Sólo hace un mes que la candidata de Vox a las elecciones andaluzas, Macarena Olona, hacía efectiva su renuncia a todos los cargos y abandonaba por sorpresa la política activa. Una decisión propiciada por el fracaso de los ultras en la región meridional y el bloqueo de Santiago Abascal a su retorno a Madrid. Olona dejaba entonces el partido, alegando, eso sí, motivos de salud. En un comunicado, la alicantina, empadronada en Granada para poder presentarse a los comicios andaluces, lamentaba que había llegado "el momento de poner fin a esta etapa por razones médicas ajenas" a su voluntad, y añadía que "la salud no entiende de compromisos adquiridos".
Aquellas "razones médicas", que no compartía en el momento de su renuncia, las ha revelado este lunes. Según ha explicado, abandonó la política por un problema de tiroides que le provocaba desvanecimientos, le hizo perder peso y le impedía hacer vida normal. Un mes después, ya está recuperada. Y es que Olona asegura encontrarse bien y con fuerzas. De hecho, su condición física y de salud es tan buena que la ultra ha empezado hoy mismo el Camino de Santiago, un recorrido de más de cien kilómetros desde Sarria (en Lugo) que acabará el 2 de septiembre. De hecho, ha invitado a sus seguidores a acompañarla en el recorrido. Quien no estará es Santiago Abascal, quien ya explicó que no podría acompañarla porque tiene "cosas que hacer" estos días, pero sí que le deseaba "un buen camino y una recuperación rápida".
Es también desde esta localidad gallega que Olona ha confirmado su interés por volver a la política activa. "Estoy deseando volver a sudar la camiseta pública", afirmaba. "Tengo muy claro que quiero servir a los españoles y estaré donde pueda ser útil", ha afirmado con cierta incógnita, sin aclarar expresamente si se refiere a la actividad política o a su profesión de abogada de Estado.
Macarena Olona, a disgusto en Andalucía
A pesar de excusarse con motivos personales y de salud, a nadie se le escapaba que su dimisión llegaba en un momento marcado por el fracaso electoral en Andalucía. La diputada de Vox cedió a las presiones de la dirección nacional de la formación de extrema derecha para encabezar la lista a las elecciones del junio pasado con el convencimiento de que podría volver a Madrid cuando quisiera. Ella, viendo que con la mayoría absoluta del Partido Popular no tendría ninguno presencia en el futuro ejecutivo andaluz, soñaba con poder volver a ocupar su escaño en el Congreso de los Diputados, que había dejado para ser cabeza de lista. Ahora bien, la dirección de Vox se negaba a cumplir sus sueños y lo obligaba a quedarse aunque estaba a disgusto en Andalucía. Prometió que se quedaría, pero sólo tres semanas después de estrenarse como portavoz de Vox en el Parlamento andaluz tiraba la toalla.