A pesar de los intentos de Manuel Valls de no salir en la foto abrazado a la extrema derecha, sabe que ha quedado retratado, tanto aquí como de puertas afuera. Varios medios internacionales, sobre todo franceses, se hacían cruces de la presencia del ex primer ministro de Francia en la manifestación del domingo en la plaza Colón, al lado de Vox y de grupúsculos ultra.
Manuel Valls ha escrito este lunes una carta al presidente de la Comisión Europea intentando dar la vuelta a la tortilla. Acusa al independentismo de "racista, populista, totalitario y nacionalista". Él que hace sólo unas horas compartía proclamas, bajo una inmensa bandera de España, con aquellos que quieren construir un muro de hormigón en Ceuta y Melilla.
En la misiva, el alcaldable de Cs por Barcelona traslada a Juncker "la preocupación por el uso que el nacionalismo y el populismo catalán harán del juicio" contra los líderes independentistas. Valls asegura que la prisión provisional está del todo "fundamentada por el riesgo de fuga y de reiteración delictiva", que "el separatismo hace proclamas totalitarias" como por ejemplo "las calles serán siempre nuestras", y que los dirigentes soberanistas se "disfrazan de pacifistas y dialogantes pero que en realidad apuestan por la imposición de ideas populistas y reciben el apoyo y la comprensión de xenófobos, condenados por terrorismo y la ultraderecha de toda Europa.
Valls pinta el procés como una "agresión a Europa" y lo define como un cúmulo de "mentiras e intoxicaciones" para desacreditar la democracia española. Y remata afirmando que Felipe VI no tiene nada que ver con la dictadura. Quizás Valls se perdió el capítulo en que Franco designaba a su padre, el rey emérito Juan Carlos I, como el sucesor del régimen.