Finalmente, los presupuestos del Estado han superado la prueba de fuego con mejor nota de la esperada hace tan sólo unas pocas semanas. Después de un intenso debate, hoy el pleno del Congreso de los Diputados ha dado luz verde al proyecto, debidamente negociado y enmendado. Ciudadanos ha quedado finalmente fuera de juego, gracias a la maniobra de Pablo Iglesias con ERC, el PNV y EH Bildu. Ahora las cuentas públicas se enviarán al Senado para una tramitación exprés y que puedan ser una realidad tangible en los últimos días de diciembre, antes de que acabe un 2020 marcado por la pandemia.
Se han aprobado todos y cada uno de los capítulos, como es imprescindible. La mayoría final ha sido bastante amplia: 187 votos a favor, 153 en contra y ninguna abstención. Sorprendentemente han faltado diez diputados a la votación. Han votado a favor, además del PSOE y Unidas Podemos, ERC, los cuatro diputados del PDeCAT, el PNV, EH Bildu, Más País, Compromis y otras formaciones minoritarias. En total, 11 partidos. En contra lo han hecho, aparte de las tres derechas, formaciones como JxCat o la CUP, que ni siquiera han entrado a negociar con el Gobierno. La única excepción en las votaciones han sido las partidas de la Casa Real, el Tribunal Constitucional y el Tribunal de Cuentas: la derecha a favor y el independentismo en contra.
Son los presupuestos con más gasto de la historia española, teniendo en cuenta el contexto de crisis económica. También son las cuentas con más apoyos desde el año 2007, cuando Zapatero consiguió 190 votos favorables. Los últimos de Rajoy salieron por la mínima: 176.
Los han aprobado ERC y el PDeCAT, que han arrancado promesas de inversiones del Gobierno. Junto a Pablo Iglesias, el PNV y Bildu, presionaron para dejar a Ciudadanos fuera de la ecuación, que Sánchez quería captar a precio de saldo. Ahora queda mucho más claro que la legislatura será larga, y el vicepresidente segundo confía en que sea con la mayoría de la investidura y, ahora también, de los presupuestos del Estado. El apoyo de la izquierda abertzale, por primera vez en su historia, ha levantado muchas ampollas.
El debate intenso de cuatro días en el Congreso también ha servido para evidenciar la gran división del independentismo en plena precampaña. De hecho, ha contado con la ya candidata a presidenta de la Generalitat, Laura Borràs, que ha reprochado que los republicanos y también los demócratas aprueben las cuentas "casi a cambio de nada". En unos parámetros similares a los de la cupera Mireia Vehí, que lamentó que, con el movimiento de ERC, "parece que vuelva la Convergència de toda la vida", la del peix al cove.
ERC ha apelado a la "utilidad", que no les hace menos independentistas. Han rebatido que el dilema que las formaciones independentistas tenían en frente era si continuar con los presupuestos de la derecha, "o si podíamos incidir en unos presupuestos más expansivos" que "intentarán dar respuesta al momento actual". Gabriel Rufián les ha dicho hoy que "lo más fácil es tuitear desde el sofá". Por su parte, el portavoz del PDeCAT en el Congreso, Ferran Bel, ha replicado que los que critican el apoyo a las cuentas "lo hacen desde la comodidad".
Ahora los presupuestos han acabado su trámite en el Congreso. Durante el mes de diciembre los debatirá y eventualmente enmendará el Senado. Si se aprobaran enmiendas a la cámara alta, el Congreso se volverá a reunir el 29 de diciembre para ratificarlos. Una vez superados todos estas pasos, ya serán una realidad para el 2021. Ahora vienen otras batallas, como la de la liberación de los presos políticos. Tanto la reforma de la sedición como los indultos están, hoy por hoy, en el aire.
Los acuerdos de ERC y PDeCAT
¿Qué han conseguido los republicanos? Un amplio abanico de acuerdos. El principal, seguramente, una inversión de 2.339 millones de euros que respeta la disposición adicional tercera del Estatut y el levantamiento total de la intervención financiera sobre la Generalitat, que previsiblemente pasará en enero. También una revisión cada cuadro meses de la ejecución de las inversiones previstas en los presupuestos, la eliminación del dumping fiscal de Madrid, la liquidación de la deuda pendiente en becas, la gestión del ingreso mínimo vital desde Catalunya, la moratoria del pago de las cuotas de autónomos o administrar directamente una parte de los recursos que lleguen del fondo de recuperación de la Unión Europea.
El PDeCAT también ha arrancado algún compromiso, mucho más modesto por su peso (cuatro diputados) y por llegar cuando Sánchez e Iglesias ya disponían de los votos necesarios. La "principal", en palabras de Ferran Bel, el traspaso de los recursos económicos de Rodalies a la Generalitat, que acompañará el traspaso de la gestión ya realizado. En total 232 millones de euros. También han conseguido aprobar una enmienda "que garantizará la continuidad y supervivencia de la UOC", gracias a una modificación del régimen de contratación de sus profesores.
Como anécdota, ERC se vio obligada ayer a retirar las enmiendas a la totalidad que dejaban sin presupuesto la Casa Real o el Tribunal Constitucional. El objetivo era evitar que la derecha pudiera tumbar los presupuestos, porque sólo con que decaiga uno de los capítulos todo el proyecto se devuelve al gobierno. En las últimas horas los republicanos habían detectado como el PP y Vox les votaban algunas enmiendas parciales.