Una semana después de los trágicos atentados, tres de los principales diarios editados en Madrid, de diferente línea editorial, han coincidido en la portada este jueves: los Mossos estaban avisados. Por un lado, El País y El Mundo coincidían en asegurar que la policía belga se había dirigido a los Mossos d'Esquadra para advertirles sobre Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll que murió en la casa de Alcanar. Por el otro, ABC afirmaba que el juez había alertado a la policía catalana de que las bombas de Alcanar podían ser para un atentado.
La caverna digital no ha tardado en reaccionar. "Un policía belga y una jueza destrozan el relato propagandístico de la Generalidad", titulaba el portal Libertad Digital. La pieza, firmada por Pablo Planas, añadía al respecto: "Estas 'casualidades' destrozan el relato de la Generalidad construido con el 'major' de la policía autonómica, Josep Lluís Trapero, como gran protagonista con hechuras de Estado".
La realidad, sin embargo, es un poco diferente: fue una comunicación "no oficial" y la policía belga pidió información sobre el imán de Lleida. No alertaba de nada. Un agente de la policía de Vilvoorde envió un correo electrónico a un mando de la comisaría general de información de los Mossos con quien había coincidido en unas jornadas hace unos dos años. Preguntaba si tenían datos sobre Es Satty, que quería pedir trabajo en este municipio belga.
Entonces el jefe de la Unidad de Análisis Estratégicos de los Mossos d'Esquadra efectuó una búsqueda en la base de datos de la policía catalana, pero no constaba ningún dato sobre él, y eso es lo que respondió. Los antecedentes del imán no constaban en su base de datos. La comunicación fue informal porque, hoy por hoy, los Mossos no pueden tener relación directa con cuerpos policiales extranjeros. Están vetados de Europol por el Estado.
En su información, de forma temeraria, El País incluso publicaba el nombre y apellido del agente con el que la policía belga intercambió información. Los Mossos se han visto obligados a pedir que, en nivel 4 sobre 5 de alerta terrorista, no se difundan datos personales de ningún policía relacionado con las investigaciones. "Puede afectar gravemente a la seguridad personal de los agentes", han alertado.
Sobre lo que publicaba ABC sobre la casa de Alcanar, no hay constancia de que la jueza del juzgado de instrucción número 2 de Amposta escibiera nada sobre la sospecha terrorista en los autos que firmó antes de que el caso pasara a la Audiencia Nacional.
En los días posteriores a los atentados, justamente algunos medios han centrado sus esfuerzos en esto: atacar la buena reputación de los Mossos d'Esquadra, una policía que quieren volver a identificar con el referéndum del 1 de octubre. Algunos de los protagonistas de la manipulación del 11-M vuelven a aparecer.
Dudas sobre los Mossos
La actuación de los Mossos d'Esquadra consiguió desarticular en solo cinco días una célula yihadista integrada presuntamente por doce miembros: ocho, abatidos y cuatro, detenidos. Pese a algunos errores, el operativo, hecho conjuntamente con las policías locales, se ha ganado el reconocimiento de la prensa internacional, pero no de las grandes cabeceras españolas. Más bien todo lo contrario: han intentado sembrar dudas sobre cómo se llevó a cabo.
Cayetana Álvarez de Toledo, exdiputada del PP, miembro de Libres e Iguales y periodista, encarnó muy bien estado actitud en un artículo en El Mundo. "¿Nada que objetar? Bueno, poco de lo que presumir", escribía. Y hacía una lista de supuestos errores: nadie había detectado la radicalización de doce personas, la CIA había advertido sobre un atentado en La Rambla (información difundida por El Periódico y desmentida: los Mossos no tienen relación directa con la CIA), la falta de bolardos, que Younes Abouyaaqoub escapara de la operación Jaula y que el presunto cerebro era el imán, que había pasado por prisión, "un radical de libro".
Lo mismo han hecho con Ada Colau y los polémicos bolardos, después de que algunos medios (y dirigentes políticos) responsabilizaran a la alcaldesa de Barcelona por supustamente no haber seguido las recomandaciones del Gobierno español. Lo hizo El Español (diario dirigido por Pedro J. Ramírez, máximo exponente de la manipulación del 11-M) en un artículo en que también mencionaba la falsa advertencia de la CIA a los Mossos. Los comuns se han encargado de demostrar que hicieron caso a todo lo que se pidió desde el Estado.
