Sílvia lo tiene claro. La manifestación independentista de este jueves "tiene que tener un antes y un después". Así lo asegura al día siguiente de la marcha, que reunió a 45.000 personas en Bruselas, para exigir la libertad de los presos, dar apoyo al Govern al exilio y pedir una reacción de Europa.
Después de recuperarse de las horas de autocar, el frío y cansancio de recorrer las principales calles del barrio europeo de la ciudad, Sílvia considera que la demostración de fuerza fue "emocionante" y confiesa que se esperaba una alta participación pero no tanta". "Ha valido la pena", asegura satisfecha a las puertas del hotel de Lieja, donde ha dormido esta noche antes de emprender el viaje de vuelta hacia Barcelona.
La mañana ha servido para visitar esta ciudad valona, pasear por el mercado de Navidad que ha instalado en el centro y comprar algún souvenir, pero también para recordar y comentar con los otros manifestantes cómo había ido la marcha independentista.
Ángeles tampoco se esperaba tanta gente y dice estar "muy contenta" de cómo fue la manifestación. De hecho, lo considera todo un "éxito". Sobre las posibles repercusiones, sin embargo, no lo tiene tanto claro. Eso sí, asegura que es una manera de "hacer presión" y demostrar a los representantes políticos que "no estamos solos". "La cosa no se detiene, continuamos", defensa.
Albert, en cambio, sí que tiene claro que la manifestación de este jueves "sirve". "Juncker no cambiará, pero la gente de base puede ser sí", asegura, defendiendo que el proceso es "un trabajo a largo plazo". "Quizá conseguiremos cambiar Europa", manifiesta esperanzado.
Lola tampoco lo tiene tanto claro. Vio la manifestación del jueves "muy impresionante" y asegura estar "muy contenta de haber estado allí cerrando filas". Ahora bien, reconoce que "ya no espero nada de Europa". Lola se muestra decepcionada con las instituciones europeas pero asegura que "no nos pueden despreciar así, en algún momento tiene que estallar eso y salir adelante".