El unionismo esperaba hoy, fiesta nacional española, igualar la manifestación del pasado domingo. En realidad, se han quedado muy por debajo. Unas decenas de miles de personas se han concentrado en el paseo de Gràcia, delante de la Pedrera, y se han dirigido hacia la plaza de Catalunya, donde se han pronunciado los parlamentos. La Guardia Urbana los ha cifrado en 65.000, pero es posible que fueran bastantes menos, porque la gente estaba muy dispersa en un espacio muy ancho. La organización estaba lejos de controlar el acto. Diferentes grupos unionistas se han concentrado en diversos puntos del paseo de Gràcia. Y algunos han producido incidentes en la plaza de Catalunya, donde han chocado con la Guardia Urbana. También ha habido amenazas a los periodistas. El servicio de orden era prácticamente inexistente.
Decenas de miles
A la hora de inicio del acto eran tan solo unos pocos millares los que se concentraban delante de la Pedrera. La pancarta oficial que encabezaba el acto muy pronto se ha visto rodeada, por delante y por detrás, por otras pancartas. Las banderas blancas con las banderas de Europa, Catalunya y España incrustadas han quedado bastante aisladas en la parte central de la manifestación. En realidad, la falta de atractivo de la organización se ha puesto de manifiesto al llegar a la plaza de Catalunya, cuando muchos de los manifestantes han optado por abandonar la zona. Muy pocos se han quedado a escuchar los parlamentos.
Catalanas bajo mínimos
Aunque la organización había llamado a llevar banderas españolas y catalanas, la hegemonía absoluta era de las banderas españolas. Españolas sin ningún signo, españolas con el emblema constitucional, españolas con escudos militares, españolas con el toro de Osborne e incluso españolas con el Sagrado Corazón... Y alguna bandera que hermanaba bandera y bandera española. Las pancartas brillaban por su ausencia. Pocos asistentes llevaban las pancartas de sus casas. Entre ellas una bastante sorprendente: "Nacionalismos no".
De la defensa de la unidad a la de la represión
Si bien muchos de los cantos eran simplemente una defensa de la unidad española: "No nos engañan, Cataluña es España" o "Yo soy español, español, español," tampoco han faltado los gritos que iban más allá y que celebraban la represión contra el independentismo: "Puigdemont a prisión", "Viva la Guardia Civil"...
Ultras
Si bien la mayoría de los concentrados no llevaban insignias ultras ni cantaban eslóganes ultras, la presencia de la ultraderecha en la manifestación estaba plenamente normalizada. Había individuos con piezas de uniforme militar: gorras legionarias, camisetas de la Guardia Civil, banderas de la Armada española... Algunos catalanes llevaban banderas carlistas y con el Sagrado Corazón... Algunas pancartas eran abiertamente ultras, como "España no se rinde" del fascista Hogar Social madrileño u otra con símbolos nazis, que rezaba "No parar hasta conquistar". También había un grupo más ruidoso que numeroso de Somatemps y otro de Plataforma per Catalunya. Algunos asistentes cantaban el lema que se popularizó en los años setenta contra el Estado de las Autonomías: "España una y no cincuenta y una". Ni el servicio de orden ni los asistentes han silbado ni intervenido ante estos grupos. La presencia de la ultraderecha se ha normalizado completamente, aunque al final del acto los organizadores han querido desmarcarse de la presencia de "símbolos no constitucionales".
Tensión con los Mossos
"Esta policía no hay que permitirla" o "¿Dónde estábais el 1 de octubre?", gritaban los manifestantes unionistas a los Mossos que custodiaban la Casa Milà. Algunos incluso añadían "Trapero, traidor, irás a prisión". El servicio de orden ha tenido que interponerse. Mientras algunos insultaban a los agentes, otros se dirigían a abrazarlos, alegando que eran víctimas de sus jefes.
Los parlamentos
La gente no estaba muy interesada en los parlamentos. Buena parte de los asistentes se ha marchado mientras sonaba "Mediterráneo" de Serrat y "Déjame" de Los Secretos. Algunos por falta de interés, y unos cuantos ultras con intención clara de crear incidentes (ha habido un pequeño choque con la Guardia Urbana cerca de la calle de Bergara). Los oradores estaban eufóricos ante la concentración de la "mayoría silenciada" que "ha perdido el miedo" e incluso han celebrado el procés por haber puesto de manifiesto el españolismo: "No hay mal que por bien no venga". En los parlamentos ha habido críticas a las "incitaciones al odio" de las "asociaciones separatistas", ironías sobre que a Puigdemont "le temblaron las manos y las piernas". También se ha asegurado que "La historia lo juzgará y el veredicto no será bueno" y desde la tribuna se han pedido "penas por sublevación sediciosa". A pesar de todo, desde Españoles y Catalanes ha habido una promesa de diálogo si el lunes el presidente de la Generalitat "vuelve al camino de la Constitución española". Ni siquiera han faltado alusiones a la "gesta" del "descubrimiento". Quien ha hecho una intervención más histriónica y más aplaudida ha sido Josep Bou, de Empresarios Catalanes, quien ha asegurado que "Los catalanes somos hijos de la mejor tierra del mundo, con la bandera en el cuello y me enorgullezco de decir que pertenecemos a la tierra más hermosa del planeta, España". Después de asegurar muy serio "Que como en España no se come en ningún sitio del mundo", ha añadido que "España es el mejor país para nacer". Sintomáticamente, todos los parlamentos se han acabado, además de con las consigna de "¡Viva Catalunya" y "¡Viva España!", con gritos de "¡Viva el Rey!".