Que la noche electoral del 14 de febrero desembocaría en un baile de pactos era más que una predicción demoscópica, parecía casi una profecía, hasta el punto que la política de alianzas se convirtió de nuevo en uno de los leitmotivs de la carrera al Parlament. Con este escenario de fondo y en plena campaña electoral, el catedrático de Ciencia Política de la UB Jordi Matas Dalmases publicó una Guía para formar un gobierno de coalición. Se trata de un manual de instrucciones para bregar con las conversaciones, que los negociadores tendrían que convertir en lectura de cabecera estas semanas, y que permite al común de los votantes identificar los estudiados movimiento que se dibujan en el tablero catalán.
De entrada un mensaje para aquellos que contemplan las negociaciones para la constitución del nuevo Govern como una especie de vía crucis. El profesor Matas subraya que los gobiernos de coalición son los que permiten "aflorar la esencia más genuina de la democracia". Potencian la cultural del diálogo, la tolerancia, la confianza y el pacto, además de apostar por el pluralismo y generar mayor interés social por la política.
La Guía para formar un gobierno de coalición es una obra breve, de 75 páginas, editada por la Universidad de Barcelona. que esquematiza el proceso de negociación en tres fases.
1.ª fase: condicionantes y negociadores
La primera es una fase de planteamiento en que cualquier negociación se ve condicionada por factores que van desde el marco jurídico en que se enmarca o las experiencias históricas de coaliciones anteriores; pasando, evidentemente, por el programa electoral y la ideología de cada formación; hasta llegar a lo que se describe como factores externos -entre los cuales los medios de comunicación y los grupos de presión económicos- o sencillamente los factores personales.
"Una mala elección de los negociadores dificulta o estropea la negociación, mientras que una buena selección la facilita y agiliza", advierte Matas, que analiza también hasta qué punto marca el funcionamiento de un gobierno la decisión sobre las personas que formarán parte de este, lo cual puede convertirse en uno de los elementos que condiciona el grado de tensión entre los partidos de la coalición.
Este primer cóctel de condicionantes sería el que se ha podido observar en la política catalana desde la noche del 14 de febrero hasta sumergirse en esta segunda semana postcomicios en que se habría entrado ya en una negociación formal. En este escenario, ERC aparece como la fuerza que lleva la batuta para pactar un nuevo gobierno y ha establecido conversaciones con JxCat y la CUP, aunque ha seguido insistiendo en la apuesta para incorporar también a los comunes.
2.ª fase: objetivos y fórmulas
La segunda fase de las negociaciones que describe la Guía tiene como propósito fijar los objetivos y las mejores fórmulas para alcanzarlos. En este punto el texto destaca cuatro grandes motivaciones que estimulan a los partidos a acordar una coalición, que son, a corto plazo, el impulso de determinadas políticas, y conseguir "tantas parcelas de poder como sea posible" para tener la oportunidad de influir en estas políticas; y a largo plazo, la estabilidad gubernamental y la aceptación social que ha de favorecer también el éxito en futuras elecciones.
Matas advierte que como más partidos hay en una coalición más dificultades hay para llegar a acuerdos, mantener la cohesión y conseguir los objetivos propuestos. "Para maximizar esta objetivos hay que minimizar el número de formaciones políticas coaligadas", apunta. Advierte que los gobiernos con más de dos partidos acostumbran a ser más heterogéneos y provocan más dificultades a la hora de definir la acción de gobierno y distribuir poder; además de tender a generar un "crecimiento artificial del número de departamentos y de cargos de confianza política".
Con respecto a la relación entre los partidos, añade que los gobiernos que tienen una formación que ejerce el papel de "partido predominante" acostumbran a ser más estables, mientras que los "gobiernos de coalición equilibrados", en que la diferencia entre el números de diputados de los principales partidos es pequeña generan más inestabilidad. Asimismo, también la ideología de las formaciones políticas se convierte en uno de los principales elementos aglutinadores y determina el grado de confianza y estabilidad futura.
3.ª fase: Distribuir el poder
Una vez superado esta proceso de definición del acuerdo se entra en la tercera fase, de "distribución de poder y pautas de funcionamiento". La distribución de las parcelas poder, que en el caso de Catalunya quedaría visualizado a través del reparto de conselleries, no se determina sólo por la cantidad de departamentos que dirigirá cada socio de la coalición sino por cuáles serán.
Por lo que respecta a la cantidad, la Guía apuesta por una distribución proporcional al número de escaños. En cuanto a los criterios cualitativos quedan definidos por la trascendencia política y la repercusión social de los departamentos, el presupuesto, el número de cargos de confianza o de funcionarios, y elementos más subjetivos como la ideología, la agenda política, o los candidatos para encabezar el departamento que tiene cada partido.
Funcionamiento interno
Finalmente, es necesario blindar la cohesión interna del gobierno y prever los posibles conflictos, para lo cual los partidos deben pactar unas pautas de funcionamiento interno con la redacción de un programa y con la creación de "órganos colegiados estratégicos" para garantizar el buen funcionamiento de la coalición y gestionar las crisis.
Matas propone que el documento programático tiene que explicar las principales acciones que prevé el gobierno durante la legislatura, sin necesidad de entrar a concretar en exceso, especialmente si se trata de temáticas conflictivas, y acompañarlo de un calendario de ejecución, tampoco excesivamente detallado sino de "planificación temporal amplia".
El sottogoverno
Asimismo se refiere a la creación de un sottogoverno con "órganos transversales y plurales" que garanticen que los socios se mantengan informados de la actividad del conjunto del gobierno; y advierte sobre la necesidad de articular un "procedimiento extraordinario" para abordar cuestiones más conflictivas y evitar crisis internas.
Para mejorar el funcionamiento de la coalición y evitar crisis aconseja abordar con especial atención los que describe como órganos estratégicos: un gabinete de comunicación, con características específicas; órganos de coordinación entre departamentos; y un órgano de seguimiento y evaluación de la coalición.
Este último resulta "vital", según Matas, para la resolución de los conflictos internos y tiene que ser plural, paritario, reducido -con dos o tres representantes de cada partido como máximo-, políticamente muy influyente, periódico, ágil, ejecutivo y público. "Saber detectar, amortiguar, gestionar o resolver grandes crisis de gobierno y tener órganos que permitan tratarlas con eficacia es fundamental para garantizar la estabilidad de los gobiernos de coalición", advierte.
En definitiva un montón de consejos que pueden resultar esenciales para los negociadores, a los cuales les convendría una lectura atenta y colectiva de este manual para abordar con éxito el reto que tienen en frente, pero sobre todo para evitar repetir errores recurrentes -y aprovechar los éxitos- de las múltiples y variadas experiencias que acumula ya el gobierno de Catalunya sobre gabinetes de coalición.