"¿Es una broma?". De esta forma reaccionó el exministro socialista francés Stéphane Le Foll cuando supo que Manuel Valls, ni más ni menos que el exprimer ministro de la República Francesa, estaba pensando sobre sobre ser el alcaldable de Ciudadanos en Barcelona. Le Foll fue portavoz de su Gobierno, entre los años 2014 y 2017. Y no, no era ninguna broma: el hoy diputado en la Asamblea Nacional todavía está dando vueltas a la oferta de Albert Rivera. Es un golpe de efecto importante de Cs, que no tiene ningún alcalde en todo el país.
Valls está pensando mucho en ello. Es cierto que ha nacido en Barcelona y es hijo de padre catalán. Y que hablaba catalán en casa e incluso es un gran seguidor del Barça (con todo lo que eso le ha comportado). Pero también es cierto que ha vivido toda su vida en el corazón de París, junto a Notre-Dame. Y que a la edad de 20 años renunció a la nacionalidad española para naturalizarse francés. En este país es donde ha desarrollado toda su carrera política. Su anhelado barrio de Horta es donde ha pasado las vacaciones.
Pero su último año ha sido de todo menos fácil. Después de maquinar por el paso al lado de François Hollande, que ni siquiera optó a la reelección, se presentó a las primarias socialistas (por segunda vez), que perdió dolorosamente contra el outsider Benoît Hamon. Mientras tanto, quien fue ministro suyo, Emmanuel Macron, construía por su propia cuenta un movimiento político. Y avanzaba imparable a las encuestas, a costa del conservador François Fillon.
Estratégicamente, Valls le dio apoyo ya desde la primera vuelta de las presidenciales, y después intentó ser candidato de La República en Marcha (LREM) en las legislativas. La formación del flamante nuevo presidente de la República no lo aceptó, sino que lo toleró: si bien no era candidato oficial de LREM, el partido decidía no presentar a ningún candidato en su circunscripción. Ganó el escaño por los pelos, en segunda vuelta y por sólo 138 votos sobre el candidato de La Francia Insumisa. Esta sucesión de hechos ayuda a explicar parte del movimiento de Valls.
Quien conoce bien su trayectoria es Lilian Alemagna, periodista del diario Libération que lo siguió de cerca primero cuando fue ministro del Interior y después cuando se convirtió en primer ministro. "Hoy Valls estás en un impás político en Francia", explica el periodista, que señala que tiene muy pocas alternativas. "Como mucho puede aspirar a convertirse en miembro del Consejo Constitucional, pero no es lo que quiere, porque todavía es joven", asegura.
Pero hay otro hecho, no menor: la atención social y mediática que ha tenido en el Estado español a raíz del procés. Es seguramente la única figura política internacional de alto nivel que se ha significado abiertamente --y ha venido a hacer campaña-- contra el proceso independentista. De hecho, es de lo único de lo que ha hablado en sus intervenciones públicas en Catalunya.
"Su status de primer ministro, casi de jefe de estado, aporta mucha más credibilidad en el extranjero que en Francia"
¿Bienvenido Mr. Valls?
En un reportaje publicado el pasado febrero, el dominical de Le Monde bautizaba al exprimer ministro socialista como "ibérico mediático". Una de las conclusiones era la siguiente: "Desde que la crisis catalana ha estallado, el diputado de Essonne ha reencontrado en el otro lado de los Pirineos una parte de la influencia, o al menos del interés mediático, que ha perdido en Francia". Así se expresaba la corresponsal del diario en Madrid: "Un exprimer ministro francés nacido en Barcelona, que habla español y catalán, conoce el asunto personalmente y aporta una dimensión internacional (...) los unionistas no podían soñar con un embajador mejor".
También lo ve así Aurélie Chamerois, cofundadora de la radio francesa de Barcelona Equinox y corresponsal para varios medios. "A mí lo que más me ha impactado es cómo es recibido aquí. En Francia es bastante odiado, y aquí es como una superstar. La gente grita su nombre, le pide selfies, le da las gracias por haber venido", relata. "Y, claro está, también está el trato que recibe de los medios de comunicación que lo entrevistan. Para él es como una segunda juventud", añade.
La experta en comunicación política Verónica Fumanal, que fue directora de comunicación de Pedro Sánchez y consolidó la carrera de Albert Rivera en Catalunya, quita hierro a esto. "El nivel de conocimiento que tienen en sus propios países nada tiene a ver con la opinión internacional", justifica. Y pone un ejemplo: "Cuando Hillary Clinton se presentó contra Donald Trump, en Europa tenía una imagen pública muy positiva. Pero cuando ibas a Estados Unidos te decían que era más de lo mismo".
"Su status de primer ministro, casi de jefe de estado, aporta mucha más credibilidad en el extranjero que en Francia, donde queda como el primer ministro que legislaba sin el Parlamento, el que no cedía en nada y, sobre todo, el que traicionó a François Hollande", remacha Lilian Alemagna.
Polarización extrema
Según Fumanal, el movimiento de Ciudadanos ha sido inteligente, porque "consigue ser el eje de atención de las elecciones municipales de Barcelona cuanto antes, objetivamente, no lo era". En este sentido, la formación de Rivera y Arrimadas parte con unas expectativas más altas de las que tenía. Y sacude el mapa político, junto con la irrupción de Jordi Graupera reclamando una lista unitaria independentista. No han dejado a ningún actor indiferente.
La consecuencia inmediata de su candidatura, en caso de confirmarse, sería la polarización extrema del escenario político barcelonés, trasladando la política de bloques del nivel nacional al nivel municipal. Incluso el mismo Manuel Valls confía en construir una alianza que vaya más allá de Ciudadanos. "A efectos electorales, seguramente provocaría una concentración de voto unionista extrema", vaticina el historiador y analista Joan B. Culla.
