperados o incluso surrealistas.
Solo hay que recordar aquella asamblea de las bases en Sabadell para decidir sobre la investidura de Artur Mas, que acabó en un empate exacto de 1.515 para ambas opciones. Finalmente, Mas quedó descartado y se abrió la etapa del presidente Carles Puigdemont, en una acción que la CUP describió con una de las frases más conocidas de la organización anticapitalista: haber enviado a Mas "a la papelera de la historia".
Después de eso, las votaciones más remarcadas fueron las cuentas de la Generalitat en época Junts pel Sí, pero entonces la CUP no convocaba a toda la militancia sino a los órganos más decisivos: la Coordinadora Abierta Parlamentaria y el Consejo Político. Tampoco se convocó a toda la militancia cuando se tenía que decidir sobre la investidura de Jordi Turull y fue, de nuevo, el Consejo Político el que optó por no hacerla posible. Ahora, sin embargo, la CUP ha decidido remitirse a las bases en una cuestión que, al fin y al cabo, va más allá de la aprobación de los presupuestos: va sobre qué papel quiere tener la CUP en el día a día del Ejecutivo, ahora que hace casi medio año de la investidura de Pere Aragonès.
Explorar alternativas
Si la decisión cupera fuera definitivamente tumbar las cuentas —solo las avaló una vez, el año 2017 cuando Puigdemont se comprometió a impulsar el referéndum—, la dinámica de bloques quedaría alterada y tendrían que entrar en juego socialistas o comunes. Ya dijo el conseller de Economía Jaume Giró que la prioridad es la CUP, pero que si esta fallaba, habría que explorar alternativas.
En los últimos días, los cuperos y el Govern han llegado a una propuesta de acuerdo en que la Generalitat se comprometía a retirar las partidas destinadas al proyecto del Hard Rock y a la candidatura a los Jocs Olímpics d'Hivern del 2030, dos iniciativas a las cuales los anticapitalistas se oponen frontalmente y podían suponer un obstáculo en la negociación.
En paralelo, el PSC ha alargado la mano varias veces al Govern para pactar los Presupuestos, sin ser correspondidos por la Generalitat; eso se produce en el marco también de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, en el que el Gobierno busca el apoyo de ERC para sacar adelante sus cuentas. Por su parte, los comunes también han abierto la puerta a facilitar la tramitación de las cuentas catalanas, pero han avisado de que presentarían una enmienda a la totalidad si el Ejecutivo no se ponía en contacto con ellos.