Donald Trump anunciaba el miércoles de la semana pasada el inicio de una guerra comercial de los Estados Unidos contra el mundo. El planeta se tambaleaba y al día siguiente Pedro Sánchez anunciaba la movilización de un paquete de 14.100 millones de euros para contrarrestar los efectos de esta ofensiva arancelaria. En menos de una semana, con la vista puesta en el Consejo de Ministros de este pasado martes, tenía que traducir aquel anuncio en un documento repleto de medidas. Hacía falta descolgar teléfonos, llamar a los distintos grupos parlamentarios y celebrar reuniones con ellos para empezar a redactar un texto que pueda conseguir suficientes apoyos dentro de un mes en el Congreso de los Diputados, cuando tocará convalidarlo. En unos pocos días el Gobierno consiguió llegar a un acuerdo con Junts per Catalunya e incorporó algunas medidas propuestas por el PP. Los populares mantienen en el aire si le acabarán dando apoyo, pero se han abierto a una negociación que —a pesar del recelo por el pacto con los independentistas— continúa viva.
La clave de esta efectividad podría radicar en quien comanda estas negociaciones, según apuntan fuentes del PP y de Junts. María Jesús Montero es, con permiso del ministro Félix Bolaños, la gran responsable de pilotar las negociaciones del ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero la carpeta para afrontar los aranceles no está en las manos de la vicepresidenta primera del Gobierno, sino en las de Carlos Cuerpo, ministro de Economía. "No es el talante habitual", proclama estos días una voz próxima a Alberto Núñez Feijóo. En el PP destacan que otorga más confianza en las conversaciones privadas. Un diputado de Junts per Catalunya señala que, a diferencia de negociaciones pasadas, esta vez valoraron muy positivamente que el Ministerio de Economía respondiera con rápidas contrapropuestas y no con uno rocoso 'No' a las sugerencias de los independentistas.
El pacto de la Moncloa con los juntaires es que las ayudas por los aranceles se adecuen al peso de las exportaciones a los Estados Unidos de cada comunidad autónoma. Como Catalunya es el territorio que más exporta al país de Donald Trump —concentra el 25% de los envíos— tendrá que ser el territorio que reciba, aproximadamente, una cuarta parte del paquete. Es decir, Junts se ha querido asegurar que no habrá arbitrariedad a la hora de repartir las ayudas y que se le echará una mano a las empresas catalanas que lo pidan. Otras fuentes de esta formación también destacan que ha habido una importante diferencia en la forma de intentar recaudar apoyos: los meses de enero de 2024 y 2025 el Consejo de Ministros aprobó decretos anticrisis sin haber conversado previamente con los grupos; cosa que llevó al PSOE a difíciles negociaciones a contrarreloj con Junts. Esta vez, sin embargo, celebran que Cuerpo quisiera celebrar antes una ronda de contactos con los grupos, para allanar así un eventual acuerdo. Es decir: negociar antes de aprobar en Consejo de Ministros un texto que después no puede corregirse o enmendarse en ningún trámite parlamentario; y no al revés.
El PP mantiene viva la negociación, a pesar de los recelos
El PP, que había conseguido introducir algunas de sus propuestas al documento, volvió a gesticular y advirtió que se sentía expulsado de las negociaciones con el Gobierno al ver que los socialistas firmaban un nuevo pacto con la formación catalana. Carlos Cuerpo llamó entonces velozmente a Juan Bravo, vicesecretario de Economía de los populares. Lo que explican fuentes del PP es que en aquella conversación hubo altas dosis de pedagogía por parte del ministro para hacer entender que Junts exagera cuando explica el pacto que ha conseguido; y que si la llamada se hubiera producido antes, no habrían enviado un comunicado amenazando con romper las negociaciones. Al día siguiente, el partido confirmaba que mantenía vivas las conversaciones con el Gobierno.
No todo es color de rosa. El entorno de Alberto Núñez Feijóo también advierte que hay elementos para desconfiar de Cuerpo: defienden que si el pacto con Junts fuera inocuo como defiende el ministro, el Gobierno no lo hubiera introducido en el texto. Es por eso que Génova 13 se sitúa ahora mismo en el 'No' al decreto, pero la realidad es que las conversaciones se mantienen vivas y se está explorando un acuerdo. Este miércoles en el Congreso de los Diputados, en la habitual sesión de control al Gobierno, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra disparaba contra la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero: "Usted ya está cesada de facto; cesada de todo lo que tiene que ver con la crisis de los aranceles". "Ha quedado solo como ministra de mítines; dimita porque es usted incapaz de aprobar unos presupuestos", espetaba la número dos de los populares a la también número dos del PSOE.
El entorno de Montero argumenta que el PP no se puede permitir votar en contra de un paquete para hacer frente a la ofensiva arancelaria de Donald Trump. Confía aprobarlo a pesar de los obstáculos que pueda colocar Feijóo. También admite que a los populares les desgasta uno de los discursos más pronunciados de Vox: que PP y PSOE son iguales porque a veces —sobre todo en el Parlamento Europeo— votan lo mismo. Es por eso que también recuerdan que Feijóo ha dejado que Sánchez pierda algunas votaciones en el Congreso cuando ha visto que los socialistas no sumaban suficientes apoyos si algún socio se descolgaba de la votación. Pero insisten en que "el coste político de tumbar el decreto ley sería demasiado elevado".
Sería la segunda vez que Feijóo vota en contra de una cosa tan y tan sensible; y se tendría que justificar ante su familia popular en Europa. Ya lo hizo hace unos meses cuando votó en contra de la Comisión Europea de Ursula von der Leyen porque el líder de los populares estaba demasiado centrado en el regado corto: quería desgastar a Pedro Sánchez obstaculizando el nombramiento de su ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, como comisaria de la misma carpeta. Enmedio de todo, el PP español hará de anfitrión a finales de abril cuando el Partido Popular Europeo celebre en València su congreso.