La manifestación a favor de la farsa de Tabàrnia ha reunido esta mañana en la Via Laietana de Barcelona a unas 15.000 personas, según la Guàrdia Urbana, que han entonado gritos españolistas, entre ellos "Puigdemont a prisión".
El acto ha empezado con una ofrenda floral irónica ante el monumento al conseller en cap de Barcelona, Rafael Casanova. Casanova se hubiera quedado pasmado si 304 años atrás le hubieran explicado que miles de personas se manifestarían contra el proceso independentista ante su monumento.
Los gritos de "Viva España", "soy catalán, soy español" y el omnipresente canto unionista de "yo soy español, español, español" han sustituido los problemas de micrófono de los organizadores.
Las banderas inventadas de Tabàrnia se han mezclado con las de España y las bufandas amarillas y rojas. Antes de desfilar hacia Via Laietana, los organizadores han citado los nombres de las entidades que han impulsado la manifestación, acompañadas de gritos que recuerdan a los que se hacen cuando se recita una alineación.
Mientras bajaban por la Via Laietana, donde la semana pasada se celebró la manifestación contra la presencia del rey Felipe V, se han escuchado gritos de "Puigdemont a prisión" y "no somos fachas, somos tabarneses". De camino a la plaça Sant Jaume, algunos manifestantes ha aprovechado para comprar banderas de España y cuando han pasado por delante de la comisaría de la Policía Nacional se han puesto corear a los agentes españoles "esta es nuestra policía".
En la plaça Sant Jaume, algunos de los concentrados han gritado contra la alcaldesa, Ada Colau. La euforia se ha desatado entre los españolistas cuando, de una de las callejuelas, se ha abierto paso una furgoneta roja. Esperaban que saliera de ella Albert Boadella y se han puesto a gritar "presidente, presidente". Los organizadores, sin embargo, ha aclarado que Boadella no aparecería por ningún sitio.
Los concentrados han abucheado una estelada que cuelga en uno de los balcones de la plaza, mientras otros coreaban hurras a la Guardia Civil y a la Policía Nacional. Uno de los presentes ha respondido gritando "viva las mujeres calientes". Antes de acabar, uno de los portavoces no se ha privado de proclamar que eran 2 millones. En realidad, 15.000 personas.