"Si tú no vas, ellos vuelven" es uno de los eslóganes más célebres del socialismo. Aglutinar el voto útil contra el PP y Convergència i Unió –lo que ellos engloban como la derecha– siempre les ha servido para recuperar el poder después de periodos en la oposición. Pero desde las elecciones municipales de mayo eso no está tan claro. El PSC y el PSOE han visto cómo el bipartidismo se desdibuja y se desangra especialmente por la izquierda, su espacio ideológico, y su estrategia para detenerlo es la de siempre: capitalizar el voto útil.
Los socialistas necesitan quedar segundos estas elecciones generales. Saben que el PP ganará con toda probabilidad, y su única esperanza es salvar los muebles y gobernar con el apoyo, como mínimo, de Ciudadanos. El candidato socialista a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha echado el guante a Albert Rivera y a Pablo Iglesias en el acto que ha celebrado el PSOE en Inca (Baleares), ofreciéndoles pactar un programa común de alternancia al PP. El precio del apoyo de Ciutadans no le saldrá barato al PSOE.
Si quedasen terceros, podrían poner condiciones a la investidura de un Rivera impaciente por ser presidente y evitar la reedición de un gobierno del PP con la abstención de Ciudadanos. La derogación de la reforma laboral y el arrinconamiento del contrato único, además del mantenimiento del IVA superreducido que Ciutadans quiere subir a cambio de bajar el IVA de tipo general, podrían ser ejemplos que reconciliarían el PSOE con su votante desencantado de izquierdas en un escenario de recuperación económica.
Voto fiel
Para conseguir esta segunda plaza los socialistas necesitan, más que nunca, movilizar a su electorado. Ningún militante o simpatizante se puede quedar en casa. Toda su estructura territorial está convocada a llamar hasta la última puerta. Es ahora o nunca.
En Catalunya, que les había provisto grandes bolsas de votos en las elecciones de 2004 y 2008, algunas encuestas les sitúan rozando con Ciudadanos, con unos 8 escaños. En 2008 consiguieron una cifra récord en unas generales: 25 diputados.
Ahora sólo pueden intentar apuntalar sus feudos. Por eso han empezado la campaña allí donde obtuvieron más votos sobre censo, Badia del Vallès, y han reservado para Pedro Sánchez la joya de la corona: l'Hospitalet, la segunda ciudad de Catalunya, que los socialistas aún conservan. El mitin del candidato del PSOE ha aglutinado unos 1.000 militantes y simpatizantes.
También pasarán por Tarragona y Lleida, ciudades donde han conseguido mantenerse después de las últimas municipales a pesar del envite de las candidaturas municipalistas de izquierdas y de Ciudadanos. En Tarragona, Ciudadanos les pisa los talones después del zarpazo de las elecciones catalanas. Mataró, Santa Coloma y varios municipios del vacilante cinturón rojo también conformarán su itinerario.
El valor Sánchez
Pedro Sánchez ha visitado Catalunya varias veces desde las elecciones catalanas y ha pasado el primer día de campaña en algunos de los lugares donde la batalla con Ciudadanos y Podemos (representado en En Comú Podem) es más encarnizada: Nou Barris y l'Hospitalet. La situación política en Catalunya requiere, para los socialistas, una muestra del compromiso de Madrid, y el candidato a la presidencia del Gobierno es el más indicado para expresarlo.
Lo ha hecho prometiendo la reforma constitucional que PSOE y PSC aportan como para convencer a los independentistas, con una nueva financiación para Catalunya, con el Senado en Barcelona y con respeto a la "singularidad" catalana. Todo recuerda a la promesa de Zapatero a Maragall en 2003 con la reforma del Estatuto: "Miquel, yo haré esta reforma constitucional para que Catalunya se quede en una España mejor", ha dicho a Iceta en l'Hospitalet. Sánchez también cerrará la campaña socialista catalana, en un acto en Barcelona el día 18, para ratificar este compromiso.
Hoja de servicios
Para "echar a Rajoy", Chacón, Iceta y Sánchez reivindican una vez más la herencia de los socialistas con los españoles y los catalanes, la España de la universalización de la sanidad y la educación, del pacto por las pensiones: la España de Felipe González y la Catalunya de Maragall y Ernest Lluch, cuya hija cierra la lista de Chacón. Es un discurso que no varía desde que el PP subió al poder. Fue así en las elecciones europeas, en las municipales y, en menor medida, en las catalanas, donde el marco mental del plebiscito sobre la independencia se impuso al discurso socialista.
C's y Podemos
Ganar la partida a Ciutadans y arañar votos de Podemos implica diferenciarse de los dos, pero manteniendo el equilibrio para extender la mano con quien probablemente tendrá que pactar. Por eso el discurso se centrará en presentar a Albert Rivera como un Rajoy en joven y a Podemos como una copia mal hecha del PSOE y de Izquierda Unida. Sus esfuerzos, sin embargo, se centran en el candidato de Ciutadans: "Quien dice que no es ni de izquierdas ni de derechas, es de derechas".
El PSOE lucha por erigirse como único candidato con posibilidades de ganar verdaderamente de izquierdas, y con una experiencia demostrable en la construcción del Estado del bienestar. Y para consolidarse como la opción útil contra el PP y Ciudadanos, los socialistas anuncian que derogarán todas las leyes estrella de la legislatura: la ley Wert, la ley mordaza y la reforma laboral.
Chacón: eterna candidata
Uno de los principales interrogantes en Catalunya es el apoyo que puede conseguir una candidata que se presenta como cabeza de lista por tercera vez consecutiva. Además, incluye en su lista a otra figura alejada de la regeneración del PSC: José Zaragoza. Chacón es una presa fácil para En Comú Podem, que la bautizó ministra de los desahucios por anunciar la apertura de juzgados para agilizar los lanzamientos de quienes llamó "morosos profesionales".
Para un PSOE que necesita reivindicar la compatibilidad de sentirse catalán y español dentro de una España federal, Chacón representa un valor seguro que planta cara a Ciutadans sin complejos: “A mí nadie me puede decir que soy equidistante, a Catalunya no le conviene ni la ruptura ni la separación”, dijo el día en el que presentó su candidatura al Congreso. Y si no fuera un valor seguro, no habría demasiada solución: fuentes del PSOE aseguran que tampoco había alternativa a la exministra para encabezar las listas.
Ha sobrevivido a tres candidatos a presidente de Gobierno diferentes: Zapatero, Rubalcaba y, ahora, Pedro Sánchez. Con el primero todavía llenaban el Palau Sant Jordi hasta los topes, aunque fuera trayendo autocares de gente de todas partes, y obtuvieron los mejores resultados del PSC en unas elecciones generales. Ahora, se enfrentan a los peores. Todo, en sólo ocho años, a duras penas. Aseguran, sin embargo, que ya "se han acabado los tiempos de la resistencia", contentándose con unos resultados en las elecciones del 27S menos devastadores de lo que esperaban. Ahora, aseguran, "es hora de la ofensiva".