La prensa internacional ve las cosas algo distintas a la prensa española
Fuera del Estado español se ve algo distinto. The New York Times ha publicado este jueves un reportaje en que concluía que, si el imán pasó desapercibido, fue por la falta de comunicación entre cuerpos policiales. "Las autoridades policiales catalanas protestan desde hace tiempo de que no se les permita trabajar con organismos de inteligencia extranjeros como la CIA", recuerda el diario. Por su parte, The Wall Street Journal afirmaba en una crónica este martes que "Catalunya exhibe su capacidad de gobernarse con la investigación de los atentados". Lo mismo que opina el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Independentismo y yihadismo
Tan solo unas horas después de los atentados de Barcelona y Cambrils, los dos principales diarios españoles publicaban sus editoriales, con referencias más o menos explícitas al proceso de independencia catalán, el referéndum del 1 de octubre y el independentismo.
Así decía el editorial de El País: "Un ataque de esta magnitud tiene que ser un aldabonazo que devuelva a la realidad a las fuerzas políticas catalanas que, desde el Govern, el Parlament o los movimientos por la independencia han hecho de la quimera secesionista la sola y única actividad de la agenda política catalana en los últimos años".
Por su parte, El Mundo culpaba indirectamente a la supuesta política migratoria independentista. Las autoridades catalanas, sostenía el diario madrileño en su editorial, tienen que reflexionar "sobre una política de acogida en la que han primado a veces los intereses electoralistas, vinculados al independentismo, sobre la seguridad nacional".
Curiosamente, tres días más tarde, el editorial de El Mundo denunciaba una supuesta instrumentalización del atentado por parte del Govern -porque Joaquim Forn diferenció entre víctimas españolas y catalanas. "Es sólo una muestra más de la forma basta de hacer política que se ha instalado en Catalunya", afirmaba.
En su momento, desde El Mundo ya se alimentaron teorías como la que dice que Junqueras es un converso al islam
El intento de vincular independentismo y yihadismo no es nuevo. De hecho, también desde El Mundo se han alimentado teorías como la que dice que el vicepresident Oriol Junqueras, católico reconocido, se ha convertido al islam.
En las páginas de este mismo diario, el periodista Arcadi Espada aseguraba que "entre las coqueterías de Barcelona está la de la violencia". Hasta que, escribía, "poco después de las cinco de la tarde de ayer una furgoneta blanca irrumpió en Las Ramblas y mató e hirió gravemente a decenas de personas". También al día siguiente de los atentados, Lluís Bassets, director adjunto de El País, sostenía que "hay una frivolidad irresponsable y en buena parte culpable en las organizaciones políticas que han emprendido estas campañas de agitación de tintes xenófobos", en referencia al independentismo.
Al president Carles Puigdemont se le han atribuido falsas intenciones de querer mezclar los atentados con el proceso independentista, cuando quien lo hizo fue el periodista que preguntaba. Todo eso dio pie a viñetas fuera de lugar.
Más allá de los intentos por relacionar el independentismo con el terrorismo yihadista (y más allá de los bolardos y la CUP), hay un relato compartido: estos atentados tienen que detener la hoja de ruta, como si una cosa tuviera que ver con la otra. También muchos llamamientos a la unidad.
Incluso se ha publicado que Younes Abouyaaqoub, el autor del atropello de La Rambla, era voluntario de la campaña por el referéndum de independencia. Varios medios y portales españolistas, como La Gaceta o Dolça Catalunya, pero también cadenas como La Sexta, lo difundieron. Se basaban en una pieza del Corriere della Sera, que después el mismo diario italiano rectificó.
El antecedente del 11-M
Para encontrar un precedente histórico hay que remontarse trece años atrás. El 11-M, la peor masacre del terrorismo islamista en Europa, ya fue utilizada políticamente. Primero, por el gobierno de Aznar, que a tres días de unas elecciones españolas alimentó la teoría de que detrás del atentado estaba ETA. La misma tarde del ataque, Aznar llamó a los directores de los principales diarios españoles para ratificar que la banda terrorista vasca era la autora. En ese momento ya todo apuntaba a Al Qaeda, que acabó reivindicándolo. La jugada no salió bien: el PP perdió ante Zapatero por 1,3 millones de votos.
A pesar de todas las evidencias, algunos medios de la derecha española, en especial El Mundo de Pedro J. Ramírez o Libertad Digital, siguieron alimentando la teoría de la conspiración, con el apoyo de una parte del PP liderada por Ángel Acebes y Eduardo Zaplana.
Trece años después, cuesta encontrar quien defienda este tipo de teorías solo pensadas para ganar unas elecciones que tenían lugar en tres días. Pero hasta hace tres años, Pedro J. Ramírez decía que "la sentencia no resuelve los interrogantes sobre esta masacre".
Haciendo paralelismos con el presente, el corresponsal de The New York Times recordaba en su crónica de este jueves que la manipulación del 11-M le costó al PP las elecciones. "Los votantes castigaron al gobierno conservador por haberse apresurado a culpar a los separatistas vascos y no a los militantes yihadistas del atentado", escribía Raphael Minder.