El independentismo se ha dado a conocer este sábado en Madrid y lo ha hecho por la puerta grande. Lejos del relato que se intenta vender en el Tribunal Supremo, miles de independentistas han llevado su protesta, como siempre pacífica, cívica y festiva, a la capital española.
Las esteladas y los símbolos amarillos han tomado el paseo del Prado y la plaza de Cibeles, principales arterias de la ciudad, donde también se han podido ver grallas, gigantes, sardanas y cantos corales. "Es una fiesta no una protesta", gritaban un grupo de manifestantes antes de empezar el acto, dejando bien claras sus intenciones.
Los lemas ya habituales de "libertad presos políticos", "independencia", "1 de octubre ni olvido ni perdón" y las calles serán siempre nuestras" han viajado hasta Madrid, pero también se han podido oír nuevos. La ocasión lo merecía. "Hemos venido a despedirnos" o el canto del "passi-ho bé" han sido los más destacados.
También se han podido escuchar canciones como L'estaca, Nosaltres nos om d'eixe món, Els segadors y la italiana Bella, ciao.
El juicio como protagonista
La manifestación, que ha tenido lugar a un kilómetro escaso del Tribunal Supremo, donde estos días se juzga a los presos políticos por el 1-O, ha tenido protagonistas inesperados. El más destacado: el Fairy. "Sin el Fairy no hay revolución", han coreado algunos de los manifestantes, equipados con pins con imágenes de esta botella de detergente. Incluso el gigante de Sant Martí de Tous, que ha viajado hasta la capital española para formar parte de esta manifestación histórica, iba equipado con un Fairy.
La movilización también ha tenido momentos emocionantes, como cuando se ha aplaudido a personas de edad muy avanzada que apoyaban la causa o cuando se ha agradecido a la cincuentena de colectivos españoles su participación en la marcha. Se han podido ver desde entidades vascas, gallegas y canarias hasta sindicatos y plataformas como Madrileños por el Derecho a Decidir.
La marcha ha transcurrido sin incidentes destacables, más allá del grito anecdótico de algún españolista que se ha acercado al emplazamiento de la manifestación para mostrar su posición contraria al independentismo.
A pesar del habitual baile de cifras entre organización y policía, que han hablado de 120.000 y 18.000 manifestantes respectivamente, la realidad es que la ciudad de Madrid se ha llenado de esteladas y simbología amarilla, en una manifestación histórica para el movimiento. Nunca antes el independentismo había organizado una manifestación en la capital del Estado ni había movilizado a tanta gente.