Éxito de convocatoria. El independentismo ha vuelto a salir a las calles este jueves, y lo ha hecho superando todas las expectativas de asistencia. La cumbre hispano-francesa que ha reunido al presidente español, Pedro Sánchez, y a su homólogo francés, Emmanuel Macron, en el Museo de Arte Nacional de Catalunya (MNAC) ha sido el aliciente necesario para atraer un gentío en las escaleras de Montjuic, justo por debajo de las Cuatro Columnas de Puig y Cadafalch. Los organizadores admitían hace unos días que se darían por satisfechos si conseguían reunir a 5.000 personas, teniendo en cuenta que el hecho de ser día laborable no ayudaba a las perspectivas. Pero ellos mismos han contabilizado durante esta mañana a un total de 30.000 asistentes. La cifra de la Guardia Urbana ha sido más conservadora, situada en 6.500, pero incluso así también ha superado las previsiones.
🔴 Cumbre hispano-francesa en Barcelona entre Sánchez y Macron | DIRECTO
Sea cual sea el dato exacto, lo cierto es que desde primera hora de la mañana este rincón de Barcelona ha reunido una amplia representación del independentismo. A partir de las 8.00 han empezado a llegar los primeros asistentes a los pies de las Torres Venecianas, enfrentándose a un frío gélido empeorado por el fuerte viento. Equipados con bufandas y guantes, poco a poco han ido acogiendo más y más público, a medida que llegaban delegaciones de los CDRs, de la ANC y de tantas otras organizaciones que han dado apoyo a la convocatoria. Antes de las 9.00 ya subían por la Avenida Maria Cristina en dirección al lugar marcado. La explanada de la Fuente Mágica se ha ido llenando hasta que ha estado a tope, y gran parte del público ha tenido que conformarse con quedarse más lejos.
Pero el ruido se ha oído igual. Durante más de dos horas, los silbidos (muchos de ellos repartidos por los mismos organizadores) y los gritos ("Ni Francia ni España, Países Catalanes" e "Independencia") han acaparado la sonoridad del ambiente. También decenas y decenas de esteladas, así como pancartas que han dirigido sus mensajes principalmente contra los estados español y francés. El ruido ha sido permanente, y se ha multiplicado en algunas ocasiones según las indicaciones de los organizadores, que iban informando a través de los altavoces. "Ahora nos dicen que Sánchez y Macron están participando en la recepción. ¡Silbad bien fuerte!". Y el público ha respondido con energía. Desde este punto no se han podido observar los movimientos de los mandatarios ni se ha sabido si el ruido ha dado impresión, pero no hay duda de que se ha intentado boicotear el acto tan bien como se ha podido.
El procés no se ha acabado
Con la masiva movilización, el independentismo ha querido demostrar a Pedro Sánchez y a todo el mundo que el procés no se ha acabado. A pesar de los intentos del Gobierno de apaciguar el conflicto con el diálogo y su política de "reencuentro", los manifestantes han querido dejar claro que no habrá tregua hasta conseguir la independencia. A partir de las 11.30 horas, la explanada ya se ha ido vaciando de independentistas, pero la jornada reivindicativa no ha acabado aquí. Los CDR habían convocado a esta hora una marcha hasta el consulado francés, y centenares de personas se han sumado.
Antes, pero, aún ha habido tiempo para los parlamentos de las entidades convocantes y palabras de los partidos. Y también la lectura del manifiesto, que ha dejado un mensaje claro: "En los Países Catalanes no hay normalidad, sino un conflicto político no resuelto". Los diferentes actores han querido reivindicar que "la sociedad catalana ha demostrado históricamente su fuerza colectiva" y han sacado pecho que seguirá siendo así "las veces que haga falta". "La única normalidad democrática en los Países Catalanes es la movilización transversal y continua", han apuntalado. Ahora bien, también ha habido un dardo para los partidos, con la exaltación de la fuerza del pueblo frente a "unos políticos que se quieren colgar la medalla". Y es que, si bien durante gran parte de la jornada el ojo de mira del público ha estado puesto sobre el MNAC y se ha podido discernir la anhelada unidad del independentismo, también ha habido espacio para los reproches: un grupo de manifestantes ha pitado e increpado a Oriol Junqueras, que ha asistido a la manifestación con una delegación de ERC mientras Pere Aragonès acompañaba a Sánchez y Macron en la cumbre.