"Con Valls, Ciudadanos consigue ser el eje de atención de las elecciones municipales de Barcelona cuanto antes, objetivamente, no lo era"
En este sentido, Culla señala que los "grandes amenazados" por Valls son dos: el PSC y el PP. Por una parte, para los socialistas es una situación como mínimo incómoda, porque hasta hace dos días era uno de los suyos y participaba de sus mítines. Por la otra, el PP de Alberto Fernández Díaz hace meses que tiene pesadillas con la desaparición del consistorio. En este contexto se enmarcan declaraciones como la del exministro José Manuel García Margallo, quien advirtió que "si Valls es alcaldable, el PP tendrá que buscar a un candidato de prestigio".
Pero también tiene efectos sobre las candidaturas independentistas, especialmente teniendo en cuenta que en las elecciones municipales parte del trabajo es llegar primero a la carrera. Y más en un escenario tan polarizado. Es por eso que, según Culla, una candidatura de Manuel Valls alimentaría los argumentos a favor de una candidatura unitaria como la que propone Jordi Graupera, vista con recelo sobre todo por ERC, pero también por el PDeCAT. En su conferencia, el filósofo justamente recordó que la lógica de las elecciones municipales hace que, si no se junta toda la oposición, gobierne la lista más votada, aunque sea por un voto. Su apuesta es la de una "Barcelona capital", frente a la "capital de provincia española" de Colau y la "capital de provincia francesa" de Valls.
La polarización que supone Valls tiene efectos sobre el PSC y el PP, pero también sobre el independentismo, alimentando los argumentos de la candidatura unitaria de Graupera
La misma polarización podría amenazar a Ada Colau, que en estos momentos cuenta con sólo 11 de los 41 escaños, tan sólo uno más que el Grupo Demócrata. "Empezó con unos índices de popularidad bastante elevados, a pesar de la fragmentación, pero parece que después de ponerse al frente de grandes instituciones no han sabido mantener aquella tensión", analiza Verónica Fumanal. El mejor escenario para los comunes serían las listas independentistas separadas.
Incluso causa problemas a Ciudadanos. La oferta a Manuel Valls deja en un mal lugar a Carina Mejías, la actual líder de la formación en el Ayuntamiento de la capital y que ya se veía amenazada por los cantos de sirena de un eventual regreso de Jordi Cañas como cabeza de lista. Un nuevo rival en las primarias. Por otra parte, una eventual victoria de Valls podría desencadenar una pugna por el liderazgo al frente del partido. Uno de los rasgos característicos del exprimer ministro francés es su ambición. Las elecciones españolas no están previstas hasta 2020.
La CUP aparece como la única formación que escapa del efecto Valls y actúa según sus propias lógicas. Su presencia ya está descartada en una hipotética candidatura unitaria independentista.
"O sale muy bien, o sale muy mal"
¿Tiene posibilidades de tener éxito? Fumanal es tajante: "No hay ninguna encuesta y los politólogos no tenemos que hacer futurología. Pero sí que puedo decir que estas cosas, o salen muy bien, o salen muy mal". Y desarrolla la afirmación: "Si gana, la operación será brillante y reconocida por todo el mundo. Sin embargo, si pierde, no será como si hubiera sacado estos resultados electorales Carina Mejías. Cuando las expectativas están tan altas, sólo se igualan, nunca se superan".
La experta en comunicación política asegura que, si tuviera que hacer un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades), ve dos puntos débiles importantes. El primero, y principal motivo de reproche, es que no conoce la ciudad donde se presentará, un elemento primordial en unas elecciones municipales. "En las entrevistas tendrá que explicar qué hará en la calle de Sants", ejemplariza. El segundo, que "la posibilidad de que lo veamos en la oposición del Ayuntamiento es muy remota". En este sentido, tendrá que aclarar qué piensa hacer si no gana.
Sin embargo, añade, el primer punto débil puede transformarlo en uno fuerte. "Convierte las elecciones municipales de Barcelona en un nuevo plebiscito sobre la independencia, porque las polariza y se ha significado mucho en este sentido", sostiene Fumanal. "Es una de las figuras internacionales que más se ha mojado", remacha. Lo mismo piensa la periodista Aurélie Chamerois: "Es un discurso que no se escuchaba a nivel internacional, porque la comunidad internacional tampoco ha dado apoyo al unionismo. Y él dice lo que mucha gente quería escuchar". Además, todo apunta a que las elecciones municipales coincidirán con las europeas, hecho que ayudará en su relato de una Europa sin fronteras.
"El problema lo tendrá cuándo le pregunten por la línea amarilla del metro, si se tiene que prolongar o no"
En unos términos parecidos se expresa Joan B. Culla: "El problema lo tendrá cuándo le pregunten por la línea amarilla del metro, si se tiene que prolongar o no. Es inevitable que estos temas también salgan en una campaña municipal". Y añade: "Veo muy complicado que haga un papel que no se vea ridiculizado en el primer debate o entrevista". Aunque fue alcalde de la pequeña ciudad de Évry durante 11 años, el periodista Lilian Alemagna precisa que la gestión municipal no es su punto fuerte. Y que no tiene nada que ver Evry con Barcelona.
"No conozco ningún precedente de un primer ministro danés que se haya presentado para alcalde de Oslo", continúa Culla. En Francia, el caso más parecido que hay es el de Anne Hidalgo, alcaldesa socialista de París y originaria de Cádiz. Pero Hidalgo ha desarrollado toda su carrera política en la capital francesa. "Hace 40 años que sigo campañas electorales y confieso que me gustaría que se presentara. Daría un juego formidable", admite el historiador.